O N L Y

CAPÍTULO 28

–UN POCO DE VERDAD–

Desperté un poco más descansada.
Me senté en el mismo lugar en el que me encontraba. Me quedé callada unos segundos y vi a lo lejos llegar a Mateo. 
Quien me miró con preocupación.

—¿Cómo te sientes Xay?—se hincó frente a mi y quitó unos mechones de cabello que se encontraban cubriendo mi rostro.

—A decir verdad mal, pero no hay nada de que preocuparse, estaré bien—tragué saliva y decidí ponerme de pie.

Él al igual que yo hizo lo mismo. 
Sentía un nudo en la garganta, sentía una angustia por todo lo que estaba pasando.

Toqué mi frente y noté que había una venda.

—Sufriste un golpe fuerte y tuve que vendarte, dormiste dos días más.

Me sorprendí al escuchar decir el tiempo en el que dormí.

—Espera... no—negué con la cabeza mientras miraba a los lados—¿Dónde están los demás?.

Caminé revisando el lugar, había una camioneta estacionada cubriendonos, estábamos aún en el bosque pero estaba solo él conmigo.

—Tu hermano y los demás despertaron luego de un día, no quisieron esperar más, tú seguías inconsciente y Max me pidió que me quedara a tu lado.

—Ese mal...—pensé antes de decirlo—Tengo que ir ahora mismo—subí a la camioneta y corté unos cables.

—¿Qué haces?—él preocupado llegó a mi lado y me volvió hacia a él—Vamos a ir, pero debes tranquilizarte, a demás la llaves están aquí—mostró las llaves frente a mi tomándolas de forma que estas estaban colgando.

Me sentí una tonta en ese momento, las tomé y las coloqué en el auto.

—Vamos, no perdamos tiempo.

Él se subió al asiento de copiloto y después mostró algo frente a mi.

—Ten debes comer algo, o permite que yo conduzca, no quiero que vayamos a tener un accidente más.

Tomé aquellas galletas que colocó frente a mi y decidí encender el auto. 
Comencé a conducir mientras metía unas galletas a mi boca poco a poco.

—Estaba muy preocupado por ti, creí que no volvería a verte. Luego de que te fueras Iker me dijo que no le dijera a mi padre, pero no hice caso, hablé con mi padre de que alguien te había llevado a la fuerza y fue el error más grande que pude cometer. Mi padre aseguró el lugar completamente. Se enojó bastante tanto que no descansó hasta saber de tu paradero, al principio creí que fue por que quería que estuvieras bien, hasta que lo escuché hablando con su cómplice.

—Lamento que tu padre resultara ser un despiadado hombre sin corazón—mi mirada estaba fija en el camino—Siento lo que diré pero... espero que reciba su castigo.

Vi de reojo a Mateo quién decidió ya no responder.

El camino fue bastante callado, llegamos cerca de la ciudad y decidimos bajar de el auto y continuar de pie. Tomamos unas armas de los asientos de atrás del auto.

Tomé una y se la iba a dar a Mateo quien de la nada la soltó, haciendo que ambos bajaramos por ella.
Mi mano se colocó arriba de la de él y hubo unos segundos de tensión en la que nuestras miradas fueron una.

Nos pusimos de pie nuevamente, él tomó completamente el arma y decidí tomar la mía, giré nuevamente para tomar el arma y al volver tenía cerca de mi a Mateo.

Me alejé de él rápidamente y cuando pensaba avanzar sentí que tomó mi mano haciendo que parara de caminar.

—Lamento lo que mi padre te ha hecho, lamento incluso mi existencia. El es mi  padre y se el daño que hace pero no deja de serlo. Max me explicó todo, sé que mi verdadera madre es la que venía con ustedes, tuve tiempo de poder hablar con ella, pero...

Lo vi sollozar, sostenía el arma fuertemente. Sentía que se hacía daño tomandola de esa manera.

Me acerqué a él y llevé mis manos hacia sus mejillas.

—Perdóname, desde que desperté lo único que hago es estar enojada contigo, y no tienes culpa alguna, perdóname.

Lo miré y sus ojos se posaron sobre los míos, sonrió entre lágrimas y posó sus manos sobre mis mejillas.

—Eres la Xay que conocí de hace mucho tiempo, a la que jamás he dejado de amar.

Tragué saliva y me quedé muda a lo que había dicho. 
Se acercó más a mi y besó mi mejilla izquierda. 
Me sentí muy nerviosa mi corazón latía fuertemente.

—Vamos, debemos encontrar a los demás. Y hacer lo posible por permanecer juntos.

Caminamos por el bosque cuando escuchamos un disparo atravesar uno de los árboles que se encontraba ahí. 
Intentamos buscar al que disparaba hasta que Mateo pudo verlo.

Mateo le disparó y pudo darle. 
Ambos nos miramos cuando nos dimos cuenta  de que aquel hombre tenía una granada en la mano quitó el seguro con la última fuerza que le quedó y la aventó, cayendo al suelo muerto.

Mateo sin pensarlo me tomó de la mano y corriendo rápidamente me llevó al suelo y me cubrió con su cuerpo. 
Oímos la explosión tan fuerte que mis oídos dolieron por varios segundos. Me sujeté a él muy fuerte.

Él me miró y soltó un suspiro, tenerlo así de cerca, el sentí su pecho contra el mío me hizo sentir tan protegida.

—Por poco nos hace polvo—soltó una risa a la que miré embobada—¿Estás bien?—preguntó mirándome aún junto a mí con sus manos apoyándose en el suelo dejando un espacio entre nosotros.

Me encontraba debajo de él, sin decir palabra alguna.

—¿Xay estás bien?—Volvió a preguntar mientras comenzaba a ponerse de pie.

No lo pensé y solo volví a jalarlo hacia a mi, con la fuerza que ejercí el quedó nuevamente en el mismo lugar. 
Vi como se sorprendió por aquella reacción tan repentina de mi parte.

—Lo estaré cuando te atrevas a besarme—Dejé salir aquello dejando un segundo en silencio—¿O eso debo hacerlo también yo?.

Lo tomé de la camisa y lo besé antes de que pudiera decir una palabra.

—Xay—habló entre aquel beso que comenzaba a responder.

—Shh calla—ordené mientras aún besaba sus labios.

La intensidad de aquel beso aumentó, mi respiración estaba acelerandose al igual que la de él, sentí un pequeño beso en mi cuello haciéndome estremecer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.