— Bebé, tengo una sorpresa para ti.
— ¿Una sorpresa? —Pregunté emocionada esperando qué no se tratara de otro Frufrú por el bien de la alergia de mi madre Paula—
— Cierra los ojos —Pidió y al rato me advirtió que los abriera nuevamente—
— ¿Qué te parece? ¿Te gusta?
— ¿Es un... tatuaje?
— Y no es cualquier tatuaje, fíjate bien Gina y dime lo que vez.
— Son mis pies en puntas sobre... unas rosas espinosas.
— Ja... con tus costosas zapatillas y su etiqueta de $1.500 que nunca te salvan de los dolores y las ampollas sangrientas.
— Se ve muy dramático —Puse los ojos en blanco—
— Por supuesto que no... Sé muy bien que es así y esto es arte puro. ¿Te gusta?
Esperaba cualquier cosa de Michael menos un tatuaje y no es que estuviera yo a favor o en contra de eso pero nunca imaginé siquiera que le gustaría pintarse la piel de esa manera. Aun así, pensándolo bien por un par de segundos, lo amé. Me encantó saber que una parte de mí estaría por siempre plasmada en su piel.
— ¡Me encanta Michael! Ahora todas las resbalosas que intenten acercarse a ti, sabrán al observar tu antebrazo, que tú tienes dueña y una muy celosa —Dije rodeándolo con mis brazos sonriendo—
— Luego me haré otra.
— ¡Michael!
— ¿Qué? Aún falta lo más importante —Gina, mi hermosa bailarina—
— ¿Es en serio, novio?
— Ja, lo es. Te Amo con todo mi corazón y te lo demostraré como sea y donde sea. Siempre.
— También yo, amor y no me importa que me llamen la más cursi de este mundo.
Paseamos por todo el Schloßpark Kalkum-Düsseldorf a la salida de mis clases de Ballet, en la tarde pues él tuvo horas libres y había pasado a por mí. Claro que luego de aquella advertencia de mi padre para los dos, tuvimos que aceptar que Dabir Kazim fuera nuestra sombra a donde sea.
— Hay un restaurante Italiano aquí cerca ¿Vamos a cenar?
— Vamos.
Ingresamos al restaurante, nos ubicamos en una mesa del fondo y pedimos para comer. Michael escogió spaghetti con salsa roja y yo opté por macarrones con salsa blanca, uno de mis menús favoritos.
No teníamos prisa y nos dispusimos a cenar en lentitud absoluta disfrutando de cada bocado. Todo fue perfecto en nuestra pequeña burbuja hasta que repentinamente estalló.
Dabir: Disculpen la interrupción pero Said me acaba de llamar y debo llevarlos a casa ahora.
Michael: Estamos cenando ¿Qué no ves?
Dabir: Son órdenes.
Gina: Pues llama a mi padre y díselo.
Dabir: Debemos irnos ahora.
Michael: Llama a mi suegro y dile que cuando acabemos de cenar, iremos.
Dabir: ¿Y porque no lo llamas tú mismo y se lo dices? Quiero ver si te atreves.
Michael: ¿Crees que no voy a atreverme? —Lo encaró levantándose de la silla—
Gina: ¡Michael!
Sacó el celular del bolsillo y marcó el número de mi padre.
Gina: Mejor no lo hagas, Michael —Supliqué vanamente pensando en las consecuencias—
Michael: Suegro... Mi novia y yo estamos cenando y nos iremos a casa en cuanto acabemos ¿De acuerdo? —Colgó—
Dabir: Espero que sepas muy bien lo que acabas de hacer —Sonrió con sarcasmo alejándose de nuestra mesa—
Michael: Un día de estos me echaré a los golpes con este sujeto.
Gina: ¿Michael, qué sucede contigo?
Michael: ¿Qué sucede contigo, Gina? ¿Desde cuándo le tienes tanto miedo a tu padre?
Gina: Simplemente ya no quiero pelear con él y lo sabes.
Michael: ¿Y por eso ni siquiera podremos cenar en paz?
MANSIÓN DE BYFANG
Michael: Quita esa cara, Gina —Dijo notando mi preocupación al ingresar a la casa—
Gina: Perdón por no asimilar que te has vuelto un chico valiente ante mi padre.
Said: Creí haber sido claro contigo el otro día, Michael ¿Piensas que todo esto es una broma?
Michael: ¿Qué cosa? Ni siquiera sabemos de lo que habla, suegro.
Said: Que sea la última vez que vuelvas a hablarme de esa manera desacatando mi orden.
Michael: ¿Osino qué?
Gina: ¡Padre! Bitte... Inhala, exhala y no hagas nada.
Michael: Mejor me voy, bebé. Nos veremos mañana —Dijo dándome un beso—
Paula: Ya están aquí, cielo.
Gina: Hola mommy —La salude con un beso—
Paula: ¿Cómo estás, Michael?
Michael: Bien mommy, pero ya tengo que irme.
Paula: Said, aquí tienes tu medicamento.
Said: Ya ordené que cerraran todo —Anunció llevándose su píldora a la boca mientras observaba a Michael—