Desperté del coma un viernes 16 de abril. La respiración se me había intensificado y uno de los tantos aparatos impregnados a mi cuerpo, así lo indicaba.
Comenzó a sonar alarmando la sala y al poco rato ya sentí a varias personas a mi alrededor.
Por un par de días no reconocí a nadie y no di más señales que mi simple despertar. Me realizaron incontables estudios para nuevos diagnósticos y en la tercera noche finalmente musité mis primeras palabras para el chico que se encontraba durmiendo junto a mi cama.
— Dana no salió del agua.
— ¡Bebé! —Exclamó encendiendo la luz—
— Dime que sucede princesa —Irrumpió un hombre—
— Dana no salió del agua.
— ¿Dana?
— Ya no la vi ¿Saben dónde está?
— Nein Liebe.
Los observé detenidamente de manera borrosa, luego volví a cerrar mis ojos.
A la mañana siguiente las visitas llegaban de a uno y nadie lograba contestarme a dónde estaba Dana. Todos ellos simplemente se veían felices y yo no sabía porque.
Dr. Hannes Bensmann: No la fuercen con preguntas y situaciones que muy probablemente aun no logra recordar. Gina irá mejorando con los días y si ella hace preguntas procuren contestarlas con sutileza.
DÍA 5 (POR LA MAÑANA)
— ¿Por qué ya no vas a la escuela?
— Si voy a la escuela novia hermosa —Contestó con una mentira—
— ¿Y porque estás aquí?
— Es que hoy quise quedarme contigo —Dijo sonriendo—
En aquellos primeros días no lograba articular mis palabras con normalidad, apenas podía hacerlo de forma pausada y silenciosa pero él y todos los demás lograban comprenderme perfectamente.
A mi primera semana de haber despertado ya había visto a toda mi familia, incluso a mí madre Paula quien a pesar de odiar mucho los hospitales, no se despegaba de mi lado ni un solo instante. En cuanto a mi padre Said, poco o nada iba a trabajar por estar pendiente de las dos.
Mi papo Norbert quien se había recuperado de la presión, pasaba a verme todos los días luego de impartir sus clases de Literatura en la Universidad.
Mis hermanos pasaban a visitarme luego de la escuela aunque no todos los días pues ir y venir de Düssedorf se les dificultaba un poco.
— ¿Cómo está mi niña? La sobrina más hermosa de este mundo —Preguntó mi tío Najib quien fue el último en venir a verme—
Todos me preguntaban lo mismo y a todos les decía que me encontraba bien, intentando sonreír pero lo único cierto era que ya no podía contenerme. Yo no estaba bien y cada día iba hundiéndome más en mis temores y en mi tristeza.
Quizás nadie de mi familia caía en cuenta que yo era consciente de todo lo que había sucedido. Era consciente de que muchos de mis compañeros y compañeras de Woge Akademie estaban muertos, que sus preciosas vidas se escurrieron de la nada como agua entre los dedos.
Era consciente de que la dulce y adorada Miss Helen no resistió sus golpes y heridas y al cabo de un par de días partió al paso de sus alumnos, dejando atrás todos sus proyectos y a su bella familia.
Era consciente de que la vida de quienes logramos quedarnos, no volvería a ser la misma y eso me devastaba por dentro y de último momento, también por fuera.
— No estoy bien tío —Contesté llorando mientras punzadas de dolor recorrían por todo mi cuerpo—
— Cuéntame pequeña ¿Qué te duele? —Preguntó bajo la angustia latente de mis padres—
— Me duele la cabeza, me zumban mucho los oídos y no veo de un ojo —Confesé finalmente—
— ¿Le has dicho todo esto al doctor?
— Nein... Tengo miedo.
— Nosotros estamos aquí contigo mi amor —Irrumpió mi padre— No hay razón para temer —Dijo intentando tranquilizarme besando mi mejilla—
Ese mismo día pasé nuevamente por radiología para una sesión de RM (Resonancia Magnética) que acabaron confirmando definitivamente dos de los primeros diagnósticos arrojados por el neurólogo. Daño en el nervio óptico y secuelas en la corteza auditiva (ambos del lado izquierdo) que implicaban pérdida medía de la visión de un ojo y problemas auditivos recurrentes como zumbidos acompañados de fuertes jaquecas.
Para mi fortuna —si podía llamarlo así de algún modo— no presentaba daños cerebrales que pudieran causarme problemas de motricidad, habla y raciocinio. Con alternativas audiológicas y oftalmológicas y con un par de meses de fisioterapias, retomaría de nuevo una vida relativamente normal.
Jueves 6 de mayo me dieron el alta del Hospital General de Düssedorf para continuar mis tratamientos en la ciudad de Essen. El neurólogo, Dr. Hannes Bensmann derivó mi caso clínico y pudimos retornar a casa bajo estrictas condiciones médicas.
En la mansión de Byfang, toda la familia me aguardaba con una hermosa bienvenida. La aprecié en verdad y deseaba ser más expresiva abrazándolos con fuerza a cada uno como agradecimiento pero no podía.
Judith: Mi niña consentida, mi corazón vuelve a latir en paz desde ahora. Nada era lo mismo sin ti —Dijo besando mi mejilla— Te amo.