-está haciendo un fuerte frío, afuera-dice mi madres, mientras deja sus compras en la cocina.
Siento como todos los músculos de mi cuerpo se relajan completamente.
-me asustaste mama-digo poniendo una mano en mi pecho y recostando mi cabeza en el mueble
-hija, tienes que estar, tranquila-dice mi padre nervioso.
Algo está sucediendo.
-¿qué pasa-preguntó viéndolos a los ojos.
-hija, cuando estabas dormida, trajimos a un doctor, para que te examinara, y saco unas muestras de sangre, para ver cómo estas-dice triste y con su cabeza agachada.
-¿y?¿cómo salieron los exámenes?-pregunto tensa.
-hija, estás en estado crítico, hija tienes una debilidad cerebral, lo cual puede producirse un derrame cerebral lo cual te lleva a la muerte-dice mi papa con nostalgia.
Suelto un suspiro, y me tranquilizó totalmente, mi padre tiene toda la razón, tengo que tomar todas las cosas con calma.
-voy a caminar-digo levantándome de mi asiento y subiendo las escaleras en busca de algo que me cubra del frío.
Cierro la puerta detrás de mí, y caminó con cuidado en las frías y oscuras calles, de este pueblo.
Si no aprendemos a soltar, si no dejamos ir, si el apego puede más que nosotros y nos quedamos ahí atados, pegados a esos sueños, fantasías e ilusiones, el dolor crecerá sin parar y nuestra tristeza será la compañera de ruta.
2 MESES DESPUÉS.
-MADRE, IRÉ POR UNAS COSAS AL SUPER-grito desde la puerta principal de mi casa.
Les contare un poco de lo que ha sucedido en mi vida estos dos meses.
Decidí quedarme con mis padres a vivir, en este pueblo tan encantador, es un pueblo tranquilo. Mi enfermedad cada día está mejorando.
Aunque las pesadillas en las noches son lo más terrorífico, mi mente no descansará hasta ver el maldito hijo de puta con una bala en su cerebro.
Aunque la muerte sería un camino muy fácil para el maldito.
Elimino todos esos malos pensamientos de mi mente y me adentro al súper y compro las cosas que quería comprar, que son cosas femeninas.
De regreso a casa, un dolor en mi pecho hace que me detenga unos minutos.
Continúo mi camino a casa, y una vez en la entrada, abro la puerta y...
Estaba el, frente a mí se encontraba el hombre que trajo felicidad y desgracia a mi vida.
-Taylor-digo con mi cabeza en alto, fingiendo que nada de esto me hace daño.
-Raven-responde este en un suspiro, se encuentra vestido con un hermoso traje negro.
Mis padres se encuentran frente a Taylor, mi madre le sostiene la mano a mi padre, quien tiene una mirada de desprecio hacia Taylor.
Alrededor de Taylor se encuentran varios de sus hombres de seguridad.
-No quiero a ninguno de tus hombres dentro de esta casa, esta casa es de ambiente familiar-digo con mi voz demandante, después de todo lo aprendí de él.
Taylor les hace una seña a sus hombres para que salgan, y estos obedecen.
-¿Qué vienes a buscar Taylor?-pregunto con mi brazos cruzados.
-te vengo a busca a ti- Dice levantándose de su asiento.
La felicidad no se alcanza mediante la inexistencia de problemas, sino enfrentándolo ellos. Steve Maraboli.