Nurbanu La sultana que no podía amar

Capítulo 9

Narra Nurbanu

Estaba barriendo uno de los pasillos en compañía de Melissa.

-¿Has conocido ya a Nadir Pasha?-Me preguntó Melissa.

Yo negué. No lo conocía, pero sabía quién era. Nadir Pasha era el nuevo chambelán del pabellón real. Elif también me lo había mencionado. Era demasiado joven y demasiado atractivo, según ella.

-Dicen que es joven-Melissa sonrío- Las muchachas que lo han visto dijeron que además es muy atractivo.

Yo sonreí.

-No deberían decir eso-Dije.

-Claro, nunca tan atractivo como el sultán-Elevó las cejas y me sonrío.

En ese momento Gul Aga vino a llamarnos.

-Señoritas deben venir al harén, ha habido un robo.

-¿Un robo? ¿Cómo que un robo?-Preguntó Melissa.

Ella y yo nos miramos con sorpresa y seguimos a Gul Aga camino al harén. Todas las muchachas se encontraban allí formando línea.

-Formen línea-Nos dijo Gul Aga.

Obedecimos inmediatamente.

Los pocos murmullos que se oían se fueron apagando en cuanto la sultana Mihrimah apareció acompañada de sus criadas. Que a su vez se hallaban seguidas por guardias del harén.

-Ha desaparecido el anillo de la señorita Nilufer, un anillo que le ha regalado la sultana Mihrimah por su buen trabajo y afecto-Explicó a Ada a todas las muchachas-. Si alguna es la responsable de este hurto, que se confiese ahora antes de que el castigo sea aún mayor. Así también podrán ahorrarse el disgusto de tener que revisar cama por cama.

Todas nos miramos y empezamos a murmurar.

-¡Cállense!-Gritó Ada- Nadie les pidió que se pusiesen a hablar. Si ninguna es culpable, entonces daré la orden para que los guardias revisen la cama de cada una de ustedes.

Ada dio la orden y los guardias se acercaron a los colchones de las muchachas y los dieron vuelta, revolviendo entre las sabanas y frazadas, rompiendo almohadas y revisando vestidos.

-No hay nada. Ni rastros del anillo-Comunicó uno de ellos.

La mirada de Ada hacía nosotras fue feroz. Supongo que sentía demasiada presión, sobre todo estando allí presente la sultana Mihrimah.

-Pero aún no ha revisado todo el harén- Se oyó decir a Fatma- El anillo de Nilufer puede tenerlo cualquiera ¿Por qué no revisan el sector de las  favoritas? También puede estar allí-Dijo.

Muchas de las favoritas empezaron a protestar y a agredir a Fatma. Que tonta, incluso ella era una favorita. 

-¡Silencio!-Esta vez la que puso silencio fue la sultana Mihrimah, todas callaron de inmediato-. Ada, la criada tiene razón. Los aposentos de las favoritas deben ser registrados.

Dio la orden y los guardias subieron las escaleras para proceder con su deber. Detrás de ellos subieron Ada, Gul Aga y la sultana Mihrimah. A los pocos minutos bajaron los 3. Y traían mala cara. La sultana Mihrimah tenía en sus manos el anillo... Lo habían encontrado.

-Aquí esta Nilufer, la próxima vez cuida más de tus cosas-Le dijo. Nilufer asintió con una reverencia- Que la culpable reciba su castigo y sea llevada de inmediato al calabozo.

Gul Aga y Ada abrieron los ojos de par en par.

-Pero sultana, el sultán se enfadará mucho.

-¿Acaso estas cuestionándome Gul Aga?-La sultana me hecho una mirada, que basto para alertarme-. El harén tiene reglas que deben cumplirse. Y la señorita Nurbanu las ha roto, porque ha cometido un delito. Delito de hurto.

Cuando oí mi nombre sentí el corazón paralizarse del miedo ¿Cómo? Había dicho mi nombre. Pero yo no había hecho nada.

-¿Qué?-Dije acercándome hasta ellos- Yo no he hecho nada, sultana.

Ada tomó la palabra.

-El anillo de Nilufer ha aparecido en tus aposentos, bajó tu almohada.

Me hallaba desorbitada. Era una trampa. Yo no había sido. Mi mirada se cruzó con la de Elif. Estaba sorprendida como yo.

-Sultana debe creerme, alguien lo ha hecho para inculparme. Juro que yo no he sido. Por favor, sultana-Rogué.

-Guardias llévensela-Ordenó.

Los guardias me tomaron cada uno de un brazo y comenzaron a arrastrarme.

-¡No! Suéltenme ¡Ha sido una trampa! Por favor, deben creerme. Ada tú sabes que no sería capaz de algo así. Soy la favorita del sultán ¿Por qué haría algo así?

Vi que Ada y Gul Aga corrían la mirada, para no tener que verme rogándoles clemencia. Estaba aterrada, no quería ir al calabazo. Estaban acusándome por un delito que no había cometido.

-¡Por favor! ¡No he sido yo! ¡No soy una ladrona!-Grité mientras me llevaban arrastrando.

Había sido un plan. Vi la sonrisa maliciosa de Fatma, disfrutaba con mi desgracia. No me cabía duda de que ella tenía algo que ver con todo ese asunto. Yo no había robado nada, era inocente ¿Cómo podía ser que el anillo de Nilufer apareciera bajo mi almohada si yo no lo había robado?

Me lanzaron dentro del calabazo como a un animal, y  cerraron con llave. Me abalancé sobre las rejas. Tenía los ojos llenos de lágrimas.

-Soy inocente-Dije bajito llorando.

Me senté allí sola, en el suelo frío. Hace tiempo no dormía en el suelo. En el harén teníamos colchones y frezadas. Me traía recuerdos de cuando estaba en el mercado de esclavos. No quería pasar por eso otra vez.

Me hizo bollito en el suelo y me quedé allí tirada, hasta que me dormí.

Una mano acariciando mi mejilla me despertó. Cuando abrí los ojos vi a mi madre. No podía creer. Me incorporé y la miré.
-Madre-Dije-. Te necesito mucho.
-Lo sé cariño. Debes ser fuerte, no debes rendirte.
Entorné los ojos.
-¿Qué quieres decir?
Bajó su voz.
-Debes pelear Olivia. Lucha por tu vida, no dejes que pisoteen tu persona. Si tienes que ser temida, si tienes que ganarte el odio de otras personas. Hazlo. No te conformes con poco, tú puedes ser más. Olivia... no te dejes pisotear.
Me sonrío. Luego su imagen comenzó a desvanecerse.
-¡Madre! ¡Espera!




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