Oberwolfach "Sueños de Verano"

EL REGRESO

 

El día tan esperado y anhelado por mi tío Alexander y por toda la familia, finalmente había llegado. La entrega del título "Masters Degree", Maestría o Licenciatura superior a la cual se había abocado de lleno durante largos años para obtenerlo, pasando por tristezas, alegrías, cansancios, madrugadas enteras estudiando y por sobre todo, siendo el maravilloso padre del adorado Tim, Tim.

Reconocido con honores por su excelencia Académica, salió por la puerta grande del Morrison Gill University, dispuesto a otorgarle al mundo todos sus conocimientos y prometiendo seguir especializándose conforme la ciencia y la medicina continuaran avanzando.

— Tío, tío. Son fuegos artificiales, míralos ¿Puedes verlos? —Preguntaba jalándolo más hacia las afueras de la Universidad— Dana está observándote, ella está aquí contigo.

Mis amigos y yo habíamos planeado un par de horas antes, previo a la entrega de su título, colocar entre los arbustos en las zonas menos concurridas del Grand Escalier Du Mont Royal, los mejores fuegos artificiales, los más coloridos y vistosos que existían de modo que mi tío pudiera verlos pese a luz del día que aún no desvanecía por completo. Una vez que instalamos los fuegos artificiales con la ayuda del hermano mayor de Daisy, en un punto estratégico de cara al Morrison Gill, yo me anticipé al sitio de recepción para dar la orden de encenderlos enviándoles un SMS en el momento exacto.

Los ojos le brillaban y a la vez se le aguaban de lágrimas como aquella media noche en que la vida de mi amiguita Dana se consumía con los fuegos artificiales, pero esta vez eran de dicha infinita.

Él se sentía feliz, se veía sonriente y lleno de gratitud hacia quienes lo rodeaban.

Con el pequeño Timothy entre sus brazos señaló los últimos vestigios de los fuegos artificiales diciéndole que su madre siempre estaría en ellos en cada uno de los momentos especiales de sus vidas.

— No se te ocurra ponerte triste tío. Éste es tu día feliz y todo lo que debes hacer es sonreír.

— No lo haré mi ángel, no lo haré —replicó—

— AQUEL FUE UN MARAVILLOSO GESTO MI NIÑA.

— YO SABÍA QUE AQUEL DÍA ÉL NO HABÍA DEJADO DE PENSAR EN TÍ, ENTONCES SE ME OCURRIÓ LO DE LOS FUEGOS ARTIFICIALES.

— SIEMPRE ESTUVE A SU LADO Y ÉL LO SABE.

Luego de aquel emotivo y maravilloso momento, mis amigos habían retornado como si siempre hubiesen estado allí, de modo a no develar quienes estuvieron detrás de aquella hermosa sorpresa.

Luego de haberles agradecido a cada uno de ellos y por sobre todo a Darrel, hermano de Daisy quien fue el artífice principal para que todo saliera perfecto, sin más preámbulos aproveche la ocasión para invitarlos a cenar.

Darrel: Esa invitación es música para mis oídos.

Sergio: Una dulce melodía —dijo sonriendo—

Daisy: ¡Yeah!

Grace: Vamos.

Richard: ¿Habrá platillo extra?

Grace: Que abusivo.

Gina: Podrán comer todo lo que quieran —dije— síganme.

A LA MAÑANA SIGUIENTE

Le mencioné a mi padre sobre un campamento de verano en Vermont/Montpelier-USA al cual yo deseaba ir a pasar un par de semanas. En realidad no deseaba ir allá, ya saben, pero fue parte del cambio de planes que mi tío Alex había hecho en los míos de modo a que las cosas no resultaran tan perturbadoras para mi familia en cuanto supiera que había huido y me encontraba bien lejos de América, en la casa de campo en Oberwolfach.

Como era de esperar, mi padre no accedió de inmediato a concederme tal permiso, dejarme ir a dicho campamento implicaba que yo saliera del país y eso ya era motivo suficiente para una muy posible negativa de su parte.

— Ni que Vermont se encontrara al otro lado del mundo, daddy. Está solo cruzando la frontera.

— Hermano, yo mismo la llevaré y la dejaré en ese campamento. ¿Por qué no la dejas ir?

— Pero no te quedarás ahí con ella y yo no pienso dejar que mi hija permanezca en un lugar desconocido con gente desconocida. Puedes buscar otro campamento más cerca de aquí y yo mismo te llevaré —dijo dirigiéndose a mí—

— Quiero ir a ese.

— Pues no irás y se acabó. No discutiré contigo.

Molesta salí de la casa rumbo al cobertizo donde minutos más tardes, mi tío Alexander me alcanzó, se sentó junto a mí pero sin mucho que decir.

— Continuaré con mi viejo plan tío, te guste o no y si tengo que huir de ti, también huiré. ¿Lo entiendes?

— Encontraremos otra manera, no es necesario que te precipites, Gina.

— No existe otra manera. Dices que mis padres no merecen lo que haré, no deseas que les mienta, no quieres que sufran pero mírame a mí. ¿Yo si merezco continuar amarrada en este lugar?

— Por supuesto que no, solo deseo que te calmes y analicemos otras posibilidades.

— No tengo nada que analizar tío, planee todo esto desde hace años y no será en vano. Le prometí a Michael que estaríamos juntos este verano y se lo voy a cumplir, ya tengo el permiso y me iré como sea en cualquier momento.




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