Nurbanu La sultana que no podía amar

Capítulo 62

Ereván 

Narra Bayezid (1561

 

Mi reducido ejército me acompañó en la fuga a la cuidad Safávida de Ereván. Los safávidos siempre habían sido enemigos del imperio otomano, sé que después de esto Selim jamás me perdonaría. 

 

Oí el ruido del agua correr, y detuve la cabalgata. 

 

-Descansaremos unos momentos-Anuncié a Kara Ağa. 

 

Él asintió. Los soldados detuvieron su marcha. 

 

Bajé de mi caballo, lo amarré a un árbol y me dirigí hacía el correr del agua.

 

Me adentré entre los árboles, y llegué a donde quería.

 

Necesitaba estar solo unos segundos, pensar y despejar todo lo que pasaba por mi mente. Tenía tanto en mi cabeza, que ya no sabía que hacer… no quería huir como si fuera un cobarde ¿Pero qué otra opción había para mí? Ahora estaba demasiado lejos de todas las personas a las que quería, tal vez jamás podría regresar y ver el rostro de mis hijos… esperaba que ellos sobreviviesen. Esperaba que Taşlicali cumpliera con su palabra y los cuidase con su vida.

 

Suspiré, la congoja subió hasta mi garganta y sollocé. No había nadie allí viéndome, así que podía permitirme llorar… pero me negaba a derramar una sola lágrima. Odiaba llorar. 

 

Cerré los ojos e inspiré.

 

El recuerdo surgió a mi mente, no pude evitar que mi memoria me jugara tan mala pasada. 

 

Palacio Topkapi 

Narra Bayezid (Diciembre 1560

 

-¿Dónde está?-Mi voz casi fue un susurro en los oídos de la criada.

 

Logré entrar al palacio, tenía mis trucos. Conocía una manera de ingresar sin que nadie me vea hacerlo, el punto era no ser visto una vez dentro. 

 

La joven dio un respingo y se quedó paralizada cuando la tomé por la espalda y posé mi daga en su cuello. 

 

-¿Quién es? ¿Qué es lo que quiere?-Preguntó con temor.

 

No pensaba hacerle daño, pero pretendía que me temiera para que así hiciera  lo que le pediría.

 

-La sultana Nurbanu ¿Dónde está ella?-Volví a preguntar.

 

No respondió.

 

Me vi obligado a presionar la daga.

 

-¿¡Dónde está la sultana!?

 

-La sultana está en sus aposentos-Dijo finalmente.

 

Me alivió la respuesta, pero al mismo tiempo me confundió.

 

-Me llevarás con ella, o de lo contrario…-Volví a presionar la daga.

 

-No puedo hacerlo, nadie puede pasar a los aposentos de la sultana Nurbanu. Está prohibido. 

 

-No me importa, me llevarás allí y cuidarás que nadie me vea… debo hablar con la sultana.

 

-¿Quién es usted?

 

Tensé la mandíbula, estaba nervioso, si alguien me veía sería el fin para mí. No era mi idea morir aún. De ninguna manera.

 

-Debes ayudarme… es una orden.

 

-¿Orden?

 

La muchacha quiso voltear para verme, pero no se lo permití.

 

-Estás hablando con el príncipe Bayezid, ahora obedéceme y ayúdame a poder llegar a los aposentos de la sultana sin que ningún guardia lo note.

 

-Por Allah, por favor váyase. Sólo le traerá más problemas a la sultana.

 

-No me obligue a hacer algo que no quiero señorita-Dije entre dientes.

 

Mi comportamiento era el de un bandido, lo sabía. Pero necesitaba ver a Nurbanu, y aquella mujer se negaba a cooperar. 

 

-Está bien-Desistió-Lo ayudaré.

 

*** 

 

La criada me dijo que estaba prohibido que alguien entrara a los aposentos de la sultana, pero al parecer no era tan cierto… ella si podía ingresar. Me dejó esperando tras la pared y ella se acercó a los guardias que custodiaban los aposentos de la sultana. En cuanto la vieron acercarse, ni se inmutaron. Por eso pude darme cuenta de que la señorita si tenía permitida la entrada, porque de no ser así los guardias se habrían puesto en alerta ni bien se acercó.

 

Ella les dijo que había disturbios en el primer patio y que necesitaban de su presencia. Los hombres dudaron unos segundos, pero finalmente ella logró convencerlos cuando mencionó a mi hermana Mihrimah. Les dijo que había ingresado un ladrón al palacio, y que necesitaban que los mejores guardias del palacio acudiesen de inmediato. 

 

Cuando se hubieron marchado, me acerqué a la criada.

 

Ella estaba asustada, no dejaba de repetir que si alguien se enteraba nos matarían a los tres.

 

Abrió la puerta y ambos ingresamos…

 

-Melek, que bueno…

 

A mi alrededor el mundo se detuvo, Nurbanu me miraba desconcertada. Pero yo la miraba embelesado, por su belleza, por la sorpresa de volver a verla.

 

-Sultana, el príncipe Bayezid ha insistido yo…-La criada bajó la mirada- Estaré a fuera vigilando que nadie venga.

 

La puerta se cerró, no sabía que decir ahora que tenía a Nurbanu frente a mí. Ella fue quien rompió el silencio. 

 

-¿Qué está haciendo aquí?-Se acercó a mí- ¿Cómo pudo atreverse a venir? ¿Acaso no sabe lo que ha pasado? Selim ha pedido su cabeza. 

 

Bajé mi mirada.

 

-Soy consciente de todo, sultana.

 

-¿Y cómo es entonces que está aquí? ¿En mis aposentos? Van a matarlo si se enteran.

 

-Me mataran de todas formas ¿O no?-Inquirí.

 

Nurbanu cerró los ojos, cuando los volvió a abrir estos estaban cubiertos de lágrimas.

 

-Lo lamento tanto … jamás quise que sucediera de esto modo. Si pudiera regresar el tiempo…

 

-No-Dije- Si yo pudiera regresar el tiempo no cambiaría nada. 




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