Oberwolfach "Sueños de Verano"

PASIONES DESBORDADAS

Jenny se echó unas carcajadas de esas que fácilmente podían retumbar por toda la secundaria.

— No puedo creer todo lo que estás contándome —Continuó riendo—

— No te lo conté para que te pusieras a reír de esa manera, por ningún lado le encuentro la gracia.

— Pues yo sí —Reafirmó— Solo a ti y a Michael se les ocurre llamar "nuestro hijo" a un gato en la casa de tus padres y que casi muera estrangulado por eso. ¡Oye! pero hay algo que me preocupa bastante de lo que acabas de decir.

— ¿Qué?

— Pretenden ambos llegar puros al altar —Dijo volviendo a reí con profundidad— ¿En verdad?

— ¡Ya basta, Jenny! o creeré que estas burlándote de mí.

— Lo siento, es que no pude evitarlo —Respiró—

— No veo que tenga de malo.

— Pues yo sí y te lo diré. Es absurdo y tienes que despertar amiga porque no vivimos en ningún cuento de Hadas. El hecho de que representemos historias fantasiosas en Obras de Ballet no significa que debamos vivir esas mentiras.

—Suspiré—

— ¿Tú le has preguntado a Michael si está de acuerdo con eso?

— Nein, pero él y yo siempre compartimos los mismos pensamientos.

— Gina, tú y Michael ya no son unos niños. Jugaron a ser novios desde pequeños y vivían de ilusiones infantiles pero eso ya pasó. Comprende que si las cosas le resultan bien a Michael en el fútbol, otras chicas comenzaran a buscarlo e irán a sus juegos solo para verlo y asecharlo. En pocas palabras "OTRA SE COMERÁ A TU NOVIO"

Completamente aterrorizada, me levanté del banquillo del patio de la escuela y me aproximé hasta donde se encontraba Michael en la pista de Educación física ejercitándose los pies. Lo observé por varios minutos intentando asimilar al hombre en el que se había convertido.

Michael ya no era el niño aquel que subió conmigo a la Noria alguna vez y me pidió allí mismo que fuéramos novios en secreto, ya no era aquel que iba bien temprano a recoger florecillas de las colinas durante los veranos en Oberwolfach para obsequiármelos. Michael había crecido y no me refiero a su estatura pues no era un chico alto pero los músculos se le habían desarrollado bastante bien por sobre todo los de las piernas.

Los años se habían llevado a mi adorado niño y en casa frente al espejo, observé en mí la misma realidad. Ya no era una niña y me resultaba algo completamente paradójico verme convertida en alguien quien siempre desee ser sin caer en cuenta de ello por seguir pensando como una niña.

Solté la goma de mi pelo y dejé caer mi larga cabellera. Di varias vueltas observándome de pies a cabeza y descubrí cosas que nunca había palpado en mí, como mis pechos y las pompas que afortunadamente no se veían tan planas.

¿Por qué querría Michael fijarse en otra chica? —Pensé— Yo tenía todo lo que un chico desearía en una chica —sin intención de presumir—

DURANTE EL RECESO EN WOGE AKADEMIE

Jenny: Esto se trata de sexo, Gina... No de los atributos que tengas o no.

Anna: Deja de hablar como si fueras experta en sexo y en hombres, Jennifer.

Anna se había recuperado y volvió a la Academia, aun debía tratarse de la anemia pero nada que no se controlara por sobre todo con buena alimentación.

Jenny: No soy experta pero sé mucho más que ustedes dos por lo que puedo notar. Mejor cuenta cómo te ha ido con Alex.

Anna: Yo no pienso hablar contigo sobre mis asuntos personales.

Gina: ¿Por qué no? Yo también quiero saber —Dije—

Anna: Las cosas van lentas porque Alex es muy respetuoso conmigo.

Jenny: Se oye muy bonito pero... deberías comenzar a actuar para que avance un poco más.

Anna: ¿A qué te refieres?

Jenny: A provocarlo... a hacerle sentir que un poco de desborde pasional no matará su caballerosidad.

Gina: ¡Jenny! Eso no me parece bien.

Jenny: Gina, tú tienes tus propios asuntos pendientes con Michael, deja a Anna que se encargue de lo suyo.

Gina: Ok, pero mi tío Alex no cambiará de postura solo porque Anna fuera a provocarlo.

Jenny: ¿Por qué no? Tal vez no cambará de postura pero aflojará un poco si tú te atreves a ciertas cosas. ¿Su cumpleaños está cerca, cierto? Y en un par de días posterior a ese, irás a Paris. Deberías aprovechar y darle una sorpresa —Le susurró levantándose se la silla—




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