Obertura

Capítulo 3

Summer
 

Se despertó con el peor dolor de su vida. Le dolía la cara, los brazos, se levanto gimiendo con cada movimiento, se desvistió y se vio al espejo, tenia tantos moretones que podía ver su piel de tres diferentes colores, desde un verde hasta un morado y la sangre seca.

Se dio un baño, lloro como nunca, se sentía perdida quería abrir los ojos y despertar de aquella pesadilla.

No fue a la escuela, paso todo el día limpiando y llorando, no tenía hambre, no quería entrar a la cocina, y recordar nada de aquella noche.

Estaba vestida con una blusa de manga larga y cuello alto, con unos jeans, había calor afuera pero ella no saldría, no hoy, no durante un tiempo.

Estaba limpiando cuando un golpe en la puerta la sobre salto. El susto fue tal que tuvo que contenerse de no ponerse a llorar. El terror de saber que podría ser su padre la tenia con los nervios a flor de piel.

―Abre se que estas ahí, te traje los apuntes de la escuela, tu papá llamo y dijo que estaba enferma y me preocupe, ¿te quedaste sola? ¿necesitas algo? ― Las palabras salieron demasiado rápido de su boca pero aun así Summer las entendió.

―Vete, estoy bien.

―Abre, para que te tus notas.

―Deslizas las por abajo.

―¿Qué? No, claro que no.― suspiró. ― espera te escuchas mal. ¿segura que estas bien?

―Sí, estoy... bien. ―Su voz se quebró en la última parte.

―No, claro que no, estás llorando. ¡Dios él te hizo algo!

―No. ― se abrazo a sí misma.

―Entonces abre.

Summer suspiro y abrió la puerta, la sorpresa de Azul a ver a su amiga con los golpes en la cara, y estirando su camisa para que sus brazos no se descubrieran.

―¡Oh amiga!― La abrazó fuerte lo que hizo que Summer soltara una queja ―¡Oh lo siento! ¿él te hizo esto? ―Summer asintió y comenzó a llorar, Azul cerró la puerta y entro a la casa llevo a un sillón a su amiga y la sentó mientras se sentaba junto a ella.

Summer le contó cómo pasó y lloro mucho más a ver a su amiga ahí escuchando la historia.

―Summer debes de decirle alguien, esto no puede quedar así.

―No, yo no puedo decirle a nadie él me mataría si hablo de esto.

―Pues yo lo haré, puedo hablar con...

―No, tu no puede hacer eso, además ¿a quien se lo dirías?

―Yo... tengo a mis padres. ― sonrió amargamente. ― Olvidemos que dije eso, es obvio que no contamos con ellos, nunca me escuchan.

Un silencio se hizo en la sala de aquel lugar. Summer decidió cambiar de tema.

―¿Cómo va eso con tus padres?

―No quiero hablar de ello.

―Está bien.

―Dame un abrazo, te necesito amiga, no sabes lo mucho que deseo que esto terminara, para las dos...

Summer deseaba lo mismo.

Las semanas pasaron y Summer comenzó de nuevo con su vida, hasta que un día decidió limpiar la habitación de su abuela, muchos recuerdos y mucho dolor la invadieron, el llanto no se hizo esperar pero ese día no importaba ya había sido valiente por mucho más tiempo del que estába dispuesta a soportar.

Todo mantenía es olor que durante tanto tiempo la había recibido, el polvo estába cubriendo las cosas de su abuela.

Todo lo dejo en orden hasta que encontró un álbum de fotos, lo abrió y vio fotos de su abuelo y su abuela, de su padre de niño, pero luego llegaron unas fotos que nunca en su vida había visto.

Eran fotos de su madre.

De su madre mirándose al espejo mientras levantaba su camiseta, de su banda favorito, Summer le dio la vuelta y se topo con una dedicatoria, "La primera foto donde somos una sola persona, desde que me entere que estoy embarazada me emociona mucho saber que somos uno, y que un día te tendré en brazos y seremos dos."

―Mi mamá estaba embarazada... de mi― Lo ultimo salió como un gemido doliente.

Miro y encontró otra foto, ella frente a al mismo espejo "Tres meses y mi bebé ya está creciendo."

Las demás fotos iban de cada mes, Summer se hundió en lagrimas de ver a su madre embarazada nunca la vio de tal modo en ninguna foto y verla así acariciando su muy abultado vientre a los nueve meses, unos días antes de morir por lo que se veía en la fecha.

"El doctor dice que por mi enfermedad es muy probable que muera, pero te diré algo bebé, no moriré, porque tu y yo, somos uno, nada ni la muerte podrá contra el inmenso amor que te tengo, y juro que daría la vida una y mil veces por ti, por eso si tu vives y yo muero lo único que te pido es que seas muy feliz que luches por lo que amas y quieres, nada me haría más feliz que estar a tu lado para apoyarte en el largo recorrido de tu vida. No quiero que mires esto como una despedida, si no como una promesa de que lo que pase luego de tu nacimiento, sin importar que sea tú y yo seguiremos estando juntos siempre, en el corazón de la otra.

Te amo mi bebé"

―Eso es todo lo que dice la dedicatoria de la ultima foto. ― Azul había leído la dedicatoria que su amiga le mostro de su mamá.

―Ella y yo juntas por siempre ¿No?

―Sí, amiga ahora ya sabes que tu mamá está contigo en todo esto, te ama, esto...― Mostró las fotos que había tomado de las cosa de su abuela y había estado escondiendo bajo el colchón durante todo el fin de semana, para así mostrárselo a Azul cuando la viéra.

―Es una clara prueba de lo que dice "Siempre es más oscuro antes del amanecer" esta es una forma de hacer que lo que tu piensas hacer de tu vida cambie y seas un poco más feliz ahora.

―Sabes que lo soy.

―No, no lo eres.

―Azul, tu tampoco eres feliz, no con tu familia no puedes pensar que yo deba serlo sin realmente no tengo una familia.

―Pues, tienes razón no tengo una familia modelo y ambas lo sabemos, pero creo que eso puede cambiar o eso dicen mis padre, con eso del bebé. ―Azul miro a Summer esperando su reacción.

―¡¿Qué?! ¿Un bebé? ―Azul solo asintió con la cabeza ―¡Dios santo, Amiga te felicito, vas a tener un hermanito!




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