A.R x D.M
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ᵖʳᵒᶠᵉᶜⁱᵃ
— ¿Estás segura de que oíste eso? —Le preguntó Theodore mientras corrían por los pasillos, él, luego de recuperarse de los caramelos vomitivos, fue el único que la quiso acompañar.
— Sí, sígueme.
— Espera Akira, no tenemos que ir allí, no podemos.
— ¿Por qué no?
— Todo podría empeorar, créeme lo que digo. Mejor quedarnos aquí y no meternos en donde no nos incumbe, podríamos salir muertos de allí.
— ¿Desde cuándo eres miedoso, Nott?
— Desde hoy supongo, pero no tengo una buena sensación sobre esto.
— Entonces iré sola, lo lamento.
— No irás.
— Tengo que ir.
— No, no tienes. ¿Piensas que vas a quedar como una heroína? ¿Qué puedes salvar al mundo mágico?
— No, pero...
— Entonces no le veo sentido que arriesgues tu vida por nada, lo hecho hecho está, no hay forma de cambiar las cosas.
— Discúlpame.
— ¿Por qué me pides disculpas?
— Por esto. —Akira levanta su varita dejando a Theodore petrificado, ella sigue corriendo hasta encontrar una chimenea, tomó un puñado de polvos flú y persiguió al trío de oro hacia el departamento de misterios.
Al llegar allí la única puerta que había era una azul que tenía una gran perilla en el medio, todo en ese lugar le daba mala espina, pero ya no había vuelta atrás. Se acercó lentamente, abrió la puerta y se encontró con muchas estanterías con esferas de cristal.
Profecías... —Pensó, sabía muy bien de qué se trataban, pero no el porqué los demás estaban allí.
Caminó muy lentamente y con cuidado, hasta que escuchó un grito.
— ¡Harry!
Akira se dirigió lo más rápido a esa voz, era Ronald. Se escondió detrás de unas estanterías alejadas y los miró con cautela.
— ¿Qué?
— ¿Viste esto?
Ron le indica a Harry una profecía que, al parecer, tenía su nombre en la etiqueta. Harry levantó la bola de cristal y la miró fijamente. Desde donde ella estaba podía divisar una sombra detrás de él.
— Muy bien, Potter. Ahora date vuelta, muy despacio, y dame eso. —Dice Lucius Malfoy.
— ¿Qué se supone que estás haciendo tú aquí? —Escuchó a sus espaldas y un escalofrío la recorrió de pies a cabeza, atrás de ella se encontraba Bellatrix muy enojada, pero a la vez con una pizca de confusión.
— Escuché lo que estaban buscando y quise seguirlos. —Dice ella sinceramente.
— No necesitamos que metas tus narices en estos asuntos. —Le apunta con su varita.
— Créeme, no quiero interferir, quiero ayudarles y sé cómo.
— Ilumíname.
— Puedo tomar la profecía y entregarselas.
— ¿Cómo piensas hacer eso?
Akira se aleja lentamente de Bellatrix, ella continúa su camino hasta toparse con Harry Potter y sus amigos, mientras que Akira se mantiene escondida detrás de las estanterías.
Los empezaron a rodear unas siluetas negras, es decir, mortífagos, que les cerraron el paso a derecha e izquierda; varios pares de ojos brillaban detrás de la rendijas de unas máscaras, y una docena de varitas encendidas les apuntaban directamente al corazón.
— Dame eso, Potter —repitió la voz de Lucius Malfoy, que había estirado el brazo con la palma de la mano hacia arriba.
Harry comienza a indicarle a sus amigos qué hacer, mientras Lucius y los demás mortífagos se reían de ellos. Akira pudo entender, según lo que estaba escuchando, que Harry pensó que Sirius estaría aquí atrapado, pero era un sueño.
Cuando Bellatrix, la cual se encontraba al lado de Lucius, quiso tomar la profecía con un hechizo, Harry fue más veloz y le gritó "Protego".
— ¡Vaya, el pequeño Potter sabe jugar! —dijo ella fulminando a Harry con la mirada.— Muy bien, pues entonces...
— ¡TE HE DICHO QUE NO! —le gritó Lucius Malfoy a la mujer— ¡Si la rompes...!
Harry aprovechó ese descuido para intentar escapar de los mortífagos con la profecía en la mano, pero Akira fue mucho más rápida que ellos.
— Accio profecía. —Gritó antes de que comenzara a correr y fue en cuestión de segundos hasta que tuve la profecía en mi mano. Lucius me miró impactado mientras Bellatrix me miraba expectante. Se acerca lentamente, en un cerrar de ojos ellos aprovecharon para salir corriendo, pero los mortífagos los siguieron. Lucius se quedó al lado suyo y le miraba confundido— No te preocupes, no se la daré a nadie. Ocúpate de ellos, yo te sigo.
Lucius, extrañamente, confió en su palabra. Hechizos iban y venían, los demás se protegían e intentaban detener a los mortífagos.
Sintió que alguien la tomó fuertemente del brazo y en un abrir y cerrar de ojos se encontraban en un lugar que tenía una especie de arco. Los mortífagos lograron atraparlos a todos, Harry quedó frente a frente con Lucius, pero cuando este intentó lanzarle un hechizo Sirius Black apareció de la nada.
— ¡Aléjate de mi ahijado! —Dijo y le pegó un puñetazo.
Muchas personas comenzaron a llegar, Nymphadora Tonks, Kingsley, Alastor Moody, Remus Lupin. Parecía una escena de una batallas, hechizos volaban de acá para allá. Cuando Akira volvió a fijar su vista en Bellatrix, le estaba por lanzar un avada kedavra a Sirius, pero ella aprovechó y evitó su muerte disimuladamente.
Harry escapó por una especie de pasadizos y Bellatrix lo siguió, fue en ese momento de confusión que Akira cuando se dio cuenta Sirius la estaba mirando, ella asintió con su cabeza y él se dio cuenta que esa niña le había salvado su vida.
Editado: 29.12.2023