Nyx y las Alas de la Fe

Capítulo 4

Capítulo 4

 

A la una y treinta y ocho de la madrugada del viernes de esa semana, Lance se despertó todo asustado y sudado porque acababa de presenciar una horrible pesadilla que tuvo que ver con el bosque del colegio. Se paró y se puso ropa para salir, bajó un piso y entró en la habitación de su hermana. Buscó la cama de Mina que estaba casi al lado de la puerta junto con la cama de Ángela y Emma. Se sentó en el filo de la cama de ella.

            –Mina, –le dijo tratando de moverla un poco– despierta.

La chica abrió lentamente los ojos y vio a Lance a su lado.

            –¿Qué pasa? –dijo mientras se sentaba en la cama y se estiraba–. ¿No puedes dormir?

            –No es eso… Tuve una horrible pesadilla; se trataba del bosque –dijo el chico murmurando para que ninguna de las dos chicas se despertara.

            –¿Será por lo de ayer?

            –No lo sé. Pero sé que si por algo tuve esa pesadilla… es por una razón. Debo ir. Iré solo, y quería avisarte– Mina se sorprendió–. No te preocupes por mí, no me pasará nada; se cuidarme solo.

            –Te voy a acompañar –dijo saliéndose de la cama–. Espérame afuera de la habitación, me cambiaré.

            –¿Estás segura de que…? –no pudo terminar la frase.

            –Si… más que segura –Lance salió de la habitación y la esperó en la sala.

            Después de unos minutos, Mina salió de la habitación vestida con ropa para salir y con un abrigo puesto.

            –¡Vaya! Te ves… muy linda –le dijo Lance un poco sonrojado y diciéndolo en serio.

            –Ya Lance, no es momento para elogios –Lance volteó la cabeza para que Mina no vea su sonrojo.

            Salieron de la sesión con cautela y en silencio. Caminaron hasta la entrada del bosque y pararon un rato para observar por un instante el oscuro lugar.

            –¿No crees que sería mejor venir por la mañana? –expresó Mina con un poco de miedo y le agarró el brazo a su amigo.

            –No me digas que ya te acobardaste –le dijo viendo que la chica se aferraba mucho más al brazo de él–. Ahora tú tienes miedo. Si no quieres venir no vengas y regresa a dormir. Además… ahora que lo pienso; sería riesgoso que te pasara algo malo por mi culpa… y eso no quiero para ti.

            Mina se soltó de Lance.

            –No, Lance. Yo no me voy; yo dije que te iba a acompañar para protegerte y cuidarte –dicho esto, Lance se impactó y su corazón latió muy fuerte–. Además, si me llegara a pasar algo, no sería por tu culpa. Y como ya dije, no vas a ir solo… nunca. Yo te quiero y… y por eso voy a estar contigo siempre… no importa lo que pase.

             Lance la miró tan impactado que no supo que decir o que hacer. Su corazón latía aún más fuerte. El chico escuchó unos pasos que se aproximaban a ellos, le tapó la boca a su amiga y se escondieron en unos arbustos. Vieron pasar cerca de ellos, a Mishoorí. Cuando el unicornio había pasado por aquel arbusto, se perdió dentro del bosque. Lance y Mina salieron de su escondite y el chico le destapó la boca.

            –Gracias Mina.

            –¿Gracias, pero de qué?

            –Por decir lo que dijiste.

–No te preocupes por mí. Ya sé que siempre voy a tener apoyo de mis amigos y que me van a cuidar en todo momento como tú también lo vas a tener. Así que nunca vamos a estar solos –dijo Mina haciendo tranquilizar más a su amigo.




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