Oberwolfach "Sueños de Verano"

BODA NÚMERO 1 A&A

— No puedo creer esto... Juro que no lo puedo creer.

— Mamá, has repetido lo mismo como quinientas veces.

— Y te lo repetiré mil veces si se me da la gana. ¿Cómo es posible, Norah que no hayas hablado con tu hijo?

— ¿Qué no he hablado con mi hijo? Le he hablado hasta el hartazgo pero resultó tan inútil como está resultándote a ti, hablar con Gina.

— Gina, el matrimonio es un paso muy importante en la vida de las personas. No se trata de un juego de niños.

— ¿Crees que Michael y yo estamos jugando, mamá? —Pregunté molesta cruzando los brazos—

— Lo creo, sí.

— Ni mi padre se atrevió a tanto.

— Pues creo que Said debe estar realmente mal anímicamente para que no haya prohibido semejante cosa —Explayó con voz elevada mientras abandonaba la sala—

— No le llames cosa a mi boda —Dije siguiéndola—

Estaba lista para aquella reacción de mi mamá Judith pero no para que se negara rotundamente en asistir a mi boda tal y como lo expresó en aquel instante.

Norbert: ¡Judith, por favor! No tendrías corazón para eso.

Judith: Lo tendré, no participaré de esa locura.

Norbert: Estas siendo muy drástica.

Me eché a llorar, reprochándola por su injusticia pero en esos momentos mis lágrimas fueron inútiles pues ella estaba empeñada en su manera de pensar.

— No te pongas así mi princesa, ya se le pasará —Me aseguró dándome un abrazo—

— Ella no irá a mi boda con Michael.

— ¿Crees en verdad que no va ir? —Susurró— Tu mamá es terca pero jamás se perdería de acompañarte en el día más importante de tu vida.

BODA NÚMERO 1

El día tan anhelado por Anna Wieber finalmente había llegado, una boda realmente suntuosa y despampanante al igual que su impresionante vestido, claro que lo suntuoso fue más bien un artificio de mi padre al regalarles a ella y a mi tío Alex una recepción en uno de los hoteles más exclusivos de la ciudad de Düsseldorf. Desde luego, que tenía intención de obsequiar a su hermano algo muy especial pero todo aquello se encontraba fríamente calculado respecto a situaciones que los novios ni gran parte de la familia lo sospechaba siquiera.

Todos estábamos listos para partir rumbo a la Iglesia St. Lambertus y mi padre más que ningún otro pues aquel día aparte de ser muy especial para su hermano menor y su futura esposa, sería el comienzo de acabar de una vez por todas con aquella amenaza que lo atormentaba y lo tenía al borde de un colapso mortal.

— ¿Hijo, que tienes ahí? —Irrumpió repentinamente a su despacho—

— Madre, no deberías entrar de esa manera.

— ¿Es un arma lo que acabas de guardar atrás de tu chaqueta? —Preguntó nuevamente—

— Lo tendré conmigo solo por precaución.

— ¿Precaución de que, Said? Será la boda de tu hermano, no una cacería. Hijo, deja esa arma, no quiero que vayas ensuciarte las manos con esa cosa.

— Mis manos ya están sucias ¿O es que lo olvidaste? Y deja de llorar por favor o voy a arrepentirme de habértelo contado todo.

— No quiero que nada malo suceda y mucho menos contigo.

— Nada malo sucederá conmigo ni con nadie —Prometió abrazándola— Thomas Wieber estará allí acompañando a su hija, a ese pobre hombre lo tienen amenazado y muy probablemente habrá gente de Hajjâj El-Hashem intentando rondar la zona pero no quiero que entres en absurdos pánicos porque me he encargado de que todo esté bien.

IGLESIA ST. LAMBERTUS

La novia hizo su imponente entrada, luciendo con una sonrisa radiante y un descarado su despampanante perfecto vestido con una cola de casi tres metros que se extendía por la entrada mientras caminaba y era escoltada por sus tres pequeños cortejos, Tim, Bella, Philipp. Observé a mi tío Alexander quien a poco de requerir baberos, se dejó caer como tantas veces ante los encantos de Anna Wieber y me puse a pensar intentando recordar hasta la mínima gesticulación que había hecho cuando se casó con mi dulce amiguita Dana.

Tal vez se veía igual de feliz, tal vez sintió lo mismo, tal vez había irradiado la misma luz por toda la Basílica de Notre-Dame a través de su bella sonrisa. Sé que lo tenía grabado en mi mente pero por alguna razón los recuerdos se me bloquearon y entonces la invoqué a ella en mis pensamientos deseando que hablara conmigo.




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