Aún era muy temprano y ya estaba lista para ir a la universidad, mis padres seguían dormidos y tenía que aprovechar eso para irme pero no podía evitar sentirme insegura, observé la casa del terror a través de mi ventana lateral y no vi ningún movimiento sospechoso. Estaba deseosa de confrontar a Margaret sin embargo no se me había presentado la oportunidad.
Me senté en mi escritorio y encendí mi computadora para revisar las grabaciones de las cámaras en tiempo real, me sentía muy segura dentro de mi casa pero todo cambiaba al salir al mundo exterior. Ezra podría estar esperándome a la vuelta de la esquina, incluso podía presentarse en la universidad, no tenía idea de lo que estaba planeando y era un riesgo con el que debía correr. Todo se veía normal afuera así que cerré la computadora y dejé todos mis temores a un lado para ir a la universidad.
Esperé a Isaac en el pasillo pero él nunca llegó, las clases no me interesaban en lo más mínimo pero tenía la esperanza de que él apareciera así que decidí entrar a la sección y ocupar un asiento atrás. Apenas pude concentrarme en lo que el profesor decía, primero porque mi mente estaba en un viaje astral y segundo porque mi columna me estaba matando y no me sentía cómoda en ninguna posición, estar acostada era lo que necesitaba pero había ignorado por completo las indicaciones de la doctora. Saqué todas mis pastillas de mi mochila y me las tragué en seco esperando que me ayudaran a sobrevivir hasta medio día.
Durante el receso me quedé sola en mi sección y observé el paisaje a través de la ventana, todos se veían muy felices allá afuera ¿O era mi imaginación? Escuché un ruido en la puerta y giré mi cabeza tan rápido que me dolió el cuello, pero solo era Paola caminando hacia mí con cara de preocupación, me puse de pie y las dos nos abrazamos.
‒Kim ¿Estás bien? Te estuve llamando pero no me contestaste.
‒Por el momento no tengo teléfono ‒expliqué.
‒Siento mucho todo lo que pasó, ojalá hubiera estado contigo.
‒No te preocupes, estoy bien. Las cosas pudieron haber salido mucho peor.
‒Al menos ya descubriste quien es. Sólo es cuestión de tiempo para que cometa un error y lo atrapen.
‒No sé qué voy a hacer, él está libre para ejecutar lo que quiera ‒me lamenté.
Paola apretó mi mano y pude ver en sus ojos cafés que estaba triste.
‒Siento mucho todo lo que te dije, te hice creer que el culpable era Isaac pero en realidad nunca debimos desconfiar de él.
‒Ojalá solo hubiera desconfiado, estuve muy segura que era culpable y me equivoqué. Quisiera ir al pasado para cambiar todo.
Paola y yo nos sentamos y mientras le contaba todo lo sucedido con lujo de detalles apareció Isaac en la puerta, ambos intercambiamos una mirada y comencé a sentir una presión muy fuerte en mi pecho, su expresión era muy seria pero no se dio la vuelta como pensé que lo haría.
‒¿Puedes dejarnos a solas Paola? ‒su voz resonó en toda la sección vacía.
‒Por supuesto ‒Paola se levantó y pasó junto a Isaac antes de irse.
No moví ni un músculo porque me sentía demasiado nerviosa, Isaac cerró la puerta sin hacer ruido y se acercó a mí, pero se mantuvo de pie.
‒Será mejor que te sientes ‒dije señalando una silla junto a mí.
‒Lo único que quiero saber es qué dijeron los oficiales.
Me recliné en el asiento y lancé un suspiro.
‒Lo obligaron a desalojar la casa pero fuera de eso no hicieron nada más, él está libre.
Isaac meneó la cabeza y vio fijamente hacia la ventana.
‒Sabía que eso iba a pasar ‒declaró.
Levanté una ceja.
‒¿Y entonces por qué los llamaste?
‒No podíamos evadirlo y además es necesario dejar registros por cada cosa que se presente. Tal vez así puedan darle más importancia a la situación.
‒No los veo dándole la más mínima importancia, sólo se enfocan en intentos de homicidio ‒afirmé viendo fijamente mis uñas. Había arañado a Ezra tan duro que me seguían doliendo los dedos y las uñas.
‒¿Fuiste al hospital? ‒afirmé con la cabeza‒ ¿Y qué te dijeron?
Me reconfortaba saber que se preocupaba por mí.
‒No me fracturé nada, solo debo controlar la inflamación.
‒No debiste venir a clases, estuve muy seguro de que te quedarías en casa pero al parecer nunca haces lo que tienes que hacer.
‒Soy muy obstinada.
‒Lo sé de primera mano ‒respondió metiendo ambas manos en sus bolsillos.
‒Solo vine para hablar contigo ‒esperé su reacción pero si mis palabras lo afectaron no lo demostró‒ ¿Qué va a pasar con nosotros?
Él se tomó un momento antes de responder.
‒Dijiste que teníamos que tomar caminos separados ‒me recordó‒ Así que eso es exactamente lo que vamos a hacer.
Isaac quiso alejarse pero yo me levanté y lo agarré del brazo.
‒Tú me dijiste que podía largarme con otro, ¿Qué respuesta esperabas?
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Editado: 19.07.2021