"Hay verdades difíciles de aceptar, pero al fin de cuentas son lo que buscábamos".
–V E R D A D–
(PARTE UNO)
Han pasado días difíciles, pero creo que he tomado la mejor decisión Marissa no quería comprender que yo tengo sentimientos reales por Mateo, es por eso que debía alejarla.
Tal vez si debí hablar con ella pero no pude hacerlo, es mejor así.
Ella se fue hace dos días y me pesó mucho que creyera que me la quitaba de encima, se fue enojada y diciendo que no tenía futuro y que lamentaba haber confiado en mi.
Sus palabras claramente dolieron pero debo ser fuerte por todos.
Estaba sentada mirando como las hojas de los árboles caían; mi mirada estaba ida, me encontraba pensando en mi propio mundo.
—Hola Xay, perdón por interrumpir.—Se quedó de pie.
—Mateo yo...—me detuve unos segundos a pensar—Lamento todo, no quise herirte de esa manera.
—Se que por ahora solo quieres saber la verdad—se sentó a mi lado— y lo entiendo he sido muy egoísta al decirte que no buscaras más, yo también me equivoqué.
—Ambos lo hicimos, y creo que es mejor que sea así, evitemos meter sentimientos en esto.Es por eso que decidí que terminara lo de nosotros.
—Xay... Esta bien, voy a respetar la decisión y sé lo importante que esto es para ti, es por eso que quiero acompañarte.
—Debí hacer esto sola hace mucho tiempo; y lo iba a conseguir, no voy a cometer el mismo error no puedo perder a nadie más—Toqué una de sus mejillas—De verdad no puedo dejar que te hagan daño por mi culpa.
—Vamos a descubrir todo y no necesito que digas que no, quiero acompañarte porque te amo, y tampoco permitiré que te hagan daño.
Solo asentí y un gracias salió de mi boca.
Decidí abrazarlo fuerte en aquella mañana tan fría.
Días después decidimos buscar a Ava.
Llevamos todo lo necesario para el viaje pero esta vez iremos caminando, así evitaremos peligros que podrían aparecer en el camino.
Contamos con armamento y todo estaba muy bien equipado.
Hablé con una de las encargadas suplentes y decidió aceptar quedarse a cargo.
En caso de que no volviéramos ella sería la nueva jefa.
Y así es como decidimos ir por caminos casi siempre difíciles pero otras veces soportables.
—Creo que podemos descansar aquí—comentó Mateo dejando caer aquella mochila que traía en la espalda—Estoy cansado.
—Sí, es un buen lugar—puse la mía en el suelo—deberíamos poner aquí nuestra casa de acampar.
—Está bien—él la sacó y comenzó a armarla.
Decidí ayudarlo y terminamos más rápido, saqué unas sábanas y decidí tenderlas dentro de esta.
Prendimos un poco de fuego y calentamos algo de comida.
—Me siento bien estando aquí contigo—Dije mirándolo.
—Yo siempre me siento bien, en donde sea en cualquier lugar puedo asegurar que te amo.—bajó la mirada apenado y sonriendo.
Solo lo miré y no pude evitar sonreír, cuando oscureció más ambos entramos a dormir. Estaba bastante cansada así que dormí de inmediato.
—Somos instantes, la verdad duele; y volverá a doler en cuanto lo vuelvas a recordar.
Aquellos sueños a veces eran diferentes y difíciles de comprender pero al fin solo sueños.
Luego de haber caminado durante tres días más estábamos cansados, las ganas que tenía no eran las mismas de antes.
Mateo veía el mapa, mientras trataba de ubicarse.
Decidí ir a caminar cerca de ahí hacía frío y el aire estaba muy fresco veía salir vapor de mi boca.
Cruce los brazos y temblaba, caminaba algo lento hasta que vi que algo se movía entre las plantas que cubrían un espacio.
Me quedé callada y lo vi salir.
Era un perro pero este estaba solo, llegó conmigo y lo acaricié.
—Que lindo eres, te pareces mucho a coco—movió la cola de lado a lado al escucharme—¿Coco?—repetí nuevamente y se emocionaba.
Estaba muy sorprendida debía ser él, aún respondía a su nombre.
Decidí bajarme a su altura y acariciarlo mientras me lamia el rostro, solo podía sonreír.
Sentí un arma en mi cabeza y me quedé quieta.
—Ponte de pie—oí una voz femenina.
Me puse de pie poco a poco.
—Ahora tú, baja el arma.—oí la voz de Mateo.
Dejé de sentir el arma y miré a la chica, era un poco más alta que yo, su cabello era largo y sus ojos eran grandes.
Bajó el arma al suelo y en su rostro reflejo la molestia que esto le causaba.
Alguien me tomó del brazo y me apuntó con otra arma, no podía ver quién era pues me tomó desprevenida.
Podía ver a la chica estaba haciendo una sonrisa, mientras que Mateo miraba molesto a la persona que me sujetaba.
—Sueltala, y te la devuelvo—dijo aquella persona cuya voz era masculina.
Todos estábamos callados solo podía mirar a Mateo quien sostuvo a la chica de un brazo y a puntó al que me sujetaba.
—Tranquilo, no queremos problemas—Dijo Mateo tratando de tranquilizar la situación.
Mateo bajó el arma y soltó a la chica.
Sentí como poco a poco me soltó y fui directo a dónde estaba Mateo llegué a su lado y me dió un abrazo.
Decidí volverme hacia a ellos y me quedé atónita al ver a quella persona.
Me empecé a sentir mal y traté de detenerme de Mateo pero caí poco a poco al suelo desconcertada.
—¡Xay! ¡Despierta!—oía gritar a Mateo a lo lejos.
Desperté en la casa de acampar, tenía un trapo mojado en la frente, la quité y la puse a lado de mi. Mi cabeza dolía bastante y estaba confundida.
Salí de la casa de acampar y vi que todos estaban sentados alrededor de una fogata.
—Xay despertaste—fue hacia a mi y me tomó de la mano—Me preocupé por ti, ¿Estás mejor?.
Él me miraba y fui hacia a aquella persona.
Quise mirarlo de cerca y vino rápido hacia mi y me dió un abrazo.
—Xay, por fin te encuentro—dijo mientras me abrazaba.
Comencé a llorar mientras no podía creer que lo tenía frente a mí.
—Iker ¿C-cómo es posible?—pregunté mirándolo—Dejé de abrazarlo.