"Malas noticias abundan solo tú puedes decidir como mirarlas"
–HUIR–
Luego de aquel día lleno de malas noticias decidimos continuar nuestro camino, tomamos todas las cosas y las guardamos intentando no dejar nada.
Miraba a todos, estaban cansados y con sueño al igual que yo, en cierto punto quería darme por vencida y querer tirar todo, pero la confianza que me cada uno de ellos me tiene, me hacen querer seguir intentando, intentarlo hasta poder lograrlo.
Nos dirigimos hacia los refugios, caminamos durante todo el día, pasando por lugares lodosos, a unos en cada momento los zancudos los molestaban, era desesperante pero debíamos llegar.
—Vamos Mel no falta mucho—escuché decir a Iker.
—Es mucho—dijo Mel cabizbaja.
Nos detuvimos un momento a descansar, me senté en el suelo mientras tomaba agua, el sol se estaba ocultando podía ver como los rayos de este dejaban de iluminar.
—Un día más se terminó—habló Mel sonriendo
—Sí, pero aún tenemos la noche—comentó Mateo mientras dejaba la mochila en el suelo.
Caminó hacia a mi y se sentó a mi lado, tomó mi mano y sonriendo comenzó a hablar.
—Por ahora tengo a lo que amo a mi lado—acarició mi mano mientras me miraba a los ojos—y eso es todo lo que puedo pedir.
Una sonrisa apareció en mi rostro, estaba apenada, todos lo habían escuchado.
Intentamos calentar algo para poder alimentarnos, aunque la comida estaba apunto de agotarse.
Al final terminamos durmiendo.
—Xay, Xay—escuché a lo lejos e intentaba despertarme.
Abrí los ojos y vi a Mel cerca de mi.
—Escucho algo, no se que sea, tengo miedo—La vi muy asustada mientras tomaba mi mano.
—Está bien, descuida—Desperté a Mateo.
Él poco a poco se despertó, coloqué mi dedo en mi boca haciéndole una seña de que no hablara.
Comencé a susurrar.
—Mel escuchó algo debemos estar alerta.
El asintió y se levantaba poco a poco, tomó una lámpara la encendió y al iluminar los árboles pudimos ver a alguien.
Mateo apagó rápidamente la lámpara, nos quedamos quietos y guardamos silencio, caminamos un poco hacia atrás, Mateo fue hacia a Iker y lo despertó.
—No hagas ruido—él se puso de pie y despertó a Valeria.
Valeria se levantó poco a poco, había un silencio en el que ni siquiera coco hacía ruido.
Estábamos callados esperando a que se fuera pero podíamos oír como nos rodeaba.
Mateo encendió nuevamente la lámpara iluminó hacia enfrente y vimos a un hombre con la piel cayéndose de su cuerpo.
—¡Corran!—Gritó Mateo mientras lo aventaba al suelo.
Jalé a Mateo conmigo y corrimos, Iker y Valeria iban con Mel, estaban a unos metros corriendo.
Apenas podíamos ver, tropezabamos con las raíces de los árboles y las ramas nos herían al correr cerca de ellas. Pero no parabamos, oí unos gritos que me asustaron veían de enfrente.
—¡Regresen, Regresen!—Gritaba desesperada Mel mientras regresaba ella y los demás.
Corrimos a lados contrarios, a Mateo se le calló la lámpara e intentó recogerla pero al hacerlo una de las cosas se le aventó e intentó matarlo.
Me asusté y tomé lo que pude encontrar había una piedra de gran tamaño, busqué la lámpara y cuando la encontré pude ver bien y aventarsela a aquella persona. Luego de aventar la piedra la lámpara se apagó haciendo que perdiera de vista a Mateo.
—¡Mateo!—grité pero no respondía.
Alguien me tomó de la mano y me hizo correr y ya no pude ver quién era y mucho menos a todos los demás. Seguimos caminando y lo único que podíamos escuchar era nuestra respiración agitada, tomaba fuerte su mano.
Debo reconocer que el miedo era tan inmenso que crecía en mi interior más y más.
Cuando nos alejamos lo más que pudimos decidimos parar.
Escuché otro ruido y con la luz de la luna pude ver quién era.
—¡Coco!—solté un suspiro de alivio.
Lo tomé en mis brazos e Iker me abrazó intentando calmarme.
—¿Qué vamos a hacer?—mi voz se quebró—Espero que todos estén bien.
—Tranquila vamos a encontrarlos, pero debemos encontrar un refugio y....—Buscó en sus bolsillos intentado encontrar algo.
—¿Qué pasa?.
—Busco el mapa, creo que lo perdí—siguió buscando en su último bolsillo—Sí, aquí está.
Me lo mostró y volvió a guardarlo.
Nos quedamos en silencio por varios minutos.
—Xay, si de alguna manera me contagio necesito...
—No, nadie va a contagiarse ni tú, ni yo mucho menos los demás. Vamos a estar bien—Interrumpí mientras intentaba mirarlo.
—Demos seguir una vez que amanezca, debes dormir, yo cuidaré.
—Pero... necesitas descansar.
—Por favor, hazlo, yo voy a estar bien.
Solo asentí y me recargué en él, me abrazó y traté de mantener los ojos abiertos pero se me cerraron poco a poco.
No pude quedarme despierta y acompañar a Iker.
Abrí mis ojos intentando acostumbrame a la luz.
—¿Pudiste descansar?—Preguntó Iker mientras me daba unas zarzamoras en las manos.
—Un poco—Cerré y abrí los ojos mientras terminaba de despertar.
Comí aquellas zarzamoras mientras pensaba en Mateo.
—¿Piensas en él cierto?—me miró para luego mirar a otro lado.
—Estoy preocupada, solo pude hacer algo rápido por él, y de verdad no quiero que le pase nada—cubría mi rostro con mis manos mientras bajaba la cabeza.
—Él va a estar bien, a demostrado lo mucho que te ama, no dudo en que va a buscarte donde quieras que estés.
Dejé de cubrir mi rostro con mis manos y decidí mirarlo.
Me quedé unos segundos así.
—Es raro, volvemos a estar como comenzamos. Pero han pasado tantas cosas, que ya no es lo mismo.
Coco llegó moviendo la cola, jugaba con los dos. Trataba de morder a Iker y él lanzó una rama para que la fuera a traer.
—Es cierto—dijo mirándome—Pero todo lo que hemos pasado nos ha enseñado. Cuando encontré a Valeria agradecí tanto haberla encontrado. Te busqué durante tanto tiempo hasta que...