Nurbanu La sultana que no podía amar

Capítulo 44

Palacio Topkapi (1548

Narra Nurbanu (4 meses después

 

-¡Aaaaah! ¡Aaaaaaaaah!

 

-No deje de pujar sultana, falta poco. Sólo un esfuerzo más. 

 

Llevaba horas sufriendo del dolor, sentía que me desmayaría como me sucedió la primera vez que di a luz. Pero el dolor era más fuerte esta vez, podía asegurar eso, parecía ser mil veces más fuerte. 

 

-¡Sultana siga pujando!-Dijo la partera.

 

Me hallaba en la cama, con las piernas abiertas pujando y pujando. En los aposentos asistiéndome había una partera y una doctora. Luego, a un costado de la cama tenía a Aurora y al otro a Melissa. Cada una de ellas me había tomado de una mano. Me aferraba y sujetaba con tanta fuerza que les estaba haciendo daño. 

 

-No puedo, ya no puedo-Dije apretando los dientes, rogando a Allah que calmara mi dolor.

 

-Sultana, es usted fuerte, claro que puede-Me alentó Aurora.

 

El sudor me caía a raudales, el cabello se me pegaba a la cara y el corazón me latía demasiado rápido. La cabeza me zumbaba. 

 

-Oh Allah, puje sultana, ya está aquí. El dolor cesará pronto. 

 

Oír aquellas palabras me incentivó, pujé con fuerza. 

 

-¡Aquí viene! ¡Aquí viene!

 

Me eché hacía atrás aliviada al oír el llanto del bebé. Quise incorporarme pero me di cuenta de que no había acabado aún porque los dolores seguían.

 

-¡Sultana debe seguir, viene otro bebé!

 

¿Qué? 

 

-¡¡Aaaaaaah!!

 

Grité, al tiempo que pujaba y sentía como finalmente salía el segundo niño liberándome de ese terrible dolor.

 

-Aquí esta sultana…

 

Dejé caer mi cabeza en la almohada. Oí el llanto de los bebés llenar los aposentos.

 

Las mujeres se hallaban asombradas, había dado a luz a dos bebés, en vez de a uno.

 

Me incorporé en la cama, ansiosa por sostener a mis hijos, de los cuales aún no sabía si eran niños o niñas o uno y uno.

 

A cada bebé lo envolvieron en una manta blanca y los acercaron a mí. 

 

-Han sido dos mellizas sultana, son dos hermosas niñas-Me informó la doctora cuando estaba tomando en brazos a una de las bebés.

 

Dos niñas, dos preciosas niñas que llenarían mi vida de colores. Lejos de sentirme débil o deprimida por el hecho de que sean niñas; me sentí contenta y feliz como nunca.

 

Después de besar la frente de mi hija y conocer su bello rostro se la entregué con todo el cuidado a Aurora para que Melissa pudiese depositar en mis brazos a su hermana. 

 

-Cariño, mi pequeña sultana-Murmuré sonriendo. 

 

Hice una mueca de dolor y cerré los ojos.

 

-Sultana, debe descansar…-Me aconsejó Aurora.

 

En ese instante el sultán ingresó en los aposentos y detrás de él su madre y su hermana.

 

Todas las presentes hicieron una reverencia. 

 

Deseé reír a carcajadas en cuanto vi la cara de confusión de Selim al ver dos bebés en los aposentos, le dediqué una sonrisa y su rostro se iluminó.

 

-Su majestad-Dije- Han sido mellizas. Mire, acercase a mí.

 

El sultán se acercó al lecho, se sentó en la cama y acarició a la pequeña que yacía en mis brazos, luego se puso de pie y tomó a la niña que sostenía Aurora. 

 

-Han heredado la belleza de mi sultana-Dijo mirándome a los ojos.

 

Bajé mi mirada hacía la pequeña, realmente ambas eran hermosas. No  creía exactamente que sean como yo, ellas eran mucho más hermosas. Mis adoradas sultanas, mis hijas. 

 

La sultana Hürrem se acercó unos pasos.

 

-Allah bendiga a las pequeñas-Dijo- Felicitaciones Nurbanu. 

 

-Gracias madre-Dije alzando mi mirada.

 

-¿Me permites?-Preguntó a su hijo, extendiendo sus brazos para sostener a la niña.

 

Selim asintió y depositó a su hija en los brazos de la sultana Hürrem. 

 

-Alabado sea Allah, nos ha  bendecido con el nacimiento de dos hermosas sultanas-Dijo ella.

 

-Amén-Murmuré.

 

-Limpien y laven a mis hijas-Ordenó Selim a Aurora y Alina-Llevaremos a cabo la ceremonia de nombramiento-Anunció en general.

 

 

 

 

Casi dos horas después en mis aposentos, con todos los presentes de la familia y las criadas de cada una de nosotras, las sultanas; y conmigo aún en la cama, haciendo reposo, se llevó a cabo el nombramiento de mis hijas. 

 

Resultaba un poco incómodo para mí, puesto que acababa de dar a luz y aún estaba adolorida. Mi aspecto no era precisamente el más refinado, por el contrario, me veía como estaba después de haber parido dos niñas: destruida. Había intentado antes de que se llevase a cabo la ceremonia arreglarme un poco. Pero sólo pude cambiar  mi camisón lleno de sudor y sangre por otro limpio y perfumado. Mis fuerzas aún eran nulas, debí conformarme con portar un camisón que al menos estuviese limpio. 

 

Miré al sultán, allí ante todos con nuestra hija en brazos dándole el que sería su nombre.

 

-Tu nombre es Esmehan, tu nombre es Esmehan, Tu nombre es Esmehan-Murmuró Selim al oído de la niña, que ahora era llamada Esmehan. 

 

Entregó a Esmehan a la Valide sultana y Aurora se acercó al sultán para dejar en sus brazos a su hermana.

 

-Tu nombre es Gevherhan,  tu nombre es Gevherhan, tu nombre es Gevherhan. 

 

Esmehan y Gevherhan, mis hijas ya tenían su identidad. 

 

Palacio de Amasya 




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