O N L Y

CAPÍTULO 8

—SUEÑOS REALES—

Continuamos nuestro camino, faltaban aún unas cuatro horas aproximadamente, coco permanecía debajo de uno de los asientos, ya que el sol era demasiado fuerte.

—¿Cómo sabremos que hay más personas ahí?, no hemos visto a nadie desde que empezamos este viaje—pregunté con desánimo.

—No estoy cien porciento seguro pero no perdemos nada intentado, además en los mapas que encontré decía que era una de las más grandes ciudades que quedaron, y que lograron adaptarse a los cambios climáticos que hubo.

—Esperemos que no sea difícil entrar.

Me quedé dormida y sentí como Iker me despertó.

—Estamos a unos minutos, vamos a bajar y caminaremos, al parecer está cubierto por bosque, me imagino que más allá estará la ciudad, tendremos que buscar un lugar donde dormir.

—Es mejor que avancemos y ocultemos el auto, no creo que la ciudad esté justo a la mira de todos.

Iker asintió y decidió avanzar, una vez hecho esto ocultamos el auto con ramas y con otras cosas que estaban ahí. 
Todos bajamos del auto, cargamos nuestras mochilas y seguimos caminando, entramos al bosque de manera sigilosa. 
Miramos a todos lados todo el tiempo, caminamos unos minutos y al parecer aún no llegábamos a la ciudad, luego de caminar media hora vimos los edificios a lo lejos, estos estaban cubiertos por plantas.

—creo que  no hay nadie aquí, esa noticia de la ciudad es demasiada vieja—comenté al mismo tiempo decidí parar de caminar.

Vi que Iker sacó un arma, me sorprendí al verlo con ella.

—¿Por qué rayos traes un arma?—pregunté exaltada mientras él la tomaba y apuntaba como si fuese a disparar.

—Sí te lo decía probablemente me ibas a decir que no la tomara, no sabemos lo que hay aquí y debemos protegernos.—dijo mientras daba pasos hacia enfrente.

—Es que... por favor, ¿Es tanto pedir que no me ocultes las cosas?... mejor busquemos un lugar para domir, siento escalofríos al ver este lugar—decidí dar la vuelta mientras buscaba el lugar perfecto para quedarnos.

Al encontrar aquel lugar, decidimos poner unas mantas, la noche era bastante oscura y los ruidos de aquellos edificios se hacían sonar con mayor intensidad, Iker se acomodó a mi lado mientras que coco estaba acostado hasta la orilla de nuestros pies.

—Mañana seguiremos todo derecho, creo que es necesario buscar víveres, comida, agua, habrá ríos cerca. Por lo mientras debemos dormir.—soltó un bostezo medio alto.

—Claro, es mejor domir—bostecé de igual manera.

Ambos con sueño y con el largo camino que tuvimos que recorrer terminamos exhaustos y con ganas de dormir, a penas cerré los ojos me quedé completamente dormida. 
Aquellos ruidos que provocaba la ciudad ya no se escuchaban más.

Abrí los ojos y vi como Iker calentaba algo de comida, me miró y sonrió.

—Buenos días, se ve que dormiste bien.—rió mientras me servía un poco de comida.

—Definitivamente dormí muy bien—le devolví la sonrisa—Gracias—hablé mientras sostenía el plato—Espero que también hayas tenido una buena noche, porque yo dormí como un bebé.

—Apuesto a que sí, te movías tanto que juro que si hubiésemos estado en una cama me habrías tirado—Tomó agua mientras trataba de no mirarme.

—¡Um... Esto está riquísimo!—exclamé mientras trataba de cambiar aquel tema que me tenía apenada.

—Es porque lo cociné yo, le doy un toqué único —Dijo mientras presumía dicha comida.

—El secreto es quemar la sopa, eso es tu toque especial—reí fuerte provocando que casi me ahogara.

Después de una horas continuamos caminando, entramos a una tienda que estaba cerca, la mayoría de las cosas que estaban ahí ya no servían era una ciudad abandonada pero sin muchas cosas para poder usarse.

—Bien, creo que aún nos falta para llegar o dicha ciudad nunca existió, y mi mente me ha estado volviendo loca con supuestos sueños.—decidí sentarme en una de las sillas que se encontraba ahí.

Escuchamos algunos sonidos pero estos parecían ser provocados por algo o por alguien, ambos nos miramos rápido y decidimos escondernos. 
Tenía miedo... Eran personas que portaban armas, caminaban con mucha seguridad y eran bastante grandes. 
Cubrí mi boca para evitar soltar algún ruido,  miré como Iker tomaba a coco, rogaba para que no ladrara pero este tenía miedo al igual que nosotros dos.

—Ya hemos venido aquí y no hay nada, esperemos que de regreso encontremos amigos nuevos—Se escucharon varías risas que combinadas con el eco del edificio estas se volvían aún más fuertes.

—Apuesto a que ya te hace falta derramar sangre, la costumbre de llevar de lo mejor a la jefa—Lo interrumpió uno de ellos.

—Y si no cierras tu maldita boca, al que llevaré  y no vivo será a ti.—dijo amenazante mientras lo sujetaba de la camisa.

Luego de unos minutos salieron del edificio.

—No puedo creer que de todo lo que nos pudimos encontrar, nos topamos con unos asesinos—dije desesperada.

—Tranquila, haremos lo posible por no volvernos a encontrar con ellos, es por eso que debemos tener mucho mayor cuidado.—observó que nadie más estuviera cerca.

—Tenías razón sobre el arma, nos va a ser útil, es más sería genial que me enseñaras a usarla.—se la quite de las manos y él me la quitó de nuevo.

—Recuerda que no es un juguete, podrías lastimarte.—dijo mientras la guardaba en uno de sus  bolsillos traseros.

—Necesito aprender a defenderme—dije molesta—No quiero pensar el día en el que tú no puedas hacerlo—miré a mi alrededor molesta, me sorprendí cuando vi a un chico a unos dos metros de nosotros.—No mires pero alguien nos observa—susurré.

—Descuida—miré que puso una de sus manos hacia atrás sacando poco a poco aquella arma que tenía.

Aquel extraño se acercó, Iker lo apuntó.

—¡Aléjate!—gritó—¿Qué es lo que quieres?.—preguntó sosteniendo aún el arma.




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