— YAMILETH —
Se acercó a mi.
Su mano paso tocando mi cintura, pero en ves de tomarla, dejo el vaso de jugo en la mesa.
Me hice a un lado.
Tenía miedo.
¡Quién no tendría miedo al ver a este tipo!
Luka — dime
Se acercó al sofá y se sentó.
Me hizo señas para que me sentará, pero solo negué y me quedé parada.
Luka — yo sé que viniste por lo que pasó ese día... Y de antemano te pido perdón, el perdón no bastaría para remediar el daño que te hice, tanto físico como mental... Pero si te dejare algo en claro, mi enfermedad hace que yo me obsesione con las mujeres, tal es ese punto que yo hago cosas sin pensar, pero nunca antes había llegado a ese extremo, yo conocía a las mujeres, ellas simplemente se asustaban cuando mi hermano les decía de mi obsesión, algunas hasta se fueron del país. - pauso un segundo -, yo no sabía cómo acercarme a ti sin lastimarte, pero conseguía lastimarte, si, tengo las ideas retorcidas en mi cabeza, desde que te ví las ideas siguieron, pero una cosa si es segura, nunca me imaginé que mi mente se dejará ir sola, fue como un momento de shock para mí - su voz se entrecortaba -, y hasta cuando entre a tu casa no llevaba las ideas en la mente, más bien en las manos... Solo te pediré que me perdones, aunque se que nunca pasará ya que tú estás dañada por mi y mis ideales tan estúpidas
Me senté a lado de el.
Yamileth — Luka, no sé nada de eso de las personas con problemas mentales... Pero algo que logro entender, es que ellas no hacen porque ellos quieran las cosas, más bien, las voces que salen de sus cabezas son las que los llevan a cometer tales actos, y yo sé que la mayoría de ellos no pidieron nacer con esa enfermedad, si no que la enfermedad los tomo a ellos, hacen las cosas en estado de shock... Pero en el fondo no son malos, solo quieren ser liberados por tales voces, ellos sufren mucho, y se puede ver en su rostro.
Tomé su mano.
Luka — entonces... ¿Me perdonas?
Yamileth — si, si te perdonó
Acarició mi mano mientras la veía.
Luka — muchas gracias por entender a alguien como yo, y por comprender a las personas con enfermedades mentales
Asentí.
Levantó su mirada y me vio con los ojos llorosos.
Luka — yo sé que será muy difícil olvidar esto, pero encerio que mi corazón pide tu perdón...
Yamileth — y ya te lo otorgue, solo ve al médico para que te receten alguna pastilla o un medicamento que te ayude, ¿Vale?
Sonrió.
Luka — vale
Me llegó un mensaje de Cristóbal.
9:23 am. — dónde estás Yamileth
9:24 am. — espérame unos minutos, ya llegó a la casa
9:25 am. — ok
Luka — ¿Mi hermano?
Asentí.
Yamileth — el mismo
Sonreí.
Luka — déjame acompañarte hasta tu casa
Yamileth — pero si te ve Cristóbal o Efraín
Luka — no pasa nada, yo les explico
[…]
Estábamos afuera de la casa.
Luka — bueno, nos vemos luego
Yamileth — si, adiós
Una sonrisa se dibujo en el.
Luka — adiós
Lo ví irse.
— LUKA —
Las personas con problemas mentales somos muy sensibles.
Los que pedecen de oír voces, pueden llegar a cometer uno que otro acto que perjudique su reputación o vida.
Y yo que padezco una les puedo decir que es muy, muy pero muy difícil, vemos el mundo de otra manera.
Esas personas que juzgan a otros solo por esos padecimiento, no están bien, tienen que entender que nosotros sufrimos, físicamente, verbal y sicológicamente.
Las voces te nublan la visión al hacer alguna cosa.
Y aveces, o casi siempre, hacemos las cosas sin consentimiento de nuestro cuerpo.
Solo les pido que primero habrán los ojos al hablar con alguien con enfermedades mentales, para que vean que ellos también tienen sentimientos y les pueden hacer daño sus comentarios ofensivos.
No siempre hacemos las cosas porque queremos.
Y cuando nos reclaman después de salir de nuestro estado de shock, nos duele, nos duele el saber que hizmos algo que daño a las personas.
Es un sentimiento de culpabilidad cada vez que no estamos en nuestro mundo.
No juzguen y mejor ayúdenos.