— ¿Puedo saber porque estás molesta conmigo?
— Por muchas razones.
— ¿De verdad? ¿Y puedes decirme al menos una de las razones?
— ¿Por qué no me pides matrimonio?
— ¿Estás molesta porque no te he pedido matrimonio, Anna?
— Jenny apenas se enredó con tu hermano hace un par de meses y ya se han casado.
— Sabes que lo de Jenny y mi hermano fue bastante precipitado y accidentado —Dijo colocando una almohada bajo su playera— Tú no quieres que nuestra boda sea de esa manera ¿O sí, mi amor?
— Nein, pero puedes ir pensando en proponérmelo y así nos casamos en verano "por ejemplo" —Se levantó molesta del sofá—
— Anna...
— Tengo estipulado seriamente retomar mis actividades de Ballet. Obras, giras, largos viajes pero no haré nada de eso sin que me pongas un anillo de compromiso en el dedo.
— Eso suena a un horrible chantaje.
– Há... ¿Te parece horrible casarte conmigo?
— ¡Oye! Yo no dije eso... Ven aquí ¿Me das un beso?
— No te daré nada, estarás en penitencia.
– ¿Es en serio? —Sonrió—
— Lo es, sí.
— Okay... Eso significa que irás a tu casa y me dejarás aquí por incontables días. Supongo.
Ella lo pensó y lo hizo rápido, cayendo en cuenta que lo de la penitencia no era una buena idea. Su padre no se encontraba en la casa y ella no querría permanecer sola allí, mucho menos dejar a su adorado Dr.
— Supone mal, Dr. Haggard. Ni piense que lo dejaré solo, pagará su penitencia en mi presencia.
— No podré cumplir mi penitencia en su presencia, señorita engreída —Le susurró al oído—
— Por supuesto que podrá porque dormirá aquí en el sofá.
— ¿Vas a echarme de mi habitación?
— Ja... y mientras voy a alistar a Tim para que duerma, puedes ir por tu manta y tu cobija.
Llegué emocionada a la casa de mis padrinos para contarle a Michael sobre todos los planes y proyectos que el maestro Besler nos había comentado en la Academia pero al ingresar hasta su habitación solo se encontraba Frufrú gobernando toda su cama.
— ¿Frufrú, donde está Michael? Michael... —Lo llamé un par de veces— ¿Qué es ésta tirilla que tienes aquí?
Frufrú tenía un fino listón amarrado, anudado a una de sus patitas. Un listón largo que llegaba hasta debajo de la cama y que al jalarlo, traía consigo del otro extremo, un pequeño sobre.
Sabía que aquel era un detalle de mi bello novio y supuse que dentro del sobre hallaría quizás una carta con algún poema o letras de alguna canción pero al abrirlo, un anillo cayó entre mi regazo.
Mi novia hermosa
¿Quieres casarte conmigo?
¡Oh Mein Gott! Aaaaahhhhh... Michael, sal de tu escondite —Grité colocándome el anillo— Michael...
Bajé hasta la cocina donde finalmente lo hallé preparándose un té de limón
Michael: Creo que pescaré un resfriado, bebé. Espero que no o me perderé la siguiente jornada.
Gina: Si acepto casarme contigo, novio —afirmé sujetándome entré sus brazos mientras lo llenaba de besos— No lo puedo creer, muéstrame que no estoy soñando... Awch —Me pellizcó—
Michael: No estas soñando mi novia hermosa.
Gina: Aaaaahhhhh... Nos vamos a casar Michael, seré la Sra. Gina Bruchhagen... suena hermoso. ¡Oh Mein Gott!
Norah: ¿Ya están aquí? Me demoré un poco porque Tim insistió en que trajéramos a Bella —Irrumpió ingresando con los pequeños—
Gina: Madrina, Michael y yo nos vamos a casar.
Norah: ¿Qué?
Gina: Mira mi anillo, madrina. Es hermoso.
Norah: ¿Michael?
Michael: ¿Madre?
Bella: ¿Te vas a casar hermanita mayor?
Gina: Ja... Mira mi anillo.
Bella: Es hermoso ¿Yo seré tu cortejo?