Nyx y las Alas de la Fe

Capítulo 18

Capítulo 18

 

Al día siguiente, el veinticinco de diciembre, Mina despertó en la enfermería. Tenía muchas heridas, pero nada graves; algunos cortes, unos largos y otros cortos. Se quería levantar, pero no podía por el dolor y la pesadez que sentía en todo su cuerpo. Alguien había entrado en la habitación, pero no pudo distinguir quien era porque tenía la vista borrosa. Tampoco podía abrir bien los ojos porque la luz que se asomaba por las ventanas, era muy tenue y cegadora.

La persona que había entrado en la habitación, se acercó a la chica.

–¿Te molesta la luz, Mina? –enseguida, Mina reconoció la voz; era Lance. Ella afirmó con la cabeza por qué sintió que tampoco tenía voz.

La chica no se había acordado bien lo que había pasado, pero supo que al fin había derrotado a Lucífero. Ya no estaba preocupada o con temores; sentía alivio.

Lance se acercó a las ventanas y empezó a cerrar las cortinas. La vista de Mina empezaba a aclararse un poco; a los ojos de la chica se le quitó lo borroso. El chico se acercó a su amiga y se sentó en su cama.

–Dime la verdad, Lance –dijo Mina mientras se sentaba en la cama con cuidado.

–Lo que sea.

–Ya lo derrotamos, ¿verdad?

–Sí. Pero solo tú…

–No… fuimos todos –le interrumpió–. ¿Y qué pasó con el cuerpo de Lucífero?

–Se hizo polvo. Hoy en la mañana, en el desayuno, el director afirmó que Lucífero estaba derrotado y que vivíamos de plena paz.

–¿Aún todos están en el comedor?

–Sí, ¿por qué?

–Me gustaría que me llevaras.

–Pero estás aún débil y debes recuperarte…

–Estoy bien, en serio –miró a su amigo.

–Está bien…

Ayudó a Mina a levantarse, le puso una bata y los zapatos. La chica pudo caminar bien, pero se quejaba de dolor.

Cuando entraron al salón general, todos aplaudieron. Todos estaban allí; los profesores, los pocos alumnos que se habían quedado a celebrar esas fiestas, los chicos de Kralix, Holly, Zeta como fantasma, Okami y Nyx. Según Mina, sus amigos la creían la única merecedora de los aplausos y del crédito. Todos se sentían, al fin, tranquilos. Pero Mina aún no. Tenía que pensar en lo que pasaría en el futuro; sabría que en los próximos años también habría hechiceros y gente que querrá guerras y muertes para cumplir una venganza o por diversión a hacer daño. Mina no podía evitar pensar aquello. Se sentía pésima, pero feliz porque habían derrotado a Lucífero.

–No puedo pensar en eso ahora –se dijo a si misma mirando al piso.

–Mina, ¿estás bien? –le dijo Lance que ayudaba a su amiga a llegar a la mesa de Colatux, con sus amigos.

–¿Qué? –preguntó desconcertada. Se sorprendió de estar en las nubes.

–Que, si estás bien, pregunté.

–Ah sí, si estoy bien.

–¿En qué pensabas?

–No, no es nada. Luego te contaré.

–Lo que me vas a contar no es nada grave, ¿o sí?

–No, claro que no –le sonrió Mina.

Llegaron a la mesa y se sentaron.

–Prima, como te aplaudieron.

–Ya basta, no es para tanto. Además, no soy la única que derrotó a Lucífero.

–Claro que sí, lo hiciste sola –volvió a decir Ángela.

–Ya, en serio. No hablemos más de eso.

–¿Y dónde pasaran año nuevo? –dijo Lance cambiando de tema para que el resto no siga hablando de Lucífero. Sabía que eso le incomodaba a Mina.

–Yo me iré a Brasil a estar con mi familia –dijo Yuri.

–Lance y yo nos vamos a Australia a visitar a nuestra familia –dijo Emma emocionada.

Todos iban a pasarla con sus familias y amigos, menos Mina y Ángela que ya no tenían a sus abuelos con ellas. Tal vez podrían pasarla con Liam en el colegio.

–Mina… ¿te sientes bien? –le preguntó Alex tocándole la frente en broma para ver si estaba enferma. Mina se paró de su asiento y salió cojeando del comedor molesta, sin decir ni una palabra. No sabían que le pasaba, pero parecía que Lance si lo sabía.




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