Oasis

Capítulo 13

Sé que están en el techo. Los puedo escuchar hablar, aunque no puedo escuchar claramente de que hablan. Y si, estaba espiándolos.

Todas las conductas de los humanos eran tan desconocidas para mí, para nosotros, y ahora con tantos recuerdos ajenos era difícil no imitar esas conductas.

Tener un cuerpo tan… físico. Era abrumador, a veces seguía sorprendiéndome que pudiera sentir como mi piel se erizaba por un toque de Beth. A Jared jamás se le erizaba la piel en su presencia, al contrario creo que sudaba un poco, pero nada más, en cambio a mí…

Soy Lest, tenía que recordármelo a mí mismo varias veces al día. Desde que la voz de Jared había desaparecido de mi cabeza todo había sido más difícil, irónicamente. Comenzaba a creer que esté era en realidad mi cuerpo, mío. Comenzaba a sentirme humano, pero no lo soy. Y ella era Beth, no Olivia, aunque también era Olivia, pero para mí Beth. Eso me ayudaba a centrarme, yo la conocí como Beth, Jared la conoció como Olivia. Dos chicas diferentes.

Al principio la voz de Jared era como un zumbido en mi cabeza. Constante, doloroso y molesto. Cada vez que peleaba con Beth, él se resistía y al mismo tiempo no podía creer que esa misma chica con la que peleábamos era su Olivia, tan fría, tan fuerte. Aunque vio el comienzo de la transformación de Beth, cuando asesinó a esos humanos y se enteró de la verdad de lo que les había sucedido a sus hermanos, pero no vio la transformación final.

La voz se había apagado hacía mucho tiempo atrás. Irónicamente no había sido Jared quien me había motivado a venir a buscarla, si al principió cedía un poco a sus exigencias de observarla desde lejos, pero no deseaba acercarse, tenía miedo de que yo la mate. Y luego… cuando su voz desapareció continúe buscándola. ¿Por qué? Al principio no lo sabía.

¿La amaba? Eso creía. Había pasado cada noche durante demasiado tiempo a su lado como para no sentir nada por ella. Pero la verdad, la realidad, es que la admiraba. Nunca había conocido a un humano que hubiera vivido tanto dolor, nunca se imaginó que pudieran ser tan… malvados. Ninguno de los otros humanos tenía semejante pasado. Y eso que no sabía los detalles. Ella jamás le conto a Jared los sucedido con detalles, pero Jared tenía una gran imaginación, vi en sus recuerdos lo que se había imaginado mientras ella confesaba su verdad.

Demasiado dolor.

Y por eso la admiraba, de una manera que no podía entender, no le tenía lastima, únicamente deseaba estar cerca de ella para aprender más de ella, entenderla. Y a veces creía que lo hacía, luego recordaba que nunca podría entenderla por completo, primero porque él nunca seria verdaderamente humano y segundo porque no había experimentado ese dolor.

Su especie era diferente, no eran malos, pero si diferentes. Tal vez… egoístas, y nublados por la desesperación de seguir con vida.

No tenían ese lazo que había creado con Beth. No tenían amigos, ya no, quedaban tan pocos de ellos, y cada uno se concentraba en la tarea de sobrevivir. Él mismo hasta hace poco no hacía nada más que sobrevivir y buscar más cuerpos para el resto de su especia, y ahora solo deseaba estar cerca de ella y ayudarla. Deseaba ser su amigo, deseaba tener una amiga.

¿Eso también era amor no?

No la deseaba en la forma en que Jared lo había hecho alguna vez. No, él solo quería esa proximidad, quería estar ahí para ella, por primera vez en mucho tiempo lograba pensar en algo que no fuera sobrevivir, pensaba en que había algo mucho más grande que él, que la vida misma.

Quería vivir, vivir el ahora. Ya no le importaba morir.

Y cuando la abrazaba y dormía a su lado, sentía que estaba viviendo.

Todo terminaría pronto, quería disfrutar el tiempo que les quedaba.

Ahora intentaba concentrarse en las palabras que decían, para poder entender que era lo que hablaban. Beth solo le había dicho que volvería en un rato, y que se mantuviera escondido en la cabaña, ya era de día y no podría irse sin ser visto.

 

-¿Confías en él?- Le pregunto a Beth, otra vez.

-Sí.

-Entonces…- Pero un ruido nos distrae. Son gritos pero no son gritos comunes, son gritos de ataque, de pelea. Beth alza la vista, mientras nos ponemos de pie para poder observar mejor lo que está sucediendo. Pero tanto ella como yo tenemos una idea de lo que sucede.

-Están atacándonos de nuevo.- Dice Beth mirando como el suelo se abrió en el mismo lugar de la anterior vez. Los pocos que quedan en el Oasis han salido a defendernos, pero hay una realidad, somos menos, no hay novatos, nos superaran en número.



#27010 en Otros

En el texto hay: amor, amistad, traumas infantiles

Editado: 08.03.2019

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