VERANO DEL 2001
¿Cómo olvidarlo? ¿Y cómo olvidar aquel año donde todo comenzó? La secundaria, una casi inminente carrera de bailarina que iba de viento en popa, una adolescencia con las hormonas revolucionadas, un noviazgo largamente esperado, y por sobre todas las cosas un ansiado beso apasionado como en las telenovelas de amor.
— Siempre supe que nuestro primer beso apasionado sabría a fresa y chocolate, Michael —le dije sonriendo—
— Y plátano —acotó— Tu helado también es de plátano.
— Era porque ya se derritió.
— Y el mío, pero no importa. No cambiaria nunca un beso tuyo ni por un súper helado de 10 sabores.
Echándome unas risitas, lo tomé de la mano, desechamos a la basura lo que quedó de nuestros respectivos helados y volvimos hasta la alberca donde se concentraba toda la familia y mi hermanito más pequeño Philipp junto con el adorado Tim Tim, chapoteaban entre guardavidas bajo la atenta vigilancia de mi tío Alexander.
— Creo que es el momento, Michael.
— ¿Momento de qué?
— De decírselo a mi daddy?
— ¿Qué? ¡Oye, no Gina! Mejor no.
— ¿Por qué no? Ya he esperado mucho este momento, ven —dije jalándolo de una mano—
— Espera, Gina —suplicó jalándome para intentar frenarme de lo que según él sería un gran error—
Buscamos a mi padre, Said por todo el patio de la casa, junto a la piscina, en el muelle y la terraza, sin éxito alguno, entonces fuimos hasta su despacho donde primeramente encontramos a mommy en el pasillo con, mi hermanita entre sus brazos. Sí, tal como lo han leído, una innecesaria e inesperada hermanita sobre la que no haré un rebuscado rewind pues solo deberán ir un poco más arriba y recordar aquellos momentos sensibles de mi madre llorando por casi todo, específicamente en la parte que me preguntaba si yo deseaba tener un hermanito o hermanita.
— ¿Mommy, has visto a mi padre?
— Acaba de encerrarse en su despacho, mi amor y no quiere hablar con nadie. No sé qué tiene -respondió acongojada—
— Conmigo si hablará —aseguré ingresando sin anuncio alguno— Entra Michael.
— Prefiero quedarme aquí.
— Que entres te digo —dije jalándolo de un bazo— Daddy, tenemos que hablar. —pedí sin que él musitara ni media palabra—
— ¿Por qué mejor no salimos, cariño? Luego hablarás con tu padre cuando esté.de buen humor.
— Mi padre nunca está de buen humor. Hablaré con él ahora, mommy. ¿Daddy, me oyes?
Él todo lo que hacía era rodar sentado sobre su silla giratoria, observando el techo sin mediar palabra alguna. Volví a dirigirle la palabra sin que reaccionara y fue tanto su silencio que mi madre comenzó a sentir mucha preocupación.
— Debería llamar a tu tío, Najib. Mi marido no se ve bien
— Él está bien. Daddy... Michael y yo ya somos novios. Novios oficialmente y solo quería que lo supieras por esa razón estoy aquí.
Fue todo lo que requerí decir para que reaccionara de inmediato y se levantara de esa silla, no tan ofuscado como yo me lo esperaba pero lo suficiente para que mi madre calmara su preocupación.
— ¿Mi amor que es lo que tienes? Cuéntame —suplicó mi madre—
— ¿La oíste? ¿Sí oíste a tu hija?
— La oí, Said.
— Solo quería que lo supieras para que luego no andes diciendo que te oculto cosas.
— Los vi besándose a escondidas en el jardín como si fuesen un par de adultos, como si tuviesen la libertad de hacerlo, sin la mínima vergüenza.
— ¿Y por eso estas así? ¿Qué acaso mommy y tú no se dieron besos apasionados cuando se hicieron novios?
— Sácala de mi vista, Paula, llévatela de aquí o perderé los estribos completamente —ordenó girando nuevamente para no mirarnos a la cara—
— Vámonos, cielo y ya no digas nada por favor, solo vámonos —insistió mi madre—
Sin más palabras, abandonamos el despacho de mi padre y Michael y yo decidimos volver al jardín.
Ambos sabíamos que se nos avecinaban problemas, de esos que siempre temíamos pero las cosas ya estaban hechas y tarde o temprano debían ocurrir.
— No te veo tan preocupada ¿Si te das cuenta de lo que acabas de hacer, Gina?
— Se perfectamente lo que acabo de hacer, Michael.
— ¿En serio? ¿Eso significa entonces que no te importara si no nos volvemos a ver? Probablemente mis padres y yo nos tendremos que ir en este mismo instante por esto y muy probablemente no volveremos aquí para las próximas vacaciones ni las siguientes.
— Eso significa que pronto volveré a Bochum, Michael ¿Crees acaso que soy tonta y que hice esto por un simple berrinche sin analizar las consecuencias?
— ¿Y piensas que tu padre te dejará volver a Bochum así como si nada?
— Mi padre está harto de mí y si no me devuelve con papá Norbert y mamá Judith en el tiempo estipulado que tengo previsto, yo huiré.