Chapter Twenty Four

A.R x D.M

𝓔𝓜𝓔𝓡𝓐𝓛𝓓 𝓡𝓘𝓝𝓖

ᵃⁿⁱˡˡᵒ ᵈᵉ ᵉˢᵐᵉʳᵃˡᵈᵃ

Akira todavía se encontraba en la mansión Malfoy, no se había ido de allí desde lo sucedido. Todo el ambiente era muy confuso para ella y para los demás. Las clases en Hogwarts se habían suspendido, Draco también había vuelto a casa enterándose de todo.

Era el día de la reunión.

Los mortífagos reunidos todos allí, Akira observaba todo en silencio. Los Malfoy la miraban detenidamente cada un par de minutos, lo último que iban a querer era que la ejecutaran cuando arriesgó su vida por Draco.

Los mortífagos abren paso y aparece Voldemort, la mira indiferente y observa la profecía que todavía conservaba en su mano, Lucius, antes de la reunión se la había devuelto y habían organizado una especie de plan por más extraño que eso suene. Él estira la suya pidiéndola y ella se la entrega.

- Akira... -Dice lentamente mientras la observa- ¿Por qué has hecho esto? ¿No eran tus amigos?

- Ellos nunca lo fueron. -Dice y el nudo en su garganta se hacía cada vez más grande, se sentía como lo peor del mundo.

- Entiendo...

Dejó de prestarle atención y comenzó a observar la profecía mientras sonríe. La levanta, mira a los demás y les dice que esa es la clave para vencer a Potter. Draco en un movimiento rápido se acercó a ella y la observó de pies a cabeza.

- Estoy bien, no tengo ni un rasguño. -Le dice.

- Lucius, acércate, por favor. -Le pide Voldemort y Lucius lo hace- Me has decepcionado, una niña pudo hacer el trabajo que era para ti, ¿Qué tienes que decir al respecto?

- Fue un plan, mi Lord. -Responde- Le pedí una pequeña ayuda a Akira, ella tiene mucha agilidad y, a su vez, quería comprobar que su lealtad sea verdadera. Si las cosas no hubieran salido como lo planeado, aunque lamento no haberle informado, aceptaría completamente toda la culpa.

Voldemort no sabía qué hacer con Lucius, mientras se tomaba el tiempo de pensar Akira comenzó a observar a todos los que se encontraban allí, incluyendo al propio Snape, él la miraba con una expresión indescifrable.

- Sabes que me gusta ser justo, Lucius, no puedo dejarte así como así...

- Entiendo, Señor.

- Pero no te enviaré a Azkaban, tengo una nueva misión la cuál no será para ti, será para ellos. -Dice y señala a Draco junto con Akira, Lucius lo mira horrorizado por su hijo- No me gusta tener mortífagos tan chicos, pero esto será una excepción.

- Señor, si hay cualquier cosa que pueda hacer... -Comienza a decir Lucius, pero Voldemort lo calla.

- No. Te tendré piedad por Draco, pero su misión será matar a Dumbledore y ayudarnos a nosotros -señala a los mortífagos- a entrar en Hogwarts sin que nadie se entere. -Draco estaba temblando, pero asiente.

- Sí, señor.

- Eso no es todo, Akira -la mira- como has demostrado lealtad a mí, dejaré que formes parte de mis mortífagos y te asignaré una misión especial. -Dice- Averiguarás quién tiene la varita de Sauco y me la traerás a mí cuando la encuentres, si no cumples con eso, no quedará otra opción. Eso no es lo único -Voldemort vuelve a mirarla- Si él no llega a completar la misión, lo harás tú. Eso demostrará tu obediencia y tu rendimiento como nueva seguidora.

Draco la mira muy atento, su marca en el brazo recién hecha arde y quema, pero ella intenta no demostrarlo. Las cosas desde ahora van a cambiar y ambos lo saben muy bien.

Todavía él no sabe lo que es Dumbledore para ella, nunca se lo había contado, tiene que matar a su padre, a la persona que la crió, y eso no es lo peor, si él no lo hace lo tendrá que hacer ella.

- ¿Y ahora? -Le pregunta.

- Nadie te vio en el Departamento de Misterios, voy a ser a la única que van a señalar, espero que no me echen o sino no podré ayudarte.

- No soy capaz de matar a nadie, Akira. -Le responde y Akira notó como se le cristalizaron los ojos, lo abrazó lo más fuerte que pudo y él descansó su cabeza en su hombro.

- No tendrás que hacerlo.

Ella nunca había visto a Draco en ese estado, tan roto por dentro y por fuera, tan sensible, tan quebradizo. Ella odiaba que él se sienta así, detestaba no poder ayudarlo. Draco estaba así por culpa de Voldemort y Akira iba a hacer todo lo que esté a su alcance para cambiar las cosas.

Acarició su rubio cabello y se acostaron en su cama, él la abraza mientras se iba quedando dormido y ella lo seguía acariciando.

- Creo que le voy a pedir a algún elfo que me prepare un té... -Dice él y Akira se sobresalta, ella pensaba que se había dormido, pero era casi imposible conciliar el sueño.

- Yo también necesito uno. -responde y Draco se va de la habitación. Tarda un par de minutos hasta que vuelve con dos tazas de té- ¿Cómo haremos? -le pregunta.

- Primero tendremos que conseguir la forma de que entren los mortífagos sin que nadie lo note, luego nos ocuparemos de lo otro.

- Tengo miedo.

- Lo sé, yo también.

Ambos se quedaron en un cómodo silencio mientras terminaban cada uno con su té. Luego, cuando terminaron de tomar, se volvieron a acostar abrazándose. Draco se queda mirándola y Akira comenzó a sentir como sus mejillas se tornaban de un color carmesí a lo que él sonríe.

- Ya, puedes dejar de mirarme... -Le dice y él niega.

- No lo haré. -Responde y, de un momento a otro, se levanta de la cama para buscar algo. Agarró una pequeña cajita de terciopelo plateado y se volvió a acostar- Este quería que sea mi regalo de Navidad, pero prefiero dártela ahora. -Abre la caja dejando ver un anillo con una esmeralda incrustada- Me hubiese gustado dartela en un momento especial y no justo ahora, sabes que no soy bueno con las palabras, pero este anillo significa todo lo que siento por ti. -Dice y ella sonríe- También quiero que esté anillo signifique el inicio de todo, si está guerra termina y nosotros seguimos juntos, eso significará que lo peor pasó y eso me dará la valentía para pedirte tu mano, así que toma este anillo como una promesa. Akira Riddle, con este anillo que tengo en mi mano, prometo que cuando termine todo esto te convertirás en mi esposa, la futura Akira Malfoy. ¿Aceptas?