II

Dentro de ella había una voz que le decía que los perfectos momentos vienen después de haberte muerto.

 Grace volvió a la cabaña para relajarse mientras todos hacían sus actividades, desde que comenzó su actitud de pusilanimidad, perdió el interés por el mundo exterior. Ella era una experta en lo fácil de callar, ser serena y objetiva con los seres que no le interesaban verdaderamente, cuyo aprecio realmente no aspira. Es dueña perfecta de ella misma con los pocos que sí quiere. Solo sus padres y un recuerdo de los niños con lo que jugaba en aquella época que no recuerda.

De repente algo doloroso ocurre y cambia muchas cosas de ti, convirtiéndote en algo que no creías poder ser.

 Mientas más privado es el dolor, más grande es la herida. Ese era el caso de Grace al sentirse una bestia sin sentimientos, sin poder socializar. Aunque, qué bonita es la oscuridad cuando conocemos bien a nuestros demonios. Ella tenía voces en su cabeza, creó su propio mundo al no poder adaptarse y encajar en el suyo. Conocía cada uno de ellos, no se dio la tarea de provocarlos porque ya los conocía, así que su mente está estable... Por lo menos lo creé de esa forma, al fin y al cabo, nadie puede leer sus pensamientos y descubrir lo inestable que es con solo una mirada.

 Salió para el almuerzo, era en la cafetería. Tomó su mejor libro, colocó los auriculares a sus oídos y emprendió paso al lugar que no sabía con exactitud donde era, solo dejó que las vibraciones de ruido la guiaran. Aún habían chicos jugando por todo el lugar, en serio que aquí algunos le dan más importancia a la diversión que a su estómago. Grace, para ser franca no tenía mucha hambre, solo quería escapar de sus pensamientos masoquistas para probar aunque sea una ensalada y beber alguna bebida dulce. Al llegar sirvió su comida y se fue a sentar afuera ya que no había espacio adentro; bueno, en realidad sí. Estaban sus compañeras de cabaña comiendo pero, ella no quiso colarse. En serio que Grace siempre ha tenido ese pensamiento absurdo de creer que le estorba a las personas, si ella fuera más expresiva tal vez no tendría de que preocuparse. 

 El paisaje era hermoso, en serio que había elegido el espacio perfecto. Probaba sus papas fritas mientras escuchaba su canción favorita y disfrutaba su libro, uno que otro sorbo de su merengada de fresa por cada párrafo leído. Vaya que era tan buena la frescura y relajación que sentía en ese momento, una de las ventajas de no ser el ojo de nadie. 

— "Hay un infierno para cada persona, no olvides que no todo lo que sonríe es un santo" —leyó sacando su suave voz—. Meh, nunca brillarás si no ardes primero, no creo que ser un infierno sea de malo. 

— ¿En serio lo crees así? —dijo el chico de antes, el tal Kim SeokJin. Grace creía que en este lugar no pasaría alguien, aquí solo hay adolescentes que no saben apreciar lo que sí es hermoso. Reposó su espalda en el árbol y ella solo sonrió.

— Sí, el mundo es un hospital lleno de sordos que mienten a gritos. No todos necesitamos a un ángel para que nos salve, a veces, el más jodido es quien hace la diferencia.

— ¿Experiencia? —la miró, estaba interesado en su repuesta, este tipo de temas lo cautivaban. Ella solo recordó algo que la asustó... ¡Pudo hablar, pudo expresarse! Dios ¿Esto era real? Era tan impresionante que no ocultó su rostro— ¿Sucede algo? 

 No sabía cómo volver a hablar, sus ojos se empezaron a cristalizar y SeokJin se ponía nervioso al no entender que le sucedía a la chica ¿Dijo algo que no le gustó?

 Pues su pregunta no sería respondida porque salió corriendo dejando su libro y su comida atrás.

 Corrió como si su vida dependiera de eso y llegó a su cabaña a llorar descontroladamente de la adrenalina porque luego de años pudo opinar de algo. 

 Por otro lado, SeokJin quedó en shock al no comprender nada. Tomó su libro y le echó una ojeada para ver que leía la preciosa chica que huyó, las hojas tenían un color amarillento en representación que fue blanco en su pasado. A SeokJin le interesaban las antigüedades y escritos de época, cosas que hablen de un tema oscuro reflejando terror, misterio y mucha sangre. Para su apariencia angelical SeokJin era la viva realidad de un demonio; sin embargo, todos conocemos el dicho de "Las apariencias engañan" 

— "Puede ser mi infierno más fiel que tu cielo" —leyó una de las frases que la chica tenía anotado en los espacios que vienen vacíos de los libros. Sacó su sonrisa sensual y mordió su labio porque ya entendía al tipo de señorita que debía acercarse para conocer todo de ella: Sus risas, sus tristezas, su dolor... La victima perfecta sin duda.

Regodeo:

Deleite ante el percance ajeno, acto de alegrarse por la desgracia ajena.