Palacio de Amasya (1550)
Narra Bayezid
-¡¡No!! ¡¡Mi hija, mi bebé!! ¡¡Mi bebé!!
Los gritos de Nuria resonaban en el palacio entero. Yusuf Efendi había salido de los aposentos para darnos la terrible noticia, había hecho lo posible pero Hatice no sobrevivió a la varicela. Hatice, mi pequeña. Mi hija… Ya nunca estaría en mis brazos. Hatice nunca crecería, nunca se convertiría en la hermosa mujer que seguramente habría sido.
Las puertas de los aposentos estaban abiertas, Nuria quería ingresar pero entre dos criadas la sostenían para que no lo haga. Aun podía el virus estar dentro.
Miré el interior, uno de los médicos que estaba allí, completamente cubierto de pies a cabeza para no contagiarse, cubría el cuerpo sin vida de Hatice.
El mundo se me detuvo, quedó en silencio por esos momentos. Sentí el temblor en mi ser, los deseos de romper en llanto.
Mi hija se había ido.
Me di la vuelta para ocultar las lágrimas y los espasmos que me provocaba el llanto reprimido.
-¡Mi bebé! ¡Dejen que vaya con ella!-Seguía gritando Nuria a voz en cuello.
Me acerqué y le dije a las criadas que la soltaran. En cuanto la soltaron, ella intentó entrar a los aposentos. La detuve e hice que me mirara.
-Nuria, espera… Espera.
-Ya no está-Me dijo mirándome fijo, con los ojos rojos de tanto llorar y con las lágrimas vertiendo- Hatice se ha ido. Ya nunca más volveremos a verla.
La atraje a mí y la abracé. Su llanto se volvió aún más intenso.
-Hatice se ha ido…-Repetía sin cesar.
La aparté y tomé su cara con mis manos.
-Nuria, debes ser fuerte. Debemos ser fuertes…
Negó con la cabeza.
-No-Seguía llorando-No puedo. No puedo con mi dolor. No podré jamás.
Volví a abrazarla.
Sentía tanto dolor como Nuria, se trataba de nuestra hija. No había dolor más grande que el que sentía entonces. Pensaba en todo lo que Hatice podría haber sido, pero ya nunca sería. Pensaba en mis pecados… ¿Allah por qué me has castigado de esta manera?
Palacio Topkapi
Narra Nurbanu
-Nurbanu… ¿Piensas ignorarme durante todo el almuerzo?
Miré al sultán. Me miraba con una ceja enarcada. Bajé mi mirada y la centré en el plato de comida. Realmente no quería estar allí almorzando a su lado, no quería verlo, porque sí, estaba enojada con él. Estaba enojada porque había permitido que la sultana Mihrimah volviera a tener permiso para entrar al palacio. Estaba enojada, porque cuando le dije que yo no quería que ella estuviera en Topkapi; alegó que yo era nadie para cuestionar sus decisiones. Me dijo que no me entrometiera y que fuera a cuidar de mis hijos porque él sabía lo que hacía.
-Nurbanu-Volvió a llamarme.
Lo volví a mirar con mala cara.
-¿Hasta cuándo piensas estar así? Han pasado dos semanas de aquel episodio.
-Han pasado dos semanas, es verdad-Dije- Recién hoy me ha llamado. Recién hoy se ha acordado de que tiene una esposa… Ni tan siquiera pasó conmigo los últimos dos jueves.
-No querías verme. Todo estaba tenso… Creí que era mejor un poco de distancia.
-¿Y por eso tenía que llevar a otras concubinas a sus aposentos?
Selim se rio divertido. No comprendía que era lo que le divertía, yo estaba demasiado enojada. Su actitud aquel día había sido horrible, fue la primera vez que lo oí hablarme de mala manera. La primera vez que me echó de sus aposentos. Y luego para completar, llevaba a otras mujeres, en el día que me correspondía a mí.
-Nurbanu-Me dedicó una sonrisa- Mi sultana ¿Te he dicho alguna vez que te amo?
Agaché la cabeza, había hecho que me sonrojara. No quería que viera que estaba ablandando mi corazón.
-Creo que si… Pero los últimos días se le ha olvidado demostrarlo.
Selim hizo una mueca. No me decía nada y yo no podía mantenerme callada por más tiempo. Antes apenas si hablaba. Pero ahora ya no podía no decir lo que pensaba, no podía callarme.
-Ha cometido un error, permitir que Mihrimah…
-Nurbanu-Me interrumpió- ¿Volverás a cuestionarme en mi propia cara?
-No pretendo ofenderlo. Pero realmente siento que no está pensando en mí, no está pensando en sus hijos ¿Cómo puede permitir que la mujer que ha intentado matarme tenga la libertad de venir al palacio cuando lo desee? Sé que es su hermana, sé que es una sultana… Pero eso no quita lo que ha hecho.
Selim se levantó de los cojines del suelo, lo miré atenta cuando se acercó y extendió su mano hacía a mí.
Suspiré, tomé su mano y me levanté quedando de pie frente a él.
Acarició un mechón de mi cabello que caía al costado de mi cara. Lo sostuvo entre sus manos. Luego esbozó una sonrisa y acomodó el mechón de cabello detrás de mi oreja.
-No tienes que temer. No permitiré que nadie te haga daño.
-Pero ha perdonado a Mihrimah. Creí que…
-Nurbanu, es mi hermana. Es mi familia, amo a mi hermana.
-¿Pero no me ama a mí? ¿No acaba de decir que me ama? Si me ama… ¿Por qué deja que ella regrese?-Pregunté con tristeza.
Me abrazó. Permití que lo hiciera, cerré los ojos y me acurruqué en su pecho. Era inútil seguir intentando, esta vez Selim no me escucharía.
***
Salí de los aposentos del sultán sintiéndome vencida y triste. Esperaba que mis palabras hicieran efecto en Selim, él siempre me oía y me hacía caso. Pero esta vez había fracasado.
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Editado: 16.01.2024