Capítulo 15
Kai — Parte I
Después de ese día nuestras interacciones se volvieron más cercanas juntando coqueteo ingenuo con momentos de diversión.
Pero no salió tal cual como esperaba, pero a la par salió perfectamente bien.
Hoy iba a cocinar algo muy especial a Noah, algo que ha mencionado, espagueti. Quería darte este gesto, un gesto simple… pero significativo, señal de que escucho cada palabra que dice.
Solo que había un pequeño problema, yo no sabía cocinar espagueti.
Me puse a preparar pasta, lo más seguro del mundo ¿Qué podría pasar?, estaba concentrado en preparar la salsa.
Pero cada vez que Noah pasaba por el pasillo y su sombra cruzaba la pared… yo le miraba. Y me olvidaba del mundo. En un momento se apoyó en la pared y me observó entrecerrando apenas sus ojos y con los brazos cruzados.
—¿Necesitas ayuda? —preguntó con una sonrisa suave.
—¿Ayuda? ¿Yo? No, no, no… yo… controlo esto… tu solo toma asiento —mentí descaradamente.
Justo entonces giré para revolver la salsa y fsshhh
El vapor me golpeó, la cuchara resbaló, la salsa saltó fuera, y el borde de la sartén se empezó a quemar con un olor sospechoso.
Yo solté un mini grito de frustración y pena ajena hacia mi mismo.
Noah se llevó una mano a la boca, riendo sin crueldad.
Se acercó, tomó mi muñeca con cuidado y la movió para apagar el fuego.
—Kai… —dijo, reprimiendo risa— ¿estás cocinando… o estás mirando?
Yo lo miré de vuelta, atrapado, torpe, sin escapatoria posible.
—Ambas cosas —respondí— pero tú eres más interesante que el sartén.
Ese fue mi primer coqueteo directo.
Y casi me muero.
Noah parpadeó. Fue tierno ver sus mejillas se tiñeron de un rojo suave.
—No es justo —murmuró él— me miras así… y yo no sé qué… hacer.
Yo sí sabía. Me acerqué un poco, lo suficiente para sentir su respiración.
—Solo… déjate cuidar… me permitiste coquetearte ¿Recuerdas?
Él bajó la mirada. Y asintió.
Finalmente serví la pasta. Estaba… moderadamente comestible. Más bien heroicamente comestible.
Nos sentamos en la barra. Noah tomó el primer bocado. Yo esperé su reacción… talvez una de desagrado o algo así.
—Está… bueno.
Yo lo miré con sospecha inmediata.
—Puedes decirlo, Noah. Sé que sabe a… carbón. Hasta la pasta se quemó y eso que estaba en agua.
Él rio, aliviando todo peso en mi pecho.
—Aunque esté un poco quemado… lo comería de nuevo. Porque tú lo hiciste para mí.
Y lo dijo con una sinceridad tan pura que me atravesó.
Mientras él comía, yo revisaba mensajes de la organización. En especial los informes sobre los movimientos de mi padre. Necesitaba todo eso para lograr sacarlo de su puesto. Así que mandé un mensaje con frialdad:
—Quiero un informe de sus relaciones, los informes que le han proporcionado mis hombres, cuentas secundaras de mi padre, los quiero para el final de esta semana. y quiero aclarar que, desde ahora, cualquier asunto con Noah pasa a través de mí. Mi padre pierde totalmente la autoridad para obtener información sobre él ni sobre sus movimientos. Y última cosa si alguien se acerca, será considerado enemigo personal.
Mientras escribía, sentí la mirada de Noah.
—¿Todo bien? —preguntó.
Levanté la vista y le sostuve los ojos.
—Estoy solucionando algo.
—¿Relacionado conmigo?
—Sí.
—Kai… no tienes que…
—Tengo que protegerte —dije, sin filtro.
Noah se quedó quieto. Sus labios se entreabrieron. Pero pude ver algo cambiar en su mirada… algo suave.
Después de cenar, él caminó a la ventana, viendo las luces de la ciudad.
Yo fui a su lado.
—Kai… ¿por qué estás haciendo esto? —preguntó sin mirarme.
Yo respiré hondo.
—Porque cuando mi padre mandó a destruir tu cafetería… y te vi romperte en mis brazos… yo sentí más miedo que nunca. No miedo por mí. Miedo por ti. Y entendí que te quería cerca., quiero que te sintieras seguro conmigo. Quiero verte sonreír. Quiero… —tragado por mis palabras— quiero cuidarte.
Noah me miró. Nuestras miradas se conectaron.
—Estoy tratando de conquistarte —admití—. Aunque no sé cómo se hace eso sin joderlo todo.
Noah contuvo una risa.
—Me alegra que lo hagas.
Pasó un segundo. Dos. Tres.
Hasta que él hizo algo mínimo… pero gigantesco.