Al llegar a la ciudad, recordé lo bella que era.
Las calles rodeadas de árboles, un pequeño río cruzando la ciudad, sin edificios grandes, era todo bello, tranquilo.
Me daba tranquilidad estar ahí.
En ese momento me di cuenta que mi papá tenía razón, y que tal vez, ir a Neullén, no era tan mala idea.
Algunos chicos se me quedaban mirando, pues no era para nada fea, la verdad. Aunque poco me interesaba un amor en este momento.
Llegué a la biblioteca municipal de Neullén.
Era un poco más pequeña que la de Santiago, solo un poquito más.
Entré, buscaba libros que tengan que ver con la historia del pueblo, pero nada.
Encontré libros sobre Concepción, de Chile, de la región del Bío-Bío, pero...¿Dónde está el de Neullén?
No encontraba nada, y me estaba desesperando.
¿Cómo no puede haber nada?
—Oe tú, rubia. ¿Qué andas buscando? ¿Un libro para maquillarte?, Mi amor, no necesitas maquillarte, no te dejes llevar por el patriarcado. — Alguien me dijo por atrás.
Me di la vuelta, una chica más alta que yo (Como todo el mundo), pelo liso y negro como aceituna. Me intimidaba un poco.
—Amh....No, busco un libro de la historia de Neullén.— le respondí firme.
—Ah, chucha. Nunca nadie había venido a buscar libros así.—
Me pareció raro su comentario, está bien que los chicos de ahora no se interesan tanto por el pasado, ¿pero que nadie antes había venido? ¿Si acaso hay colegios aquí?
Ella me pasó un libro, algo viejo, malgastado también, pero claramente se podía ver el título de "Historia de Neullén"
—¿Se podría saber por qué estas interesada en eso?— Me dijo ella.
Le expliqué lo que sucedía, que encontré planos viejos en la casa de mi bisabuela, y quería saber por qué esas cosas estaban en su casa, y por qué sus apellidos y el tal "Moore Martin" están subrayados.
—Uhh, misterioso, podría ayudarte. Soy Constanza, nativa de este pueblucho.— Me dijo ella.
Yo obviamente me presenté, le dije que me llamaba Fernanda, y que nací en Santiago, y que tengo ciertas raíces irlandesas.
Poco después de presentarnos, me puse a ver el libro.
Algo que me fijé es que no dice el nombre del fundador, ni tampoco nada relacionado con mi familia, solamente hablaba de como el pueblo iba creciendo desde sus inicios.
No encontré pistas, sólo una, en la primera y última página se mostraba el nombre del creador de este libro.
"David Ferrer"
Tenía que hablar con ese señor, eso si es que aún sigue vivo, claro.
Otra pista que tenía, era la familia "Moore Martin", la que tenía subrayada en el libro que estaba en la casa de mi bisabueli.
—Cony, ¿Conoces a alguien que tenga como apellido Moore Martin?—
Le pregunté a ella.
Ella me dijo que no, pero que en Instagram podía buscarlo, ya que la mayoría de los jóvenes del pueblo la siguen a ella por ahí. Y no me extrañaba, se notaba que era popular entre las chicas y los chicos. Además, era bastante atractiva.
Luego de un momento de stalkeo, ya no solo en Instagram, si no en la mayoría de las redes sociales, Cony rompió el silencio y dijo:
—Encontré algo. "Isaac Moore", vive en la Calle Constitución 567.—
Tenía ya dos pistas, pero no sabía a cuál ir.
—¿Y sabes algo de David Ferrer?—
Me dijo que era un anciano que vive al frente de la Municipalidad, estaba más cerca de nosotros, así que nos convenía más ir por esa pista, y luego por ese tal Isaac.
—Ok, vamos Cony.—
—¡Vamos!—
Cony pidió permiso para salir de la biblioteca a una señora, pues ella trabajaba ahí y no podía darse el lujo de salir cuando quisiera.