— Voy a llevar a mi hijo te guste o no ¿Me has entendido?
— No te das cuenta que él no quiere ir.
— Es solo un niño, Jennifer y tu padre se atrevió a llenarle la cabeza de basura pero de ahora en adelante él no volverá a acercarse a mi hijo cuando se le dé la gana. Podrá visitarlo una vez por semana si desea verlo y será en mi presencia.
— No vas a llevarte a mi hijo.
— Es mi hijo también y voy a llevarlo conmigo.
— Détente, Najib —Ordenó con una voz bastante elevada—
— Cierra la boca. No te atrevas a asustarlo con tus gritos.
— No te lo vas a llevar.
— Apártate —La empujó a un costado—
— Si algo llega a sucederle a mi hijo por tu culpa, juro que acabaré contigo.
— No me amenaces.
— Maldigo la hora en que me metí contigo y que mi hijo lleve tu sangre nefasta.
— Yo solo lamento que hayamos llegado a esto. Tu padre te ha contaminado, estás enceguecida y sorda, Jennifer y te quedarás sola porque tú tampoco verás a nuestro hijo —Dijo con un profundo pesar—
— No puedes hacerme eso, no tienes derecho.
— No volverás a ver a nuestro hijo hasta que busques ayuda para sanar esa cabeza.
Él subió hasta la habitación del pequeño Ihsân, tomó las cosas que le había preparado su niñera, lo cargó entre sus brazos y lo sacó de aquella casa que alguna vez prometía ser un maravilloso hogar para los cuatro. Jennifer se negó hasta el último momento pero nada pudo hacer al respecto pues su esposo había ido en compañía un guardia en caso de que surgiera algún inconveniente por sobre todo con Tobias Karpenko.
Aquel guardia la llevó a un rincón de la casa donde el pequeño no pudiera oír sus gritos. Bajo ningún sentido, la intención era asustar al pequeño Ihsân sino todo lo contrario, que se sintiera cómodo, y sin miedos. Que supiera que nadie le haría daño y que podía jugar con su hermanita, con sus primos y primas y estar junto a la familia de la cual se lo mantuvo apartado durante mucho tiempo.
— Hijo, lo que has hecho no está bien.
— Lo sé, madre... ¿Piensas que no está doliéndome todo esto? No tuve alternativa, Jennifer no está bien y necesita tratarse de la cabeza. Yo no he visto dos semanas a mi hijo por su culpa —Dijo intentando contener su llanto—
— De acuerdo, mi amor... Todo estará bien —Le aseguró consolándolo entre sus brazos—
— Sabes que no le prohibiré a Jenny que vea a Ihsân. Solo necesito que cambie ese pensamiento que le generó su padre hacia nosotros.
Unas cuantas veces, Ihsân preguntó por su madre y desde luego era normal que lo hiciera, se sentía algo asustado y triste pero como todo niño, no tardó mucho en darse de nuevo a la confianza y todo gracias a su abuela, a su hermanita Amalie y su primita Aurora.
Elwira: Yo misma me encargaré de que veas a tu mami, mi pequeño... Te lo prometo ¿Si me crees?
Ihsân: Sí, abuela.
Elwira: Bien... ¿Quieres ir a jugar ahora con Amalia y Aurora?
Amalie: Vamos, hermanito.
Aurora: Te mostraré todos mis juguetes, Ihsân. Vamos.
Ihsân: Vamos.
Amalie: Yo llegaré primera.
Corriendo se alejaron los tres para ir a jugar y de ese modo el corazón de mi tío Najib se alivianó un poco pues no había dejado de sentir pesar y culpa por haber sacado a su hijo del apego de su madre.
MAWAL COMPANY
— Imagínate... Hasta me habló de que un día será la Jefa Monarca de todo cuando la convierta en heredera —Sonrió pensando en aquello— Se metió en la Universidad solo para eso y yo no lo sabía.
— ¡Allah Yufiquna! Dios se apiade de este mundo cuando eso suceda —Exclamó—
— Mi hermosa bebé se ve como un ángel inocente pero puede llegar a ser terrible si lo desea y tú lo sabes, por eso tengo miedo de lo que vaya a hacer contra aquella chica.
— Pues no debiste darle aquel archivo entonces... De todos modos no creo que debas preocuparte, Gina es astuta e inteligente, únicamente te queda esperar a saber lo que hará.
— No voy a esperar, me preocupa en verdad. Ya llamé a dos guardias para que la mantengan vigilada.