Obras

EL ARTE SON LOS PAPÁS

EL ARTE SON LOS PAPÁS

Existe una herramienta que pareciera permitir que “cualquiera cante bien”, o eso dicen algunos que lo defienden. Lo plantean como una herramienta para simplificar el trabajo del cantante. Mientras otros, ruines carroñeros, sostienen, cual expertos, la bandera de la meritocracia y defenestran la herramienta “en nombre del mérito”.

¡Ja! ¿Qué nos ha dado el mérito?

Según ellos no hay merito en cantar con Autotune, vale aclarar que la definición correcta es “afinador”, ya que Autotune es una marca, y recalcan que no hay esfuerzo o valor en una grabación con afinador.

A aquellos enemigos del progreso, solo me queda decirles que esa lucha está perdida. No pueden evitar que otros opten por afinar su voz, usar efectos o utilizar dispositivos que le faciliten hacer su trabajo. Dejen esa lucha atrás, es inútil. No pueden evitar que la mayoría opte por simplificar sus labores, ¿Por qué querrían trabajar más por el mismo resultado?

Para los defensores, que no conozco muchos, déjenme decirles que rozan la mediocridad, ¿Mérito? ¿Qué mérito? Yo soy resultadista, no se trata de eso. En lo que refiere a este tema yo sé que es bastante subjetivo, pero se trata del gusto sobre un resultado, el cual no me gusta un carajo. Acá entiendo que los meritócratas son solo resultadistas con pasos extra, y aún no saben lo que quieren, pero todos buscamos resultados finalmente. Se que lo logrado con la herramienta cumple las expectativas de la industria. Logra que una mala grabación cree ganancias y facilita el proceso, además de acercar la música a gente que tiene una voz verdaderamente repugnante, o que jamás podrían tomar clases de canto. Ese punto es absoluto para la herramienta. El arte debe acercarse a todos. Si esta herramienta logra que más gente encuentre este universo, que es la expresión, en alguna de todas sus formas, esto es bueno desde un punto de vista social, pero al mismo tiempo genera un mar de porquería incentivado por gente que cree que cualquier cosa es escuchable y por lo tanto comerciable. Lo mismo sucede con elementos hechos con inteligencia artificial, generan basura, la cual hay que navegar para encontrar algo que nos guste, que consideremos bueno. Así que esta postura es más bien personal, prefiero que sea menos elitista y cualquiera pueda utilizar las artes para expresarse. En eso estoy a favor de la herramienta. Aunque en contra de tanta basura de inexpresión.

Sin embargo, no perdamos el foco, nada me gusta menos que esa voz latosa, no tiene nada que ver el trasfondo de cuanto estudió canto, o si tiene o no un talento nato. Eso no me importa, suena horrible. Quizá solo mi oído lo percibe asqueroso, pero nunca me acostumbré a como suena. Imagino se debe a que, en su gran mayoría, la música que escucho suele ser en un idioma que entiendo, con una letra que podría escribir solo escuchándola y que las voces tiendan a escucharse en gran parte naturales, como voces humanas.

También entiendo que muchísima gente si está acostumbrada a todos esos sonidos que yo desprecio, y por ello no les disgusta, o sencillamente son mediocres y no se atreven a decirlo.

Lo que sí de vez en cuando pienso en aquellos productores musicales, los que trabajan en las sombras para que ellos sean parcialmente escuchables después de gritar a un micrófono. Ese pobre tipo que escuchó mil veces esa grabación repugnante, con tal de ir mejorándola lo más posible, para que la canción suene en el parlante peor ecualizado que ha sido montado a un vehículo automotor Corsa.

Ya voy a retomar el asunto de la herramienta, pero hay algo que debemos responder. Se trata de una pregunta oculta en estos cuestionamientos y que también me permite proponer una respuesta distinta. Para facilitar la lectura, primero lanzaré la primicia, la que ustedes citarán cuando trascienda mi obra, luego, la desarrollaré, y aunque intente que así no sea, ustedes solo se quedarán con lo primero, así que aquí inicia la larga conclusión a estos dos temas.

Existe un espectro, que funciona como una nebulosa. Dentro de ella hay dos puntos completamente enfrentados, comercial y artístico, pero no cierren la cita ahí, sigan leyendo.

Ambos puntos son un extremo intocable, pero uno puede tender a ellos, de la misma forma que se puede estar en distintos puntos de la nebulosa, aunque no al mismo tiempo. Nuestro lugar en la nebulosa no es permanente, ni mucho menos es heredado o algo así. Depende de nuestras decisiones, pero especialmente de si nuestros actos constan de simplificar o complejizar, respectivamente.

Esto daría a entender que somos menos artistas según como untemos la manteca, si de la forma simple o compleja, pero esperen, no es así de fácil. Cuando digo complejizar incluye el riesgo, hacerlo difícil, pero con un motivo, un mejor resultado. Aquellos que complejizamos no nos quedamos con paloma en mano, queremos que sea un ave cubista que te sigue con la mirada, ahí es que aparece la incapacidad de representarla. El sostener tal concepto por sobre cualquier inhabilidad es parte de complejizar.

Con el tiempo lo comercial tiende a simplificar sus procesos, no hay nada de malo en ello, pero el objetivo, obviamente, es facilitar el trabajo y esquematizar actividades hasta acortar tiempos y maximizar ganancias. El objetivo principal es la comercialización, y obviamente a menor riesgo, mayor margen de ganancia, simplificar reduce costos.

Ambos extremos son disgustantes. El complejizador absoluto, llegará al punto de que hará un arte de la técnica de untar una tostada. Diseñará un untador que unte mejor y esté inspirado en las curvas de una mujer griega, la tostada estará mejor tostada, inspirada en el monte Fuji, y no va a dejar migas en la manteca, porque eso le recuerda a su madre que limpiaba el untador para no dejarlas. Y hasta ahí vamos bien, pero empezará a justificar su trabajo hablando de sus inspiraciones, encontrará metáforas ficticias, que solo él ve, en el acto de abrir la heladera y sacar la manteca, y finalmente no se va a comer la tostada, la va a encuadrar y se titulará “el desayuno de mamá”. Insoportable.



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En el texto hay: reflexion, introspeccion, obras

Editado: 16.09.2024

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