–RESCATE–
Luego de algunas horas nos encontramos descansando un poco, Iker y mi hermano estaban sentados recargados en la pared, ambos parecían dormir.
Me senté despacio en la cama, cerré los ojos un momento para luego sacar un pequeño suspiro casi imperceptible.
Me puse de pie y me dirigí hacia la puerta.
Salí de la cabaña; la luna brillaba bastante, era de esas noches en las que la luna iluminaba a tal grado de poder ver con claridad aquello que otras noches no se puede.
Me quedé a unos dos metros de la puerta y observaba el bosque, el aire se encontraba frío, podía sentí mis mejillas y pómulos enfriarse.
—Creo que tampoco tienes sueño—Di un pequeño salto al oír a Mateo hablar sin avisarme.
Me volví hacia él, tomó sus manos y las llevó a su boca haciendo que el vapor de su boca las calentara un poco.
—Me asustaste, creí que todos dormían—volví a mirar el bosque mientras él se colocaba a mi par.
—Lo siento, no quise hacerlo. Noté que ya no estabas y me preocupé.
Ambos nos miramos, la luz en ese momento era preciosa, era un tono azul que combinaba perfectamente con los ojos de Mateo.
—Siento que...—Me detuve un momento—A decir verdad, me aterra saber más a cerca de mi pasado y no solo de mi, de cualquiera de mi familia.
—Sabes algo cierto—inquirió Mateo mientras miraba el suelo.
—Es que ahora no se que pueda ser real, hasta hace unos días parecía serlo, pero, ahora es más bien una tortura. Incluso creí encontrarte y fue solo una simulación. No sé si esto es real o un sueño, un recuerdo o una simulación.
Mateo se acercó más a mi y tomó una de mis manos.
—Es real—me miró con ternura—tocó mi rostro con su mano y lo acarició.
Acomodó un mechón hacia atrás de mi oreja ya que sobre salía de mi cabello.
—¿Y por qué siento que es un sueño?—pregunté mientras lo miraba fijamente a los ojos.
Él se acercó tanto que pude sentir su respiración en mi rostro, miré sus ojos para luego bajar la mirada hacia sus labios.
—Déjame demostrar que es real—sus labios se juntaron con los míos de manera repentina.
Con ambas manos sujeté su rostro; esto hizo que él me tomara por la cintura y haciéndo que quedara pegada a él.
Nos detuvimos un momento para retomar el aliento, nuestras frentes se encontraban juntas.
—Te había echado de menos—dejé ir para luego soltar una pequeña risa.
—Había esperado este momento por meses—Me abrazó para luego darme un beso en la frente.
—Mañana será un largo día, pero debemos darlo todo, por todos—lo abracé muy fuerte y me quedé en sus brazos por un largo tiempo.
Al paso de varios minutos, retomamos nuestro momento de descansar. Me senté en la cama y segundos después me acosté en ella.
Cerré los ojos y dormí.
Sentí el calor de alguien tocando mi rostro, me levanté rápido; me encontraba desorientada y miré a todos lados.
—Tranquila, no quería asustarte. Pero debemos irnos—Explicó Mateo mirándome mientras colocaba su mano en una de mis mejillas.
Llevé mi mano encima de la suya para luego bajarla y apretarla.
—¿Dónde está Max e Iker?—Lo miré fijamente sin bajar la mirada.
—Están afuera, esperan a que podamos irnos. Al igual que toman un momento, al parecer anoche no durmieron muy bien.
—Con gusto les habría dejado este encantador colchón viejo y sucio—solté una risita.
—Parece que es bastante cómodo—me ayudó a bajarme de la cama—Ahora debemos irnos, pero antes...—me miró sonriendo y alzando una ceja, se acercó a mi y me robó un beso.
—Debemos irnos—dije nerviosa mientras salía de la cabaña.
Él sonrió y salió luego de que yo saliera.
—Bueno, es hora de irnos—Avisó Iker mientras tomaba un arma.
—Toma—Max acercó un arma hacia mi; decidí tomarla asintiendo.
—Bien entonces ya saben que hacer—Habló Iker para luego comenzar a caminar.
—Espera, espera—hablé mientras ellos paraban de caminar—A mi no me han dicho absolutamente nada.
—Mateo debió decirte, hace tiempo que está contigo, debió informarte de todo lo que hemos estado hablado.—Respondió Iker algo molesto y a mi parecer un poco Celoso.
—Claro que puedo explicárselo a mi novia—recalcó lo último haciendo que Iker apretara los dedos de ambas manos.
—Vamos, vamos—Max colocó su brazo al rededor de los hombros de Iker haciéndolo caminar lejos de Mateo.
Intenté mantener la calma y caminé sin decir palabra alguna.
—Siento esto, de verdad yo...—paró por un momento para luego continuar—Voy hacer lo posible por separar lo de hoy con lo nuestro.
—Después podremos ser tu y yo—respondí colocando mis manos en su rostro y dándole un pequeño beso—Este será el final de un nuevo inicio y quiero que todos podamos ser parte de el, por el momento debemos enfocarnos en eso.
Mateo asintió y nos dirigimos hacia donde Iker y Max se encontraban.
Caminamos alrededor de unas dos horas, llegamos cerca de la puerta de donde un día previo había salido.
En el camino Mateo me había dicho todo lo que necesitaba saber a serca del plan. Era algo complicado y podría no funcionar. Pero de algo estabamos seguros, era aquí y ahora todo lo que habíamos estado buscando y definitivamente no nos íbamos a rendir.
Nos escondimos entre los arbustos que se encontraban ahí.
Fuimos hacia la puerta e intentamos abrirla.
—Está bastante reforzada—Habló Iker mientras volvía a intentar abrirla.
—Tal vez si le disparamos pueda abrirse—Opinó Max tomando su arma para disparar.
—¡Alto!—grité medio fuerte antes de que lo hiciera—Esto podría alertar a los demás, no sabemos si haya alguien detrás de esta puerta.
—Debemos intentarlo, ¿Cuántas puertas atravesaste hasta salir?—Preguntó Max.
—Fueron varias, probablemente sea muy poco lo que logre percibir, está bien Hazlo.
Max disparó y la puerta pudo abrirse de manera más rápida.
Vi a Max asegurarse de que nadie se encontrara ahí. Nos hizo la señal para seguir sus pasos. Entramos al lugar y se podía observar completamente oscuro. Las luces de esos pasillos se encontraban apagadas, haciendo que no pudiéramos ver de una manera clara, podíamos escuchar nuestros pasos con el eco que provocaban aquellos pasillos vacíos.