Bochum 8 de marzo de 1997
Querida Gina
Cuéntame cómo te ha ido en la semana, a mi normal como siempre. El receso de primavera está próximo pero no iremos a ningún lugar, las tareas de la escuela se me han amontonado y debo terminarlas pensando en los exámenes finales del grado.
En el fútbol también voy muy bien, luego del frülingsferien, mi equipo y yo iremos a Hannover para disputar un partido, nunca estuve allá y ya tengo muchas ganas de viajar. Le diré a mi madre que tome muchas fotos para enseñártelos luego.
Te quiero mucho y te extraño
Michael
Montreal 14 de marzo de 1997
Querido Michael
Me ha ido normal igual que a ti, el desfile de primavera se acerca y es lo único que me tiene emocionada. Ojalá pudieras estar aquí durante el frülingsferien, ojalá pudiera ir yo a casa para ayudarte a terminar tus tareas amontonadas de la escuela.
Seré la anfitriona de las rosas con alegoría de las florecillas de las colinas que me regalabas en Oberwolfach y mi daddy tomará muchas fotos para enseñártelas también. Te enviaré la más bonita y el restó te las enseñaré cuando vengas a casa en verano.
Besos y Abrazos
Gina
Los desfiles de primavera siempre eran acontecimientos muy importantes y hasta casi tradicionales por lo que nuestro Instituto no se encontraba ajeno a las diversas actividades. Eran de esos eventos donde los de primaria y secundaria se fusionaban no solo para el desfile sino para diversas actividades más, como canto, baile y teatro durante todo el día.
Una semana previa a dicha actividad, mi abuela Elwira llamó a la casa comunicándole a mommy Paula que mi vestido ya estaba listo y que no lo enviaría sino que viajaría a Canadá para traerlo personalmente pues además de querer presenciar mi desfile, no nos veíamos desde hacía un buen tiempo y moría de ansias por hacerlo.
También yo deseaba ver de nuevo a mi abue y que estuviera presente para mi desfile pero fue otra razón la que me atrapó por completo al enterarme de su visita y me vi en la imperiosa necesidad de volver a hablar con ella pero sin que nadie me pillara.
A cuclillas ingresé al despacho y busqué su número telefónico que se encontraba guardado en la agenda personal de mi padre, para marcar la llamada.
— ¿Hallo?
— Hallo abue, soy yo, Gina -dije con voz bastante leve para que nadie más que ella pudiera oírme-
— ¿Gina? Mi princesita encantadora, que gusto oír tu vocecita. No me lo esperaba, acabo de hablar con tu madre.
— Lo sé abue, también me da gusto hablar contigo pero no puedo hacerlo por mucho tiempo entonces iré directo a lo importante.
— Dime, mi amor ¿Es sobre tu vestido? Ya está listo y yo misma te lo llevaré.
— Lo sé pero no se trata sobre mi vestido, necesito hablar con mi tío Alex y con mucha urgencia.
Evidentemente a mi abuela Elwira le sorprendió aquello pues yo no conocía a mi tío Alex y se le hizo muy raro que yo pidiera hablar con él y de manera urgente.
No crean que no recordé cuando mi padre me pidió que no me entrometiera en las decisiones de mi amiga Dana pero ella en verdad estaba sufriendo mucho y pese a que intentaba día tras día continuar con su vida de un modo aparentemente normal, yo ya sabía que su cáncer era irreversible y que las sesiones de quimioterapia no iban a salvarle la vida, únicamente prolongarla hasta que Dios lo deseara.
Fue por eso que no me quedaba de otra más que inmiscuirme haciendo algo bueno por ella para que fuera feliz mientras sus ojitos siguieran observando cada amanecer.
— ¿Con tu tío Alex?
— Abue, yo luego te lo explico o te lo explicará él pero necesito hablarle ahora ¿Dime que si está en la casa?
— Si, está en su habitación. Te lo paso ahora.
Anhelando que mi padre no se le ocurriera bajar nuevamente de su habitación, esperé con impaciencia a que mi abue le diera la llamada a mi tío para poder decirle lo que llevaba atascado en mi garganta desde hacía largas semanas.
— Hallo.
— Tío Alex, escúchame muy bien porque no tengo mucho tiempo. Necesito que vengas con la abue Elwira a Montreal este fin de semana.
— A ver señorita ¿Por qué no podemos hablar con calma?