ʟᴀ ᴍɪꜱɪóɴ ᴅᴇ ᴄᴜᴘɪᴅᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ᴍᴀꜰɪᴀ || ʙʟ || ᴏʀɪɢɪɴᴀʟ

Capítulo 15 Parte V, VI, VII, VIII, IX

Kai — Parte V

Otra mañana. Luz suave entrando por las ventanas. Noah estaba sentado a la mesa intentando actualizar su celular con frustración notoria.

—No entiende lo que quiero —se quejaba.

Yo me acerqué por detrás de él.

—¿Quieres que lo intente?

—Creo que me odia —refunfuñó.

Él me extendió el celular. Yo me senté a su lado… muy cerca.

Noah olía a algo suave… vainilla o jabón… no lo sé… pero era agradable.

Tomé el celular… pero antes de eso, mis dedos tocaron los suyos. Él pegó más su mano a la mía, aumentando el tiempo de nuestro toque.

—A ver… —murmuré.

Pegó su cuerpo al mío, para “ver” como lo configuraba. Él no se movió…
ni un milímetro.

—Tienes que abrir aquí —le mostré.

Sus ojos estaban fijos en mis manos. Y los míos…
en él.

Luego le ajusté la configuración para que el teléfono se actualice. Fue simple, pero él me miraba como si yo estuviera resolviendo una ecuación nuclear.

Cuando terminé, puse suavemente el celular en su palma.

—Listo. Tu teléfono ya te quiere de nuevo.

—Te juro que no soy malo con la tecnología, solo que no encontré como hacerlo.

Rei, fue divertido oír como se excusaba.

Me miró con sus ojos brillando, se humedeció los labios. Tragó saliva pesadamente. Y simplemente soltó.

—Kai… tú… me… desconcentras.

—¿Yo?

—Sí. Mucho…

Me incliné un poco más hacia él.

—¿Y te molesta?

Él negó con la cabeza. Despacio.

—No… me gusta —admitió.

Ese fue el primer reconocimiento consciente. Fue claro y directo.

—Entonces seguiré haciéndolo —dije en voz baja.

Él sonrió. Y no se apartó.

Kai — Parte VI

En el edificio, la sala de conferencias no era grande… pero el ambiente se sentía pesado. Las paredes eran oscuras, insonorizadas, la mesa central negra con bordes metálicos.

Del lado derecho estaban los cinco inversionistas principales, con rostros frío, ángulos duros y ojos calculadores para su beneficio. Al otro lado nuestro bogado principal junto al abuelo.

Yo estaba en la cabecera. Postura recta. Mandíbula firme. Y frente a cada uno de ellos… una carpeta gruesa.

Datos, cifras, fechas, nombres, transacciones. Todo ilegal. Todo firmado —directa o indirectamente— por mi padre.

—Comencemos —dije sin elevar la voz.

El silencio se cortó como vidrio.

Abrí la carpeta. El resto hizo lo mismo sin quejarse.

—Aquí tienen el detalle de las desviaciones de dinero a cuentas extranjeras por empresas fantasmas.

Todos leían en silencio, con el ceño fruncido y algunos soltaban insultos directos a mi padre. La vista era gratificante.

Yo señalé con una pluma un párrafo específico.

—Ítem 4, transferencia encubierta a cuentas secundarias en Hong Kong. Total: 8.4 millones. De la empresa —Dije enfatizando lo último.

—¿Confirmado? — El inversionista italiano preguntó en un coreano imperfecto.

—Sí —respondí— con evidencia bancaria. Sellos autenticados. Firmas.

Pasé a otra página.

—Ítem 7, manipulación de precios de importación y paquetes incompletos y ganancias registradas menos de un cuarto. Total, de perdida para la empresa 17.1 millones, de lo que se ha descubierto por ahora.

—Increíble… —susurró un inversionista alemán— Era peor de lo que esperábamos.

—Todo esto fue hecho sin consentimiento de la mesa ejecutiva —dijo el abuelo con claridad.

—¿Insinúas que tu padre actuó por cuenta propia?

Yo lo sostuve con la mirada.

—No lo insinúo. Lo afirmo.

Hubo un murmullo sordo.

Me incliné levemente hacia adelante.

—Y por eso, desde este momento, declaro formalmente a Kim Hyun-woo como figura no autorizada dentro de la organización. Sus accesos están revocados. Sus contactos, bloqueados. Sus propiedades vinculadas serán embargadas. Pero esto se notificará formalmente en la próxima reunión.

—Kai… —dijo un inversionista japonés— ¿por qué hacerlo de esta manera? Podrías haberlo enterrado, ocultado, maquillado… como siempre se ha hecho. Es tu padre después de todo.

Los miré a todos.

—Porque esto va más allá, esto ya está afectando a la organización y no planeo dejarlo pasar con facilidad.

Silencio absoluto.

—Hay dos cosas que no toleraré en mi mandato —continué—: corrupción interna… y amenazas a la gente bajo mi protección.

—¿Te refieres… al chico?

Yo bajé la pluma con un clic seco contra la mesa.

—Sí. Me refiero a él. —Yo clavé mis palabras en la mesa.

—Entendido —Repitieron todos casi al unísono, pero cada uno en su idioma.

—Mis hombres continúan sacando cosas sucias, todo eso se les mandará directamente a sus correos electrónicos. Por favor estén atentos.

Todos asintieron. Yo simplemente me puse de pie y me retiré sin decir más palabra.

Cuando salí del edificio, el aire libre me golpeó.

Me aflojé la corbata.

Por fin…

Y yo sentí algo nuevo…poder.

Noah — Parte VII

Kai se había despertado temprano. Tenía traje oscuro, postura firme, y en los ojos la decisión de alguien que iba a enfrentar un monstruo —aunque ese monstruo tuviera su sangre.

Lo vi ajustar su corbata frente al espejo de la entrada.

—Hoy será un buen día —me dijo sonriendo de lado.

—Que te vaya bien, te estaré esperando —respondí suavemente.

Cuando él salió, la casa quedó en silencio. Yo me quedé allí, de pie, pensando.

En los últimos días… Kai había sido quien me cuidaba, cocinando, vigilándome sin que yo me diera cuenta, prestando atención a cada comentario mío.

Hoy… le devolvería algo de lo que él me ha brindado. No en palabras. En afecto.

Pensé: ¿Qué le gustaría? Y la respuesta llegó casi sola comida coreana casera, muchas veces había mencionado su preferencia a esa comida, como un lindo recuerdo de su madre difunta.

Rápidamente pensé en comidas de infancia, comidas de hogar como el Bibimbap… bulgogi… yukgaejang.




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