– DEL OTRO LADO –
Llené una mochila de bastante comida y ropa para dejarla en aquel lugar en el que desperté.
Tomé una maleta grande que llené con cosas que necesitaría una vez que regresará de aquel viaje.
Fue un largo camino el sol era extremadamente fuerte, parabamos cada 20 minutos a tomar agua y a descansar.
Al llegar a nuestra casa decidí tomar únicamente las cosas necesarias para caminar esos días en los que saldría, todo lo demás lo escondí.
Caminábamos por el bosque y vi como coco se detuvo en aquel lugar donde prácticamente creció. Pienso que se despidió.
Así caminamos durante varios minutos, hasta que salimos era una especie de pantano.
—¡Que asco! Parece que alguien murió aquí.—dije mientras cubría mi nariz de aquel olor putrefacto.
Seguí caminando con mucho cuidado decidí cargar a coco.
No quería que entrara a uno de esos pantanos.
De repente resbalé.
—¡No!— estaba asustada, podría caer a uno de ellos— coco vamos vete estás a unos metros ¡ve, ve rápido!.—señanalaba que se fuera pero solo se quedaba ahí sin hacer nada.
Uno de mis pies logró entrar al pantano, me arrastraba con todas mis fuerzas para salir. Estaba apunto de rendirme pero logré alcanzar una rama delgada que provenía de un árbol algo seco. Subí y al sacar mi pie vi que algo estaba atorado, cuando vi lo que era me puse blanca y no podía creerlo.
—vámonos de aquí, es hora de irnos. No puedo creer lo que acabo de ver.
Me habría pasado lo mismo que a eso.
Luego de caminar una hora más decidimos quedarnos por ahí ya que empezaba a oscurecer. Coloqué unas sábanas y traté de cubrirnos con unas cuantas ramas. Fue la noche más larga pero logré dormir.
—Tienes que huir, no regreses. Te lo pido. ¡No regreses!
Desperté con más dudas que las que ya tenía.
—Bueno quiere decir que huí de algún lugar. Sólo tengo que averiguar de qué lugar y lo más importante es de quien.
Desayunamos y continuamos nuestro camino, así estuvimos durante cuatro días aquel lugar era un gran bosque, estabamos cansados y con poca comida, si no llegábamos a una civilización yo creo que moriremos de hambre.
—Es hora de descansar, ¡Ahg no puedo! estoy a punto de darme por vencida. ¿Coco qué haremos?. Si no encontramos casas por esta zona no sé que va a pasar ya no podemos regresar, la comida se acabó, el agua igual. Solo nos queda caminar hasta encontrar una ciudad como la otra.
Caminamos sin parar durante horas, teníamos sed, hambre, sueño, pero debíamos llegar a algún lugar vi como coco desmayó y seguido de el yo. Mi visión quedó borrosa y ya no supe más.
—C-co... N-no...