ñuzco | Jin [mudado]

XI

 

 

Y ahora, un pequeño cuento...

 

 

 

 Un parque en verano: Calor, bebidas frías para refrescarse, juegos y diversión. El paraíso de los niños para ser felices y conocer gente nueva. Un momento que quisieran que fuera sempiterno sin necesidad de pensar en qué vendrá después.

 Una tierna niña se deslizaba por los toboganes y reía con otra niñas de su edad, todas decían que eran unas princesas pero, ella no quería ser una princesa. Ella quería ser una heroína, salvarlas a ellas. Visualizó a lo lejos como un niño un poco más grande que ella golpeaba a un perro, a tal punto de hacerlo enfadar. Al notarlo ella corrió hacia él igual de molesta que el canino.

 

— ¡No puedes hacer eso! —chilló— Te lastimará como tú lo haces con él.

— Él no me hará nada a mí, a ti sí.

— ¿Disculpa? Eso es imposible.

 El niño rió en señal de burla.

— ¿Quieres ver? —la retó.

— No, no quiero.

— ¿Tienes miedo? —el perro gruñía viéndola fijamente— Puedo hacer que corra hacia ti.

— No me importa, corro muy rápido.

Él bufó y asintió con su cabeza.

— Está bien —dijo y sin más el can le ladraba, ella estaba roja, quería llorar pero, debía ser fuerte—. Llora, llora, llora.

— No, no lo haré.

— ¡Sí, sí lo harás!

 

 Ella comenzó a correr en dirección a la nada, chocaba con las ramas y estaba tan asustada que no se había dado cuenta que el animal en ningún momento la siguió. Se detuvo y observó su alrededor, no había nada, solo arboles altos que apenas daban a ver el sol. 

 

Sus lagrimas regresaron y un dolor de cabeza infestaba todo cuerpo hasta caer al suelo... Su mirada era turbia, escuchaba como alguien se acercaba gracias a las incontables ramas desenfrenadas por el lugar... Quedando... Poco a poco... En un profundo sueño, del cual despertó rápidamente y confundida regresó al parque donde sus padres volaron hacia ella asustados.

 

 Tantas incógnitas, tantas palabras, tantas y tantas cosas que...

 Fueron ignoradas con el tiempo.

 

 

 Volviéndose así... 

En un caos total. 

 

 

 

 

A veces tenemos que aguantar las orugas si queremos disfrutar de las mariposas.

 

 

 

— Es la quinta vez que te lo repito, Nam. Yo-no-tengo-que-ver.

— Algo en mi interior grita que tú tienes algo que ver.

— Pues dile que se calle porque también me aturde a mí.

— No, no haré eso. Dime la verdad, Jin, somos mejores amigos.

 Tragó con dificultad su comida y lo miró con sus ojos apagados.

— Sí, lo sé —volvió a su plato.

— ¿Entonces?

— ¿Entonces, qué?

— Dímelo, solo quiero saber.

— Ash, no, no tengo nada que ver, Namjoon. Estuve con ustedes bebiendo toda la madruga ¿Acaso no lo recuerdas? —el moreno negó lo que decía su amigo y éste carcajeó— Claro, pero a la muda no la olvidas.

 Namjoon empujó el plato de su amigo y lo sujetó de la camiseta, todos veían lo que pasaba y murmuraban teorías conspirativas del "agresor".

— No vuelvas a decir eso nunca más —musitaba.

— ¿Qué? Yo sí tengo voz para hablar.

 Namjoon no iba a pelear, menos con él. Dejó eso en el pasado, toda la violencia que le quedaba, su mejor amigo lo ayudó a salir y Grace a poder superarse así mismo, a pesar de que la conoce tan poco siente tanta cosas a su lado.

 Lo soltó y salió del lugar en busca de la chica, muy bien sabía que SeokJin no sé quedó con ellos todo el tiempo, él siempre salía, siempre hacía algo y debía averiguarlo.

 




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