Obsesión Carmesí

C A P Í T U L O 1

Max, año 2002.

Mis manos temblaban, las lágrimas corrían por mis ojos y mojaban mi camiseta, podía escuchar sus pasos caminar sobre la madera del suelo, la luz que se filtraba debajo de la puerta me permitía ver sus pies moverse por el pasillo frente a donde me encontraba, a lo lejos podía escuchar el llanto de mi madre en algún lugar de la casa. 

-¿Donde estas pequeño?-. Susurró con una melodía escalofriante. 

Me arrastré más adentro del ropero y junté mis rodillas contra mi pecho. 

La puerta rebotó con un duro sonido cuando fue abierta. Un sonido agudo resonaba en las paredes al arañarlas con un cuchillo. Sí, sabía que era un cuchillo, por que con ese le había hecho daño a mi hermanita, lo había visto, por eso es que mis padres estaban llorando y por otra cosa que aún no entendía del todo. Mis sollozos le alertaron ya que se puso frente a la maltratada puerta del ropero, mi hermanita hace unos días la había rallado con una tijera, mis papás la regañaron, pero aún así no hizo caso. 

-Ven conmigo, vamos a buscar a tus papás-. Sabía que no era cierto, ya lo había visto golpearles, por eso me fui a esconder, no sabía como ayudar a mis papitos. Abrió la puerta y me jaló de un pie haciéndome daño. Traté de empujarle con las manos pero no podía, tenía más fuerza que yo. Me tomó de la mano y me sacó fuera de la habitación. No escuchaba la voz de mi papá, no sabía dónde estaba. 

 

Miré a mi madre, estaba en una esquina de la sala de mi casa, junto al cuerpo ya inerte de Luci. Lloraba mucho, mecía su pequeño cuerpo en sus brazos. De pronto me dieron muchas ganas de llorar. Algo estaba mal con Luci y con mamá. 

-No por favor, no por favor...-. Se repetía eso mientras lo miraba, el hombre le sonrió y se acercó a ella. 

-No debiste engañarme de esa manera, ya ves la consecuencia sofia, tu niñito será el siguiente. ¿Te despediste de tu esposo?, por que ya no le verás nunca más. 

 

Me acercó a su cuerpo y tomó mi rostro en sus manos, sus dedos presionaban muy fuerte mis mejillas, dolía fuerte, mi mamá lloraba mucho, no quería que lo hiciera. Tampoco quería llorar, no me gustaba, siempre que lo hacía era por que algo hacía mal. 

El hombre malo sacó una daga, lo miré a la cara, quería ver quién era para no acercarme a él jamás. 

Lo último que vi fue el rostro de mi Mamita, muy triste y el pequeño cuerpo de Luci antes de sentir algo cortar mi cuello y un sonoro grito por parte de mi mamá. 

 

El cuerpo de Max cayó hacia un lado, gotas de sangre caían por su cuello. Sofia se levantó enojada por lo que el hombre le había hecho a su familia, miró hacia el cajón donde tenía guardo la prueba de todo lo que ese día le había sucedido a su familia. Si alguien encontraba esas cartas podía acusar de asesinato a ese hombre. 

 

Tomó un vidrio de la ventana que había roto al chocar su cuerpo contra ella. El vidrio le cortaba las manos, pero era imposible comparar ese dolor con el que su alma estaba sintiendo. 

Se abalanzó hacia él y le clavó el vidrio en la mano. 

El hombre enfurecido, la golpeó con su mano en el rostro, ella se tambaleó. 

Cansada de todo lo que había sufrido durante tanto tiempo y de ver que su familia ya no estaba con ella, tomó el valor suficiente y acercó el vidrio a su cuello, antes de presionarlo contra su piel lo miró a los ojos. 

-Pagaras por esto. 

Acto seguido resbaló el vidrio por su cuello y se dejó caer en la oscuridad de la muerte. 

 

Cuando los oficiales llegaron al lugar. No encontraron más que tres cuerpos fallecidos en la casa. Un suicidio, dos homicidios y un niño que milagrosamente había sobrevivido. Aunque no lograron dar con el asesino ya que el niño presentaba un trauma psicológico y no habló con nadie durante varios años. 

Nadie sabe que fue lo que sucedió, como empezó todo esto y quién fue el asesino. 

Su única esperanza era el pequeño Max. 

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Meredith,año 2018

Las piedras estaban muy sueltas, mis zapatos se resbalaban cada vez que me trataba de estabilizar, las ramas de los árboles me arañaban los brazos y las mejillas. Llevaba una mochila en mi espalda, con las provisiones más importantes, agua, comida, y algo para leer.

 

No, no estaba huyendo de casa o escapando de un secuestro, es solo que con mi pequeño grupo de amigos, cinco para ser exactos, nos encantaba salir a conocer nuevos lugares y adentrarnos a lugares solitarios y abandonados.

 

Les voy a dar una pequeña introducción de las personalidades que conforman este pequeño grupo de amigos. 

 

Raquel iba detrás de mi, es mi amiga desde hace muchos años, para ser exactos desde que mis padres se mudaron a San Francisco, cuando la conocí supe que iba a ser mi amiga de por vida. Ella es lo contrario a mi personalidad, quizá por eso nos llevamos muy bien. 




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