Me encontraba nuevamente en aquel lugar lleno de paz y pisos de algodones donde alguna vez yo ya había estado y me pregunté entonces que fue lo que me sucedió esta vez o es que acaso solo estaba soñando.
— Hijita, cuida mucho a tu padre. Él no tomará sus medicinas sin mí -Irrumpió repentinamente una dulce voz- Tú serás su única fortaleza ahora.
— ¿Madre? ¿Por qué dices eso?
— Ve a casa por favor -Pidió mientras cruzaba una de las puertas, despidiéndose de mí con una mano-
— ¿Porqué, Mamá? ¿Qué sucedió? No cruces esa puerta... Mommy no lo hagas.
— Te amo mucho, los amo a los cuatro. Cuida mucho a mi dulce nieto.
— Mamá... Mamáááá.
MAYO DE 2013
Mayo sin dudas era el mes favorito de mi madre, no sólo por la llegada del día de las madres sino porque era el mes en que mi padre cumplía años. En los días previos, ella siempre acostumbraba a planearlo todo, comprarle un bello presente, preparar una deliciosa cena y hornear su pastel favorito para agasajarlo.
A inicios de aquel año yo había retornado a mis actividades de Ballet luego de permanecer 5 meses en receso por el nacimiento de mi hijo. Permanecí los primeros dos meses en Byfang y luego retorné junto a mi esposo. No fue nada fácil para mí apartarme en aquellos tiempos de mis padres y tener que mudarme a Inglaterra con Michael pero poseía ya mi propia familia y debíamos estar uno a lado de otro, como tal.
Pensando en eso, solicité mi admisión en la Compañía de Ballet de Londres antes de las fiestas de Navidad y año nuevo y para mi fortuna al cabo de unas cuantas semanas, me habían aceptado, siendo así que firmé el contrato de dos años que me ofrecieron a finales de enero de 2013.
Para mediados de marzo, ya plenamente incorporada a la Real Compañía de Ballet de Londres, iniciamos una larga y agotadora gira que afortunadamente se encontraba en su recta final. Quizás el cansancio y el hecho de echar de menos a toda mi familia, me generó aquella pesadilla. No había visto a mis padres en varios meses y como se acercaban fechas muy especiales, no podía dejar de pensar en ellos.
Aquella mañana decidí llamar a mi madre pero nadie contestaba en la casa y su celular daba apagado. Marqué a mi padre y tampoco me contestó pero un par de horas más tarde recibí un llamado de su número. No era él quien me habló, sino mi tío Khaleb y eso me dejó bastante asustada.
— ¿Tío, todo está bien allá? ¿Por qué me hablas tú del número de mi padre?
— Tienes que venir, Gina.
— Me estás asustando, tío ¿Mis padres están bien?
— Ayer en la tarde se llevaron a tu madre y aún no sabemos nada de ella. Tienes que venir, Gina. Said está muy mal y te necesita.
— ¿De qué estás hablando, tío? ¿Quién se llevó a mi madre? —Pregunté en un inminente llanto y voz temblorosa—
— Todo esto tiene que ver con Julia Gartmann quién salió de la cárcel hace un par de meses y tenemos sospechas de que Buyalskyi también está detrás de esto porque tu padre recibió un mensaje suyo esta mañana, pidiéndole que él y Hasnan se entreguen a la justicia internacional.
Ya no tuve palabras en ese instante pues mi corazón quedó oprimido en un profundo dolor y una desesperante impotencia.
— Mi madre no puede estar muerta. Aquella fue solo una pesadilla, una pesadilla. Ella no se despidió de mí, solo fue un mal sueño —Repetí una y mil veces entre llantos, intentando convencerme de que todo estaría bien—
No recuerdo como salí del hotel donde me encontraba con el elenco de la RCB en Ámsterdam, no recuerdo siquiera como llegué hasta el aeropuerto para tomar el primer vuelo disponible a despegar hasta Alemania. Solo llamé a mis padrinos y les pedí que cuidaran bien de mi Ezra, que le dijeran a Michael que yo iba a volver a Alemania y que lo llamaría en cuanto llegara.
Fue el viaje más largo de toda mi vida y cada respiro se volvía una agonía recordando a mi madre despidiéndose de mí. Cuando finalmente llegué y pisé la Mansión de Byfang, el lugar se encontraba repleto de coches, entre ellos, una ambulancia y a lo lejos ya podía percibir los gritos de mi padre.
Querían llevárselo al hospital pero él se negaba rotundamente y se encerró en su despacho poniendo todo en condiciones antes de entregarse a Buyalskyi pues estaba dispuesto a lo que sea con tal de que devolvieran sana y salva a su esposa.
— Papá... Ábreme la puerta, si no abres pediré que fuercen la cerradura. Papáááá, Por favor, abre...
Luego de muchas insistencias abrió finalmente dejándome entrar únicamente a mí. Tembloroso, empapado en llanto y respirando con mucha dificultad, volvió a cerrar la puerta y se rindió entre mis brazos.
— Tú madre estará bien, hija. Ella volverá a casa porque ya lo tengo todo listo -Dijo pasándome un archivo- Voy a entregarme y voy a entregar a mi padre para que mi Paula vuelva a la casa y las cuide como siempre lo ha hecho. Aquí se encuentran todos los documentos de Mawal, te prometo que está limpia, siempre la mantuve limpia porque un día mi bebé sería la dueña de todo. Tú serás la Jefa Monarca como me lo dijiste un día.
— Papá, necesito que te calmes y tomes tus medicinas.