La clínica psiquiátrica JKN…, estaba ubicada a ocho kilómetros al este de la ciudad. Se dividía en tres bloques de dos pisos cada uno. Después de la entrada se desprendía un enorme parqueadero y desde allí se veían las palabras “Jesús te ama” pegadas a las paredes del primer bloque. En el centro de la clínica había algunos espacios verdes llenos de hermosos árboles, a la izquierda, un consultorio teológico, una capilla, un jardín, un bello parque infantil. A la derecha, se veían los baños de las visitas, un gimnasio y una pequeña carpintería. Atrás del último bloque había una huerta cuyas plantas tenían letreritos escritos en latín.
En la planta baja del primer bloque, se ubicaban todos los consultorios médicos y la farmacia. En los dos pisos, varias habitaciones en las cuales se hospedaban pacientes con distintos trastornos: psicóticos, de personalidad, emocionales y del sueño. Los pacientes del segundo bloque, sufrían de trastornos asociados a las adicciones. Y en el último, ancianos olvidados por sus familias.
20:00
Despertó y al mirar la oscuridad de la habitación gritó: ¡¿Dónde estoy?!
Los médicos internistas y las enfermeras corrieron a su habitación.
--¿Cómo te sientes? —preguntó un médico.
--¿A qué se refiere? —dijo.