Palacio Topkapi (1546)
Narra Nurbanu
La Valide Sultán sentada a mi lado, en el diván, jugueteaba con el príncipe Murad que yacía en sus brazos.
Yo los observaba sonriente.
-Mi querido nieto, cada día que pasa está más grande, se nota que está sano-Comentó la sultana.
-Gracias Allah el príncipe goza de una perfecta salud-Coincidí.
La Valide Sultán miraba al príncipe con verdadero amor. Me alegraba ver cuanto lo quería, sabía que mi hijo contaba con el afecto de la Sultana y que ella me ayudaría a protegerlo.
-Nurbanu-La voz de la sultana interrumpió mis pensamientos, la seriedad con la que había dicho mi nombre me alarmó.
-¿Si?
Me miraba fijo y se veía dubitativa.
-Imagino que sabes que ahora nuestro sultán tiene una nueva favorita.
Miré el suelo. Claro que lo sabía ¿Cómo no iba saberlo yo? Además el palacio entero sabía que ahora la señorita Hazal era la nueva favorita del sultán. Había pasado una semana desde la primera vez que la joven ingresó a sus aposentos y el día de ayer había sido la segunda vez que iba. Con la diferencia de que el mismo sultán había pedido verla. En lo que concierne a mí, sólo había venido a visitarme para ver al príncipe Murad. Claro que nuestra relación seguía siendo igual, y él seguía tratándome con el mismo amor de siempre, pero no decía nada al respecto de Hazal y yo no me había animado a preguntarle sobre ella.
-Claro que sí, sultana ¿Cómo no saberlo? Aunque no lo parezca estoy al tanto de todo.
-¿Entonces no te importa que otra mujer pase la noche con el sultán?-Me preguntó con el ceño fruncido, visiblemente asombrada.
-Son las normas del harem, madre… Usted lo sabe bien. Además, sabía que tarde o temprano esto sucedería. Una vez usted misma me ha amenazado con enviar a otra mujer a sus aposentos-Dije recordándole aquella vez, hace ya un tiempo.
-Tienes razón-Dijo ella- Pero aun así no deberías estar tan tranquila.
Entorné los ojos.
-Nurbanu, no voy a mentirte, me sorprende tu actitud. No sólo me sorprende… Me intriga. Ninguna mujer acepta de buenas a primeras las reglas del harem, incluso tu misma alegaste que se te rompería el corazón si enviaba a otra mujer a los aposentos del sultán.
La Valide arqueó una ceja.
-Así es-Dije- También recuerdo que usted me acusó de no amar al sultán. Las personas cambiamos sultana.
La Valide Sultán se quedó unos segundos en silencio mirando al príncipe Murad. Me parecía que pensaba en que decir a continuación.
-Sigo pensando en que no amas al sultán, y pienso que nunca lo has hecho.
Clavó sus ojos verdes en mí, sentí que me subía la temperatura. Si lo sabía entonces ¿Por qué había permitido que el matrimonio se concretara? ¿Si lo sabía porque no se lo decía al sultán y hacía que me decapitaran de una vez?
-Lo demuestras ahora con tu actitud, y lo has demostrado siempre-Suspiró- Pero ya es demasiado tarde Nurbanu, porque ya estas casada y ya eres una sultana. Eres la madre de un príncipe y parte de esta dinastía.
Agaché mi mirada ¿Parte de la dinastía? ¿Ella me consideraba parte de la dinastía?
-La señorita Hazal es una nueva favorita, ella podría convertirse en sultana tranquilamente… Intenta que no te destruya y llegarás lejos. Sé astuta Nurbanu y así nadie podrá derrotarte.
La Valide le hizo una seña a Alina que se hallaba de pie a unos pasos. La joven se acercó y la sultana le entregó al príncipe. Ella se puso de pie y se dispuso a marcharse de mis aposentos. Me puse también de pie para hacer una reverencia.
Se estaba acercando a la puerta, pero se detuvo, se giró y dijo:
-Por cierto, no fui yo quien envío a la señorita Hazal a los aposentos del sultán.
Dicho esto se marchó con sus criadas siguiéndole los pasos.
Yo me quedé allí, confundida. La Valide era una caja de pandora. Nunca sabía con qué me saldría. A veces parecía estar en mi contra y otras veces parecía estar a mi favor.
El tiempo demostraría la realidad.
Narra Selim
La vista de Estambul era una maravilla que no me cansaba de mirar. Ya sea a la mañana, a la tarde o a la noche; su esplendor era magnificente.
-Alteza-Me di vuelta para ver al guardia que me había hablado- La sultana Nurbanu está en la puerta y pide verlo.
-Dile que pase-Dije.
Volví mi vista al frente. Era extraño que Nurbanu acuda a mis aposentos, muy pocas veces lo hacía. Las últimas dos semanas, no había pasado mucho tiempo con ella. Extrañaba sus hermosos ojos y su dulce voz.
Oí sus pasos acercándose a la alcoba.
-Su majestad.
Me di vuelta y allí estaba ella, con uno de sus vestidos morados y una hermosa corona.
-Acércate Nurbanu-Le dije-¿Cómo estás?
-¿Cómo está usted mi señor?-Preguntó- No ha venido a ver al príncipe hoy por la mañana y me preguntaba si se encontraba bien o…
-He tenido cosas que hacer… Lo siento-Acaricié su cabello- ¿El príncipe se encuentra bien?
-Claro que si-Me contestó.
Le di un abrazo, nos notaba a ambos distantes. Quería compensar eso. Seguramente Nurbanu sabía sobre Hazal, y no quería que se sintiera desplazada. Tampoco pretendía que hubiera problemas y peleas entre ellas.
-Su majestad… ¿Puedo hacerle una pregunta?
Asentí, el momento había llegado.
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Editado: 16.01.2024