"Somos porque existimos, y si existimos ¿Qué somos?"
—OLA DE PRESAGIOS—
Abrí mis ojos poco a poco, oí una voz que decía mi nombre.
—Vane, Vane ¿Estás bien? Te he buscado por todas partes—se sentó a mi lado y me analizaba toda.
—Estoy bien, Iker deberías estar en donde te dijeron. Vas a pasarla mal si te ven nuevamente conmigo. Deberías irte ahora.
—Dije que te iba a proteger, desde que Max se fue sé lo mucho que te hace falta, pero, quiero estés bien, y quites ese sentimiento poco a poco. No puedes estar así.
—Cállate Iker, tú no sabes nada. Perdí a mi hermano, aquel que era mi única familia, ¿Y dices que quite este sentimiento? No es así de fácil, no es como que cierre mis ojos y al abrirlos todo está bien. Debes irte o yo misma me voy a encargar de que la pases mal.
Él me miró preocupado, su rostro se veía triste. Bajó un poco la mirada, y se volvió hacia la puerta de la que había entrado.
—Perdón, solo quería que te sintieras mejor, tal vez tienes razón, no lo sé. Estaré en mi habitación por si quieres hablar.
Lo vi irse, sentí la necesidad de querer ir con él a disculparme pero mis pies no caminaban.
—¿Se fue?—ella se acercó a mi—Tenía miedo de que llegara a verme. Nadie puede saberlo, sé lo mucho que aprecias a Iker pero él jamás debe saber que te vengo a ver.
—Descuida, él jamás lo sabrá, no hasta que ambas estemos libres. Y no solo nosotras todos aquellos que somos víctimas de Ava.
Sentí un poco de agua en mi rostro.
—Debes irte, te esperaré en la próximo sueño profundo, debes recordarlo, aquí estaré esperando tu llegada.
Sentí una pequeña luz que poco a poco se iba agrandando.
Abrí mis ojos completamente, y vi a Mateo frente a mi.
—Xay—Vi una sonrisa plasmarse en su rostro—Me alegra tanto poder estar aquí contigo, fue difícil encontrarte.
Aún estaba pedida en mis pensamientos y en aquel dolor en todo mi cuerpo, solo pensaba en Max y todos aquellos que venían con nosotros.
—¿Max?—pregunté quejándome e intentado ponerme de pie.
—Tranquila, él está recuperándose.
—¿En dónde estamos?—pregunté de inmediato.
—Tranquila es el bosque, no puede encontrar un lugar más seguro que este. Llevan unas horas inconscientes.
—Dime que Ava vive, por favor.
—Ella está perfectamente bien, su auto no sufrió tanto daño como los demás. Está descansando.
Busqué su mano para poder tomarla, cuando lo hice la apreté fuertemente.
—Los había extrañado bastante, sentía que los había perdido para siempre—sonreí aún con el dolor que me causaba hacerlo.
—Xay, mi padre se llevó a todos, no pude hacer nada para ayudarlos. No sé porqué los llevó, tenías razón no debí confiar en él, le hablé de todo, y supo como hacer para vencernos.
—¿Quieres decir que los tiene a todos?.
—Sí, pero he estado planeando el poder sacarlos de aquel lugar y no solo a ellos a todos los niños.
—Íbamos de camino para allá. Unos hombres salieron de la nada y comenzaron a dispararnos y después pasó lo de las camionetas. Ni siquiera pudimos darnos cuenta antes para poder frenar.
—Por ahora debes descansar, en cuanto todos se recuperen podremos seguir.
Asentí, cerré mis ojos poco a poco, mi cuerpo se sentía bastante cansado y adolorido.
Lo único que pensaba en ese momento era en que terminara.
—Qué termine por favor—solté lo último de mis labios siendo esto en voz baja.
Sentí mis ojos pesados y me quedé dormida.
Desperté en una habitación.
Miré al rededor de todo.
Decidí ponerme de pie e ir por algo de comer.
Me senté en aquellas mesas largas de color blanco con un plato de comida.
Tomé un tenedor y comencé a comer aquello que se encontraba en el plato.
—Hola, Ava necesita de ti, quiere que vayas a si oficina. Quiero que sepas que no te preocupes, todo va a estar bien.
—Tus ánimos no me importan Iker, deja de creer que ella es buena porque no lo es, deja de admirar a una asesina. ¿Tanto quieres ser como ella?.
—No, yo solo...
Lo interrumpí molesta.
—Nada Iker, si quieres ser como ella hazlo, cambia a las personas, úsalas, y cuando ya no sean de tu utilidad asesinala. Eso es lo que es Ava y peor.
Dejé todo en mi plato y me dirigí hacia la oficina de Ava.
Pasé por varios pasillos, ya no me sentía con miedo al estar con ella, sentía un gran rencor por lo que le había hecho a mi hermano.
Al llegar me coloqué en la puerta, se abrió rápidamente y decidí entrar. Caminé hasta su escritorio.
—Bienvenida Vane, te había extrañado bastante. Pero vamos siéntate.
Asentí sin decir palabra alguna.
Me senté y solo la miraba sin decir absolutamente nada.
—Bien, habrá otra prueba será una de las últimas, necesito que hagas esto porque hasta ahora algo hace falta. Iker te llevará allá, te veré en unos minutos.
Me puse de pie, me dirigí hacia la puerta esta se abrió y fuera de ella se encontraba Iker.
Al salir la puerta se cerró.
—¿Ahora que será? Mmm ya sé, seguramente me harán sufrir nuevamente ¿Dolor?—dije mientras Iker bajaba un poco la mirada.
—Te aseguro que lo único que quiero es que estés bien, te diría que es pero no puedo hacerlo.
—Claro, perderías todo lo que has logrado. ¿Qué será de Iker si descubren que me dice algo? Probablemente muera al igual que todos, pero que más da, todos absolutamente todos vamos a morir, solo que algunos serán la víctima y los otros los asesinos de su propia muerte y la tendrán más que merecida.
Él se quedó callado y continúo caminando.
Llegamos a una puerta y él se detuvo.
—Tienes que hacer lo posible por...
Alguien llegó a nosotros, era un hombre de edad mayor.
—Tienes que irte Iker, tus obligaciones esperan—Habló aquel Hombre.
Iker asintió y se fue.
—Debes entrar ahora—señaló con la mirada mientras abría la puerta.
Decidí hacerlo ya que no tenía otra opción.
Al entrar todo estaba oscuro.
Caminé lentamente intentando ver algo, pero era imposible.