Oasis

Capítulo 14

Rhonda no me da miedo. Eso me digo a mi mismo mientras camino hacia la cabaña de Nube. No me da ni un poco de miedo. Mentiroso. Me responde mi cuerpo, bueno, tal vez me dé un poco de miedo. Lo cual es patético considerando que su cabello es rosado, no Fucsia, rosado, un rosado suave, casi natural, a excepción por las puntas que si son fucsias. ¿Cómo puedo tenerle miedo a una mujer con el cabello rosado?

-Espero que hayas hecho bien esos nudos, niño.- ¿Niño? Podría sentirme insultado, ofendido, pero esa es la verdad, en comparación a ella sigo siendo un niño. Debe tener unos 25 años o más.

Gracias al cielo no tengo de que preocuparme, aquel… chico… demonio sigue inconsciente.

-¿Ese no es Russ?- Pregunta Al.

-Al parecer sí.

-Recuérdenlo, ya no es ese tal Russ.- dice Rhonda mientras coge una cubeta que usaba Nube para lavar sus instrumentos de enfermera.

Lo que pasa a continuación no me sorprende. Rhonda lanza el agua en dirección a su cara para que se despierte, lo hace, casi ahogándose con el agua. Intenta saltar de la cama pero al tener las extremidades atadas no logra moverse mucho. Mira a todos los presentes, y parpadea rápidamente.

-Miren quien despertó.- Bromea Rhonda mientras arrastra una silla para sentarse en ella. Le da la vuelta de forma que puede apoyar sus manos en el respaldo como toda una chica mala.- Escúchame, lucecita. Ya te habrás dado cuenta de que eres nuestro prisionero, así que podemos hacer esto de la manera difícil o fácil. Creas o no prefiero la forma fácil, así que empecemos.

-¿Qué sabes de los portales?- él la mira sin expresión alguna, observa sobre todo su cabello rosado.

-Están cerrados.- Dice finalmente mirando a Rhonda.

-¿Por qué?

-No te diré más hasta que no me asegures que me liberaras.- Rhonda sonríe maliciosamente.

-Resulto que esté tiene cerebro.- Dijo mirando a Al, parecía que estuvieran hablando telepáticamente. Finalmente Rhonda suspiro en señal de frustración.- Dime todo lo que quiero saber y… te liberare.

-¿Cómo se que dices la verdad?

-Ninguno de los dos lo sabe, lucecita. Pero es lo único que nos queda por hacer. Tómalo o déjalo.

-Te diré todo lo que no sea considerado traición por mi especie. Nosotros los cerramos porque ya no los necesitamos abiertos. Ya no quedan más de nosotros para habitar estos cuerpos, estos… envases.

-¿Cerraron todos los portales?

-Si.

-¿Estás seguro?

-Si.

-Pero…- comienzo a decir y Rhonda me manda a callar con una mirada y un shht.

-Bueno supongo que no nos dirás más.- Rhonda se levanta y saca un cuchillo de su bota, se acerca paso a paso, lentamente, pero es obvio por su forma de andar que no planea cortar los nudos de sus manos y pies.

-Dijiste que me liberarías.

-Y lo hare. Ese no es tu cuerpo, es sólo un envase. DEBES SER… LIBRE.

 

Su hogar. Se podría decir que era su hogar. El hogar de todos, sin embargo desde hace meses que ya no lo veía así. Ahora veía la tierra, la oscuridad como una prisión. Una prisión necesaria, por su puesto, pero igual, prisión.

Ahora sentía que su hogar era aquella cabaña. Aquella cama, aquel espacio entre el cuello y el hombro de Beth donde el descansaba su rostro cuando ella se lo permitía.

Su hogar, tampoco era aquella prisión. Hacía muchos años atrás, todos vivían arriba, podían ver al sol, podían ver las lunas, las estrellas, su verdadero hogar había sido el planeta en sí mismo. Nunca habían necesitado cosas, casas, ropa, comida. Y entonces todo cambio.

Las tormentas comenzaron.

Su planeta comenzaba a morir. Y con el todos los que lo habitaban.

Cuando tu planeta comienza a morir, y enfrentas la realidad de que todos morirán, se desata el caos. Y su gente jamás había experimentado lo que era el miedo, la guerra, la posibilidad de la inminente muerte de todos. Y ahí estaban ahora, luchando por sobrevivir.

-Lest. ¿Dónde estabas? Te buscamos por todos lados. Pensamos que… habías muerto.- Haxalaya, su hermana, por si decirlo. Aunque no compartían lazos de sangre o parentesco, nadie los tenía en realidad. Ya no.

-Yo… - No sabía que escusa utilizar esta vez.- Me sigo sintiendo mal. Mi cuerpo parece que ha estado enfermando de algo. No me siento bien. Yo… fui a buscar algo de esa planta que nos cura, pero no encontré ni una sola.- Lo último era verdad.



#27007 en Otros

En el texto hay: amor, amistad, traumas infantiles

Editado: 08.03.2019

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