Oblivion.

Capítulo 1.

Desperté.

Todo mi cuerpo se sentía demasiado pesado, no tenía ni un poco de fuerza para poder abrir los ojos. Una presión constante punzaba alrededor de mi cabeza, mis manos me ardían, pero no podía moverlas. De pronto, todo el ruido a mi alrededor se intensificaba, las voces se hacían más fuertes con cada segundo que transcurría.

Mi única alternativa era abrir los ojos. La luz me golpeó bruscamente, una punzada en los ojos que se extendió por toda la cabeza.

 

- La paciente ha despertado, llamen al doctor Burton de inmediato. – habló bruscamente una enfermera que estaba en mi habitación.

 

Su voz resonaba en mi cabeza con eco, mis ojos comenzaban a distinguir los colores y el lugar en el que estaba. Estaba en un hospital.

Intenté levantarme, y fue absurdo, no podía mover ni un músculo de mi cuerpo, todo me dolía como si una ballena me hubiera aplastado. Lo único que pude desplazar fueron mis manos, las cuales estaban completamente vendadas.

 

- Joven Kinsley, no intente levantarse, por favor. Le haré algunas preguntas. – la distorsionada voz de un hombre se acercaba cada vez más a mí, provocando un escandaloso estruendo.

 

Mi vista estaba borrosa, me estaba tomando un tiempo el poder ver con claridad, pero, al menos ya podía ver su silueta frente a mí. Lo extraño es que alrededor de su silueta yo podía ver una luz naranja que lo rodeaba por completo, y no había nada en la habitación de ese color. Parpadeé unas cuantas veces esperando que esa luz se fuera, pero no lo hizo.

 

El doctor Burton movió una silla para acercarla a mi cama, haciendo un horrible chillido con el metal de la silla raspando el suelo. Se sentó a mi lado izquierdo, con una libreta en la mano.

 

- Y bien… dígame, ¿cómo se siente? – preguntó cálidamente, su voz ya no hacia eco en mi cabeza.

 

- Y-yo…- intenté hablar, pero mi garganta estaba inflamada, me raspaba como si hubiera roto mis cuerdas vocales. Aún así, yo era incapaz de reconocer mi voz, de reconocerme a mí misma.- M-me duele todo. – susurré para evitar lastimarme más.

 

- Es normal, joven Kinsley. Aún no se recupera totalmente del accidente automovilístico, pero, mi pregunta era respecto a un dolor en específico, algo que la esté lastimando internamente. – mencionó con un tono relajado, no podía verlo con claridad pero sentía que me miraba fijamente, y después anotaba cosas en su libreta.

 

Pero… ¿accidente automovilístico? Eso no… no lo recordaba.

 

- ¿U-un accidente automovilístico? – cuestioné preocupada. El dolor en mi cabeza se había intensificado al intentar recordar algo, lo que fuera.

 

- Sí, así es. ¿Usted no lo recuerda? – interrogó, aunque él ya había asumido la respuesta.- ¿Qué es lo último que usted recuerda? – preguntó firmemente, intentando ocultar su inquietud.

 

- Nada. – respondí honestamente, y completamente asustada. Ni siquiera era capaz de recordar mi nombre, ni siquiera estaba segura si Kinsley era mi apellido. Familia… ¿tengo familia?

 

- De acuerdo, no hay necesidad de alarmarse. Le haré unas preguntas para corroborar que tan grave puede ser esto. – murmuró mientras hojeaba una carpeta que tomó de la mesa.

 

Mi vista comenzó a clarificarse un poco más, ahora podía ver que el doctor Burton era de tez clara, tenía el cabello castaño claro y un poco rizado, sus ojos aún no los veía claramente pero estaba segura de que eran cafés.

 

- Empecemos con algo sencillo. ¿Cuál es tu nombre? – preguntó con una media sonrisa nerviosa.

 

Yo intenté pensarlo, intenté buscar algún recuerdo de mi nombre, de mí… por desgracia mi mente estaba en blanco. No había nada, ni un solo recuerdo de mi vida.

 

- N-no lo sé. – respondí con dificultad, sentía que el nudo en mi garganta se expandía rápidamente. Mis ojos se llenaron de lágrimas, estaba asustada de no poder saber nada.

 

- Lilith. Tú nombre es Lilith Kinsley. Tranquila, puede ser sólo cuestión de días lo que tardarás en recordar. Sufriste una conmoción cerebral, una lesión cerebral traumática que afecta la mayor parte de las funciones del cerebro. Vas a tener constantes dolores de cabeza, perdida de memoria, problemas para concentrarte, pero, vas a estar bien, te lo aseguro. – su voz intentaba entrar a mí como un tranquilizante, era inútil porque me sentía muy mal, me sentía abrumada y perdida en el limbo.

 

- ¿Cómo fue el accidente? – cuestioné nerviosa, con temor a la respuesta, con terror de que hubiera estado con alguien más y que esa persona este grave… o muerta.

 

- Lo lamento, pero, yo no sé si estoy autorizado para decirte esa información, eso es parte de tu expediente con la policía. – soltó de golpe las palabras de su boca.




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