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ALGORITMO DE AMM

 

Planeta Zimi, Año 35 Z.E.

Han pasado cuatro años desde que Segma-Cib se posesionó como la novena Espléndida. Desde entonces ha impulsado significativos proyectos para el desarrollo tecnológico del planeta Zimi, participando en la construcción del cuarto elevador espacial y en la conclusión del reactor nuclear estelar Lamat-2, patrocinados por las corporaciones Ex-pi y Tau Zero.

Durante este periodo ha habido un crecimiento demográfico exponencial en las zonas urbanas, áreas rurales, naciones independientes y secretas. Se tiene registro de más de setecientos millones de memges y cuatrocientos millones de quimeras domésticas. El 40% de la superficie del Zimi está cubierta por agua líquida que emana de los reactores de fusión y fisión. El 10% del planeta ha sido forestado exitosamente, permitiendo que organismos vivos puedan respirar libremente en los principales ecosistemas y ciudades, prescindiendo así de las cúpulas protectoras.

Ya-Lakstá, considerada la nueva capital del Sistema Solar, proporciona las condiciones necesarias para el desarrollo de todo tipo de vida conocida, incluso en los suburbios de clase baja, donde viven la mayoría de los Memge-Dal, seres sin modificaciones biológicas, genéticas, cuánticas, mecánicas ni electrónicas. En el Zimi se ha alcanzado un balance caóticamente perfecto entre anarquía y orden: ¡Libertad y deber!

***

Multiplicar por 1.71 es un hábito común de los Lu-Umianos inmigrantes en el Zimi. De esta manera pueden comprender mejor cuántos años habrían transcurrido según la manera de contabilizar el tiempo en su planeta natal. Kloras, el prolijo genio de la programación, ha pasado un tiempo sin realizar este cálculo. Ha vivido en el Zimi lo suficiente como para llegar a considerarlo su único hogar. En Lu-Um había dedicado su juventud al comercio ilegal de objetos electrónicos rango-S, y a robar información de las corporaciones para venderla a la competencia. Con tan solo diez años de edad se unió a un grupo de hackers y conoció a Mayi, de quien se enamoró inesperadamente. Juntos construyeron un laboratorio clandestino en el cual trabajaban en sus proyectos: Mayi conseguía las partes necesarias y Kloras construía y desarrollaba complejos programas y virus informáticos. Para no ser descubiertos, Kloras desarrolló su propio código de comunicación integrado por medio de ondas electromagnéticas de alta frecuencia, y lo utilizaba para comunicarse con los memges de su organización.

En el año 0 Z.E. fue capturado en su laboratorio por la F.E.S. y la U.C.E., pero para su sorpresa estos no querían arrestarlo, sino que tenían una propuesta muy interesante para hacerle. Le ofrecieron un tiquete sin retorno al planeta Zimi, donde podría trabajar con un grupo de ingenieros en el proyecto “código onda”. Él aceptó, exigiendo un cupo extra para su esposa.

Treinta y cinco años después se encuentra en un rango privilegiado dentro de la sociedad del Zimi, y escala vertiginosamente para obtener patrocinio en sus proyectos. Actualmente, pocos son los remanentes del ser orgánico que alguna vez fue. El 70% de su cuerpo está formado por nanobots que toman la apariencia física que les es ordenada.

En un soleado medio día, Kloras y Lomda se encuentran en un lujoso restaurante de gastronomía molecular, donde se disfruta de exquisitos manjares en la terraza de un dinámico edificio de módulos geométricos, que se deslizan sobre ejes ortogonales transformándolo en múltiples esculturas aleatorias. Cada treinta minutos, los octaedros y dodecaedros estrellados, en los que se encuentran cada una de las mesas, se agrupan en la fachada del edificio de casi cuatrocientos metros de altura para escribir de manera imponente el nombre de la corporación: N.U.O. Este centro comercial es uno de los más representativos del Eje cultural de los Suburbios Lletanos de la ciudad de Ya-Lakstá. Kloras tiene en su poder el libro de Universo19 que perteneció a Segma en el pasado y cuyos párrafos están escritos en un idioma antiguo del planeta Lu-Um.

Él interpreta con maestría, en voz alta y sin utilizar el traductor de su código onda, las siguientes palabras: «Cuándo abras de nuevo los ojos te prometo un nuevo día, maravilloso y sorprendente. Lamentablemente, mañana no verás nuestra playita privada, pero sí el océano. Entonces ¡disfruta de tu presente! Enfócate en este paseo nocturno. Intenta alcanzar las luciérnagas, estas se acercan porque son atraídas por tu luz».

Lomda ya ha terminado su almuerzo y ahora degusta una copa de licor mientras reposa en actitud distante, sentada con las piernas cruzadas y su espalda erguida e inclinada levemente hacia atrás. Su falta de interés sobre el tema es evidente, mueve involuntariamente su larga y esponjosa cola rosa a ritmos impredecibles, como si fuera una inquieta gata aburrida. Finalmente, después de que Kloras pronuncia la última palabra, ella pierde todo su glamur y casi escupe el último sorbo. Aunque el perfecto diseño del rostro de Lomda limita los gestos desagradables, no le impide pronunciar las malas palabras, comunes en los rangos inferiores: —¡Tchaaaaks! Por favor, ¡cállate! Pensé que nunca acabarías. ¡Voy a vomitar esta costosa comida si continúo escuchando tanta cursilería!




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