Oberwolfach "Sueños de Verano"

OSCURIDAD

— ¿Estás listo novio mío?

— ¿Tú si lo estás, Gina?

— Pues... sí, creo —Dudé con la respuesta—

— ¿Crees? No deberíamos hacerlo si no estás convencida. Yo ni siquiera sé porque cambiaste repentinamente de parecer sobre el sexo.

— Lo hice por ti Michael. No quiero que otra chica aparezca en tu vida y se te meta por los ojos.

— ¿De qué estás hablando?

— Mira, no me hagas tantas preguntas ¿Qué acaso no quieres estar conmigo?

— ¿Cómo puedes decir que no quiero estar contigo? ¿Cambiaste de idea solo por creer que otra aparecerá a enredarme? ¿Crees que tendré sexo con otra chica que no seas tú?

— Pues sí, lo creo ¿No será así?

— Nein Liebe! (No, no amor). Yo te amo a ti y no me importa esperar el tiempo que sea necesario.

— ¿No será penoso y vergonzoso para ti llegar puro casto al altar conmigo? —Pregunté u se echó a reír—

— Por supuesto que no... Lo repetiste tantas veces durante tantos años que yo me hice a la idea, y nunca me pareció algo que me hiciera dudar. Todo será siempre como tú quieras mi novia hermosa.

Aliviada por oír aquellas palabras, lo abracé feliz. Mi corazón volvió al latir en paz y supe en ese momento que no había razón para preocuparme. Nos recostamos sobre la cama y mirando al techo, intentábamos descifrar lo que estuvimos a punto de hacer ¿Si estábamos preparados? No lo sé... Tal vez si o tal vez no.

El hecho fue que en aquel preciso instante de nuestras vidas, el sexo no era una acción indispensable para los dos.

Lo más probable era que no llegaríamos puros al altar. Lo más probable era que en algún momento de nuestra adolescencia experimentaríamos el descontrol de nuestras pasiones y acabaríamos teniendo sexo. Pero poseíamos aún el privilegio de no verlo como una necesidad de novios.

Disfrutábamos de otros placeres, tontos e infantiles quizás, pero que al final de cuentas nos hacían inmensamente felices.

— ¿Qué haremos con estos preservativos?

— Dárselos a quien los usará —Dijo sonriendo al igual que yo— Lo pondré en el bolso de Marvin en cuanto lo vea.

DÍAS DESPUÉS

La situación entre Anna y mi tío Alexander no había cambiado en absoluto mientras nuestra pequeña gira de un poco más de dos semanas, por las principales ciudades de Renania del Norte-Westfalia, para la Obra de Romeo y Julieta, estaba por comenzar.

Pensé que aquella resultaría ser una batalla épica entre Anna y yo por querer quedarse con el papel principal. La Miss Helen también lo pensó, por lo tanto había decidido que compartiríamos el papel de Julieta de modo a no estropear la paz y el buen ambiente de todo el elenco. De igual modo decidió también que Jens Geier y Tobias Hess compartieran el papel de Romeo para que las cosas fueran parejas y justas.

De todos modos Anna Wieber no reclamó, no se quejó y nunca protestó. En pocas palabras, no le interesaba siquiera salir a escena para representar a Julieta. Lo único que deseaba con toda su alma era que su amado Alex decidiera finalmente escribirle al menos un SMS que acabara con la oscuridad que la eclipsaba.

Nuestra gira comenzó una mañana de domingo 29 de febrero y nuestra primera presentación aquel mismo día domingo por la noche en Gelsenkirchen, teniendo un mapa trazado con 13 ciudades que visitar.

Gelsenkirchen, Oberhausen, Möngengladbach, Aachen, Bonn, Köln, Leverkusen, Düsseldorf, Wuppertal, Hamm, Münster, Dortmund y Bochum.

Nos encontrábamos a media gira y retornábamos de Düsseldorf con dirección a Wuppertal. Hasta ese momento las presentaciones habían sido muy exitosas y bien recibidas, por sobre todo en las ciudades más alejadas de la metrópolis, como Aachen y Bonn.

Debo decir que durante todas esas presentaciones tuve mayor protagonismo como Julieta pues Anna permanecía sumida en una depresión que la Miss Helen no lograba comprender.

— Tú abrirás el espectáculo en Wuppertal esta noche, Anna por lo tanto procura despabilarte un poco ¿Quieres? —Advirtió—

Miércoles 10 de marzo por la mañana partimos rumbo a Hamm. Otra de las ciudades más alejadas. El silencio reinaba dentro del Bus hasta que un grito espontaneo y desbordado ,nos hizo voltear a todos hacia el fondo.

— Mein Gott Anna! (Dios mío) ¿Qué sucede? —Preguntó la Miss con gran susto—

— Perdón Miss, no es nada —Se disculpó observando posteriormente su teléfono celular—

Anna no pudo contener su emoción al encontrar un SMS. Aquel que tanto había estado esperando durante días enteros.

Jenny y yo, quienes nos encontrábamos sentadas al frente del bus, nos levantamos y fuimos hasta ella de inmediato, pidiéndole de favor a Iris y Alina que se mudaran por un momento a nuestros lugares y nos cedieran los suyos que se encontraban junto al de Anna.

Alina: Solo un momento ¿De acuerdo?

Gina: Gut! (Bien) —Le dije—

Ellas se fueron al frente y Jenny y yo nos ubicamos en el par de asientos detrás de Anna.

Gina: ¿Qué dice el mensaje?




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