Nurbanu La sultana que no podía amar

Capítulo 33

Palacio Topkapi (1546)

 

Narra Nurbanu

 

Era el último día del príncipe Bayezid en el palacio, lo sabía. Aunque no habíamos vuelto a vernos desde hace 5 días cuando me citó en el lago y me confesó lo que sentía. Desde esa tarde mi corazón se encontraba sufriendo de amor. Pero tal cómo el príncipe me había dicho, ese encuentro había sido nuestra despedida.  

 

Quería mirar el lado bueno de su partida, ya no tendría que sufrir al verlo. Pero aun así, el dolor que sentía por esa misma razón, era inmenso. No podía dejar de pensar en el hecho de que allá, en el palacio de Amasya él estaría con muchas otras mujeres, se llevaría su harem y seguro pasaría  noches con Fatma. Siquiera pensarlo me daba pavor, tenía ganas de matar a Fatma antes de que vaya al palacio de Amasya con el príncipe. 

 

-Sultana-Aurora dobló sus rodillas y agachó la mirada.

 

-Ven, acércate-Le pedí.

 

Ella se acercó un poco al diván,  pero sólo unos pasos.

 

Me puse de pie.

 

-Aurora quiero darte las gracias, has sido muy discreta con respecto a la carta-Bajé un poco la voz, ella sólo asintió- Me has demostrado en estos días que eres una muchacha muy servicial y no sólo eso; además eres fiel a mí.

 

-Daría mi vida por usted sultana, estoy muy satisfecha con poder servirla-Me dijo ella.

 

Sonreí y tomé de la mesa una pequeña bolsita, tenía dentro monedas de oro. La joven me miró con sorpresa cuando la extendí  hacía ella.

 

-Y esto sólo es el comienzo, si prometes serme fiel, hacer únicamente lo que yo te pida y acatar todas mis órdenes, tendrás muchas monedas de oro-Suspiré- Necesito alguien que esté a mi lado y sea de total confianza. La señorita Elif solía ser esa persona, pero ella ya no está aquí. Ahora tú y Melissa son en quienes más confío. 

 

-No se preocupe sultana, jamás le defraudaría.

 

-Eso espero.

 

 

Salí de mis aposentos, en compañía de Lena, Alina y Aurora. Melissa se hallaba cuidando del príncipe.

 

Fui al sector que pertenecía al harem, subí las escaleras y me detuve en la barandilla, me quedé allí observando como Ada daba órdenes a las mujeres que debían dirigirse a sus clases.

 

-¿Se ha enterado las últimas novedades sultana?

 

La irritante voz de Fatma me hizo maldecir en silencio. Miré a un costado, y ella ya se hallaba a mi lado. Me sonrió falsamente, pretendiendo representar simpatía. 

 

-¿Te refieres a tu partida? Lo sé, Allah mediante jamás volveré a verte.

 

Fatma pasó por alto mis palabras.

 

-No me refiero a eso-Dijo- Habló del sultán y de Hazal ¿Te has enterado de que ahora Hazal ha pasado a llamarse Feriha? El sultán le ha cambiado el nombre y le ha regalado un hermoso anillo…-Me miró divertida.

 

Mi expresión se volvió dura ¿Estaría Fatma diciendo la verdad? Ahora que lo pensaba no había visto para nada al sultán en los últimos 4 días, ni siquiera había pensado en él. 

 

-Te lo dije Nurbanu, el sultán encontrará a otra mujer y esa mujer será tu peor pesadilla. Eh aquí el presente, Hazal, ahora llamada Feriha es su nueva favorita. Sólo queda esperar que se embarace  y entonces pasarás a ser un recuerdo.

 

-¡Ya calla!-Le dije mirándola con furia.

 

Ella también me miró de igual modo.

 

-No voy a callar, porque es la verdad. Eso pasará y tú no podrás hacer nada para impedirlo. Es una pena que vaya a marcharme porque me encantaría ver como tu mundo de princesa se va a pique.

 

Me arrimé aún más con las manos hechas un puño.

 

-¡Si sigues hablando haré que esta no sólo sea tú última vez en el palacio sino que también lo sea en el mundo!-Le espeté.

 

-¡Tus amenazas no asustan Nurbanu! ¿Crees que te temo? ¿Crees que por qué me has enviado una vez al calabozo voy a temblar cada vez que te vea? 

 

Estuve a punto de darle un empujón, pero la mano de Aurora tocando mi codo suavemente me hizo entrar en razón.

 

-Ya déjela sultana, no tiene sentido que pierda su tiempo con esta mujerzuela.

 

Fatma miró a Aurora con odio.

Vi cuanto le molestó que Aurora le dijera mujerzuela.

 

-Tienes razón- Dije y me puse firme, recobrando mí compostura- No es más que una concubina de paso. En cambio yo soy una sultana. No puedo rebajarme a su nivel. 

 

Fatma cerró los ojos, parecía que explotaría de irá.

 

-Tendrás lo que mereces Nurbanu. El tiempo te devolverá al agujero del que saliste.

 

Dicho esto se fue. 

 

Una vez que se marchó dejé escapar el aire que estaba conteniendo. Ya no soportaba a Fatma. Al menos se iría, ya no tendría que ver su rostro. Era una pena que se fuera junto con el príncipe. 

 

Miré a Aurora.

 

-Iré a ver al sultán-Anuncié.

 

Emprendí camino hacía a sus aposentos con mi criadas siguiendo mis pasos. 

 

 

 

 

Me paré en la puerta de los aposentos. Pero no me permitieron entrar.

 

-El sultán no puede recibirla ahora sultana-Me informó uno de los guardias.

 

-¿Por qué no puede?-Pregunté con tono desafiante.

 

El hombre que mantenía su cabeza agachada me respondió.

 

-El sultán se encuentra con su harem.

 

Parpadeé. Me sorprendía, no podía negarlo. No esperaba tal cosa. Era casi el mediodía ¿Hace cuánto que estaba allí? No me mostré débil, alcé el mentón y me di la vuelta marchándome. Fui  al harem en busca de Gul Aga. 

 

El eunuco en cuanto me vio se acercó e hizo una reverencia.




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