Nurbanu La sultana que no podía amar

Capítulo 37

Palacio Topkapi (1547

Narra Nurbanu 

 

Bajé del caballo, y se lo entregué al encargado del establo. El hombre tomó las riendas, pero siempre permaneciendo con la vista al suelo. No tenía permitido mirarme, puesto que yo era la sultana y esposa del sultán. 

 

Antes de que marchara, el hombre hizo una reverencia. 

 

Seguía yendo a montar a caballo, me recordaba al príncipe. Quería enterrar ese amor que sentía, pero cuando salía sola a montar a caballo, me permitía soñar despierta. Me permitía pensar en él, como si fuese libre de hacerlo. 

 

Entré en el palacio y fui hacía mis aposentos. En cuanto ingresé y vi a la persona que se hallaba allí, mi corazón brincó de felicidad y sentí que lágrimas de felicidad salían de mis ojos. 

 

Rompí la distancia entre nosotras y la abracé. 

 

-¡Elif!-Me separé de ella- ¿De verdad eres tú? 

 

Ella sonrío. 

 

-Nurbanu, mi querida sultana. Te he extrañado mucho. 

 

-Ven, siéntate conmigo-Dije indicándole el diván. 

 

Elif se veía hermosa, mucho más madura. Había pasado un año de su partida. En cuanto se casó, nada más supe de ella. 

 

-¿Por qué no escribiste? ¿Por qué no has venido a verme en todo este tiempo?-Reproché. 

 

Ella tomó mis manos. 

 

-Tenía miedo. Lo que más quería era mantenerme lejos del palacio, con Nadir decidimos no dar señales de vida, hasta que fuera completamente seguro. Puesto que ha pasado tiempo, y nadie ha enviado a matarnos, hemos asumido que no hay peligro.

 

-No hay peligro, me he encargado de todo. He comprado el silencio de Gülsa. Ella no hablará. 

 

Elif suspiró aliviada. 

 

-He visto al príncipe Murad, cuando me fui aún era un bebé de pecho, ahora está hecho un pequeño guerrero. 

 

-Sigue siendo bebé-Reí- Aunque para mí lo será siempre. 

 

Elif se puso más seria. 

 

-¿Y tú Nurbanu? ¿Cómo estás tú?

 

Comprendía que era lo que realmente me preguntaba Elif. 

 

-Estoy bien-Esbocé una sonrisa- El sultán me ha liberado, ahora ya no soy una esclava. 

 

Los ojos de Elif se abrieron de par en par. 

 

-¡Qué bueno! Lo mereces. Te veo más adulta. Algo en tu mirada es distinto.

 

Largué un suspiro. 

 

-He tenido que madurar a la fuerza Elif-Preferí cambiar de tema- ¿Y tú? Quiero saber de ti, de tu vida, todo. 

 

Ella sonrío con ilusión y se llevó una mano a su vientre. 

 

-¿Qué decirte? Soy completamente feliz. Mi vida está llena de amor y de paz. He tenido un hermoso hijo, y ahora estoy esperando otro niño. No podría sentirme más dichosa Nurbanu, y todo es gracias a ti. 

 

Sentí que volvería llorar. 

 

-Me alegra saberlo, Elif. Allah mediante siempre será así. 

 

-Amén, amo a mi marido, y amo a mis hijos. Soy feliz con la vida que llevo.

 

Elif era feliz con su vida, estaba lejos del palacio, casada con el hombre que amaba. Ella tenía la vida que yo hubiese deseado. Una vida tranquila, sin presiones y guerras de poder. 

 

-No quiero ser indecorosa, pero…-Bajó su voz- ¿Qué ha sucedido con el príncipe Bayezid? ¿Te has olvidado de él? 

 

Mi sonrisa se congeló. Quería decirle todo, detalle por detalle. Pero al mismo tiempo no quería hablar de ese asunto. 

 

Cuando Elif se marchó de Topkapi, el príncipe y yo aún no habíamos probado del pecado. Apenas si habíamos comenzado a vernos en los establos.

 

-El príncipe se ha marchado de Topkapi-Dije- El sultán le ha asignado Amasya para gobernar. 

 

-¿Ya no sientes amor por él? 

 

Desvíe mi mirada ¿Le decía lo que había sucedido? No, eso debía ser un secreto. 

 

-Soy la esposa del sultán. Soy la sultana-La miré a los ojos- Mis sentimientos por el príncipe sólo han sido confusiones, pero ahora ya he comprendido cual es mi deber. Debo proteger a mi hijo, educarlo y prepararlo para cuando en un futuro deba subir al trono. 

 

Elif entornó los ojos. 

 

-Creí que lo amabas-Esbozó una sonrisa y tomó mi mano-Pero me alegra saber que ya no estas confundida, me alegra saber que has encontrado el camino correcto.

 

Asentí y sonreí. Fui incapaz de decir algo más, puesto que mentirle a Elif me hacía sentir terrible. 

 

Me puse de pie. Elif hizo lo mismo.

 

-¿Te quedarás en el palacio unos días?-Pregunté-Porque quiero que estés cómoda. No quiero que nada te falte mientras te hospedes aquí, mandaré a preparar unos aposentos para ti y para el Pasha… 

 

Elif río. 

 

-Es una locura ¿Verdad? Me fui como una criada, y ahora he regresado como la esposa de un Pasha. 

 

Me hacía tan feliz verla contenta. 

 

-No es necesario Nurbanu. No me quedaré mucho tiempo. He venido a acompañar a Nadir, porque yo deseaba verte. Pero partiremos pronto, hemos dejado a nuestro  hijo con su Daye. Al parecer el sultán nombrará a Nadir Pasha como gobernador de la provincia de Tokat. 

 

La provincia de Tokat limitaba al noroeste con Amasya, en donde se hallaba el príncipe Bayezid. No pude evitar pensar en él. 

 

-Esas son buenas noticas, Elif. Tal vez pronto Nadir Pasha pueda entrar al consejo. 

 

Ella sonrío y se llevó las manos a su vientre. Aún no se notaba su embarazo, pero ella se hallaba tan contenta que posaba sus manos allí constantemente. 

 

-Allah mediante-Dijo suspirando.

 

Las puertas de los aposentos se abrieron y Melissa ingresó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.