Nurbanu La sultana que no podía amar

Capítulo 18

Palacio Topkapi (1545)

 

Narra Nurbanu

 

Ali Efendi, el maestro encargado de ensañarme a leer y a escribir en turco, además de también otorgarme conocimiento de la historia de la dinastía otomana, se marchó de mis aposentos después de darme clases, en el preciso momento en que salía, Gul Aga entró.

 

-Sultana-Hizo una reverencia y me sonrío.

 

-¿Qué sucede Gul Aga?

 

-Sultana, lleva 4 días sin salir de sus aposentos, estamos todos preocupados. En especial la Valide ¿Acaso está descompuesta?

 

Era cierto después de la cena que habíamos tenido el día en que el príncipe había regresado al palacio, me negué a salir de los aposentos. No quería cruzarme con el príncipe, tenía miedo de que mi corazón enamorado me delatara haciéndome actuar de manera incorrecta.

 

Miré por el ventanal hacía afuera, era un día soleado y hacía calor.

 

-¿Por qué no sale a caminar un poco sultana? Le hará bien-Sugirió Gul Aga- La Valide Sultán  ha mandado a preparar un toldo en el jardín ¿Por qué no va con ella? 

 

No quería ver a la  sultana Hürrem, tampoco, no quería ver a nadie. Pero  si Gul Aga estaba allí era porque alguien lo había enviado.

 

-¿La Valide Sultán ha dicho algo?-Pregunté.

 

Gul Aga hizo una mueca.

 

-Me ha mandado a buscarla-Confesó.

 

Largué un suspiro. 

 

-Entonces quiere que vaya-Dije yo.

 

-Así es sultana.

 

-Está bien, iré en un momento. Dile a la señorita Elif y a Melissa que vengan.

 

Gul Aga hizo una reverencia y se marchó.

 

A los pocos segundos Elif  y Melissa  ingresaron en mis aposentos. Me puse un vestido de color celeste y me puse la corona más pequeña, sobre esta me coloqué un velo en mi cabeza del mismo color de mi vestido.

 

Elif y Melissa salieron conmigo hacía el jardín. Caminé por los pasillos con temor, rogué a Allah no encontrarme con el príncipe. Cuando llegué al toldo, vi allí sentada un en diván a la Valide, a su alrededor había cojines, Mihrimah estaba junto a ella sentada en uno de los cojines. La señorita Gülsa y otras criadas también, pero permanecían de pie.

 

Hice una reverencia.

 

-Nurbanu, hasta que finalmente te vemos-Dijo- Por favor siéntate con nosotras. 

 

Me senté del lado izquierdo, frente a la sultana Mihrimah, vi que ponía los ojos en blanco. Mi presencia a ella no le agradaba.

 

-¿Qué te sucedía Nurbanu? ¿Por qué no salías de tus aposentos?-Me preguntó la sultana Hürrem.

 

-Nada grave madre, sólo quería descansar.

 

Ella asintió, pero no convencida con mi respuesta, hizo una mueca. Luego reparó en mi corona. Entornó los ojos.

 

-Veo que te ha visitado un orfebre-Dijo.

 

-Fue un pedido de  nuestro sultán-Respondí yo- Él quería que tuviese una corona, y también me regalo este anillo-Le enseñé el anillo que me había obsequiado el sultán Selim. 

 

La Valide Sultán elevó las cejas, la sultana Mihrimah volvió a poner los ojos en blanco.

 

-Es un anillo muy valioso-Me dijo la Valide Sultán.

 

-Lo sé -Dije yo.

 

En ese instante vimos al sultán, se acercaba al toldo. Venía acompañado de Sokollu Pasha, Rüstem Pasha y el príncipe Bayezid. El corazón se me aceleró en cuanto lo vi.

 

Las mujeres nos pusimos de pie e hicimos una reverencia. El sultán nos sonrío. Levanté mi mirada, apenas un poco y mis ojos se cruzaron con los del príncipe. Miré el suelo nuevamente. 

 

-Madre-El sultán se acercó a la sultana Hürrem y besó su mano.

 

Luego el príncipe Bayezid hizo lo mismo. 

 

-Madre, que Allah la bendiga-Dijo él.

 

-Amén-Contestó, mirando al sultán Selim dijo- Allah me ha bendecido con sólo darme el placer de poder volver a ver a mis dos hijos juntos, unidos nuevamente.

 

El príncipe agachó su mirada e hizo una media sonrisa, que pareció más una mueca.

 

-Así es madre-Coincidió el sultán. 

 

-Bayezid hijo, acércate a mí, quédate con nosotras aquí, debo hablarte de un asunto importante.

 

El príncipe arrugó el entrecejo, sin comprender. Vi que el sultán me miraba, le sonreí. Él hizo una seña con la cabeza a Rüstem Pasha y a Sokollu Pasha, luego me pidió que me acercara a él y me invitó a caminar juntos. Me sentí agradecida por ello, porque permanecer en el mismo sitio que el príncipe me incomodaba demasiado.

 

-Has pasado 3 días encerrada en tus aposentos sin salir más que para bañarte. 

 

Mi sorpresa fue evidente, no esperaba que el supiera eso. 

 

-¿Te has estado alimentando bien Nurbanu?

 

Tuve que hacer un esfuerzo muy grande por no rodar los ojos. 

 

-Claro que si su majestad, no debe preocuparse.

 

-Pero lo hago-Se detuvo y me miró fijamente-Siempre me preocupo por ti, si pudiera pasaría todo el tiempo del mundo contigo, pero tengo asuntos a los cuales debo dedicar mi tiempo, ser el sultán demanda de una gran responsabilidad. 

 

-Lo sé mi señor, es por eso que no debe preocuparse por mí. 

 

Acarició mi mejilla.

 

-Eres mi sultana ¿Cómo no voy a preocuparme? Quiero que estés cómoda, que nada te falte ¿Hay algo que pueda hacer para ver tus ojos brillar de felicidad?

 

Levanté mi mirada hacía él, y nada pude responder. Ante mi silencio Selim se acercó a mí y me beso fogosamente tomando mi rostro con sus manos. 

 

Narra Bayezid 

 

-Un harem-Repetí yo. 




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