La carta es así:
Quiero desahogarme, y también explicarles a mí familia, por qué estoy en la cárcel.
Compré una parcela en las cercanías del Río Ñuble, quería hacer una compañía grande, "La compañía Moore" Sinceramente, al principio no sabía de que sería, pero me decidí por una industria textil.
Antes de empezar todo los proyectos, tenía un viaje a Nueva York para firmar algunos contratos sobre mis negocios que existía en tal país, antes de llegar a la quiebra.
El viaje fue largo, porque además de por trabajo, recuerden que los llevé a Miami también, o en pocas palabras, les di un tour por toda la costa este de Estados Unidos.
La pasamos muy bien, y quisiera volver a esa época, realmente era feliz.
Luego, cuando volvimos a Chile, les dije que iría al sur, no les dije por qué porque quería que fuera una sorpresa, algo que nos daría muchísima más fortuna de lo que ya tenemos.
Nunca pensé lo que me encontraría.
Habían un montón de casas en una zona de mi parcela, había un asentamiento de la nada.
Me enfadé mucho y llegué al fondo de eso, busqué quién era el "líder" de ese lugar, resultó ser un tal O'Sullivan, alguien que literalmente, fundó un pueblo, súper feo, desordenado, y todo, pero era pueblo al fin y al cabo, había gente, y resultó que ese lugar ahora se llamaba "Neullén"
Bueno, tampoco me enfadé, el territorio este es mío, así que pensé en simplemente demandar al fundador y así que quiten el pueblo. Pero quería dejarlo más fácil aún.
Investigué todo sobre él, su familia, su lugar donde proviene y vive actualmente, e incluso sus exámenes médicos, y sí, tenía problemas psicológicos.
Eso era un gran respaldo, y tenía más que claro que """Neullén""" iba a desaparecer.
Resultó que no, no gané, el pueblo ganó.
La gente protestó, muchísimo, e incluso algunos viajaron a Santiago para protestar.
Incluso, no solo los de Neullén protestaron, también la gente de sus alrededores, como Concepción, Chillán o Los Ángeles, ya que o tienen amigos o familiares ahí, o simplemente no quieren que el pueblo desaparezca.
Luego vieron que la población de Neullén ya era suficiente para ser llamada "Ciudad"
Y que había vida en el pueblo; Festivales, comercio, biblioteca, iglesias, tenía de todo. Solo faltaba la plaza central que en ese tiempo todavía se construye.
Decían que tenía mucha razón, que estaba prohibido, y que deberían darme el territorio y el poder del pueblo, pero la gente reclamaba, se iban a enfadar, y que no se iban a arriesgar a aquello, pero me acordé de los exámenes médicos del O'Sullivan, y le dije que sí iba a un psicólogo, le quitaría la demanda y el pueblo podría vivir en paz. Obviamente, pagué al doctor para que exagerara aún más su diagnóstico, y así tener asegurado el hecho de que se vaya al manicomio.
Lo obligaron a ir a un médico y ellos por alguna razón se lo llevaron de verdad.
Yo, mientras se lo llevaban, paré la construcción de la plaza, y saqué a todos los trabajadores del lugar.
Con una bomba que compré en el mercado negro de entonces, gracias a mis contactos y mi dinero, la puse en medio de la plaza y la enterré.
Un trabajador que no se había ido, se percató de eso, y ahí fue mi perdición.
Él corrió a la salida y le dijo al resto de trabajadores.
Alarmas sonaron, todos corrieron, todos buscaban a ese tal O'Sullivan, pero no lo encontraron.
Yo me lo había llevado.
Lo había llevado lejos para siempre.