Oasis

Capítulo 1

 

Russ sintió un montón de sensaciones en cuestión de segundos. Primero una fuerza que lo jalaba, como si estuviera en el aire y cayendo, luego una luz cegadora que se fue tornando azul, pero demasiado brillante para ver, después sintió como caía sobre su lado izquierdo, un dolor agudo se disparó desde su pierna hasta su cabeza. Lo último que escucho fueron sonidos de otras personas cayendo a su lado y quejidos.

Cuando abrió los ojos, supo que no estaba en su casa, donde había estado, unos segundos antes, mirando la televisión. Lo segundo que supo fue que había un monto de gente a su alrededor. Todos hombres. Todos en el suelo, quejándose de la horrible caída que habían sufrido. Lo tercero fue el cielo rojo- naranja. Y lo último y más peligroso: Alrededor de todos ellos habían más de quince personas, dándoles las espaldas, con espadas, lanzas, y otras armas de las cuales no sabía sus nombres, pero eso no era lo peor, lo peor era lo que estaba enfrente de ellos, hombres y mujeres, con los ojos más azules que haya visto en su vida, azul eléctrico, azul fluorescente, con espadas y armas, con la piel demasiado pálida.

-¡Protejan a los nuevos!- grito uno de ellos. Él más grande, con mucho músculo, o al menos eso se veía en sus brazos descubiertos, pero no lograba ver más que su cabello negro. Y mientras todos nos levantábamos (los que estábamos en el suelo, supongo que los nuevos) totalmente confundidos y desorientados, alguno de ellos dio un pequeño grito de dolor, era entendible, de su brazo brotaba algo blanco, supongo que el hueso. Yo por otra parte, aparte del dolor no sentía nada fuera de lugar, huesos en su lugar, ningún estiramiento o lesión.

De un momento a otro, los dos bandos comenzaron a pelear. Sonido de espadas y lanzas, puñetes y patas comenzaron a inundar el lugar, que por cierto era como el desierto. Al parecer había un oponente para todos, para todos excepto para el tipo más escalofriante que había visto en mi vida. Sus ojos azules brillantes y anormales no eran lo escalofriante, ni siquiera su sonrisa, donde mostraba sus filosos colmillos extrañamente puntiagudos. ¿Acaso eran vampiros? O simplemente el dentista se había olvidado limar sus dientes. A mí me los limaron porque eran muy puntiagudos. No, era la forma en que miraba a todos pelear, tenía su brazos y pecho cubiertos de tatuajes, muchos tatuajes, no llevaba una polera, únicamente unos pantalones desgastados y unas botas militares, y una enorme espada que apoyaba en su hombro, como si fuera un paraguas. No peleaba con nadie, simplemente observaba, sonreía cuando herían o mataban a cualquiera de los bandos.

Hasta que el tipo que había ordenado que nos protegieran, se movió rápidamente, decapitando al pobre hombre de la cabellera larga y enredada que parecía tierra, y se dirigió directamente hacia el tipo escalofriante.

-Vamos Lest, pelea conmigo.- Lest ese era el nombre del tipo esté. Y él se rio, ni siquiera se movió, lo volvió a mirar.

-Al, estoy esperando a un oponente digno de mi tiempo.- bueno su voz era más escalofriante, gruesa y fría.

-Pues no tendrás que esperar más, porque ya llegue.- una voz que no era la de Al interrumpió la respuesta. Cuando giro a la derecha para ver de donde proviene esa voz, que por alguna razón me suena familiar, me quedo paralizado.

Cabello oscuro, corto, casi como el de un hombre, pero no tan corto, un piercing en el labio inferior, botas de combate, chaqueta de cuero negra, y una sudadera negra. En su mano derecha una espada. Ojos grises. La conozco.

Ella camina tan rápidamente hacia Lest, quien ya adopto la posición de batalla, sonriéndole a su oponente.

-Mi amor, tardaste demasiado, pensé que no vendrías.- Y comienzan a pelear, él le da un puñetazo, ella se lo devuelve, una patada, un rodillazo, cada uno de los golpes que se dan el otro lo recibe, parecen no cansarse. Hasta que finalmente ella habla después de propinarle un rodillazo en plena nariz.

-Cariño, creo que quedan sólo cinco de tus hombres.- Era verdad, el numero había reducido bastante, y sólo quedaban cinco hombres escalofriantes luchando contra los demás. Lest se detuvo, y la miro, no sonrió, se veía molesto.

-Esto no termina aquí. Nos veremos pronto amor mío.- ¡Y SE LO TRAGO LA TIERRA! Bueno se abrió la tierra y desapareció, lo mismo sucedió con los otros cinco.

Cuando ella observo alrededor para, no sé, supongo que analizar la situación y las bajas, heridos y muertos, y a los nuevos, me vio. Nuestras miradas se encontraron, supongo que nuestras expresiones eran las mismas. (Una cara de… Mierda).

-Deben estar bromeando.- Esas fueron sus palabras.

-“Hey yo tampoco estoy muy feliz de verte”. Me hubiera gustado responderle, pero, tenía una espada, me replantee la posibilidad de que no sé, me cortara por la mitad. O me dejara en el desierto, o algo peor, volviéramos a hacer amigos. Así que no dije nada.



#26954 en Otros

En el texto hay: amor, amistad, traumas infantiles

Editado: 08.03.2019

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