Obsesión Carmesí

C A P Í T U L O 4

El fin de semana pasó muy rápido, el viernes en la tarde la pasamos muy bien junto con los chicos, Simon trajo sus video juegos y pasamos haciendo retos entre todos para ganar. 

Cuando los chicos se fueron de mi casa ya eran pasadas las 11.00pm. Venían en el auto de la mamá de Simon, así que no tubieron problema en irse a esa hora.

 

El sábado se pasó muy rápido, no hice más que terminar de editar algunas fotografías que tenía en la cámara, eran de la vez que fuimos a la playa con los chicos, eso fue hace unas dos semanas. 

 

Mañana lunes empezaban las clases otra vez, estas vacaciones habían pasado muy rápido para mi gusto, pero al menos junto con los chicos las había aprovechado bastante. Siempre salíamos a algún lado, queríamos aprovechar nuestro tiempo juntos ahora que podíamos. 

 

Me encontraba en el centro haciendo las compras para la semana, me ofreci a ir, ya que mi madre estaba un poco ocupada con trabajo en casa. 

Estaba haciendo la fila para pagar por los productos, había comprado, cereal y algunos snack para llevar al colegio, eso aparte de algunos encargos para la cena. 

La señora que estaba de primero en la fila se estaba tardando mucho. Al cabo de unos diez minutos tocó mi turno. 

 

Pagué mis cosas y agradecí, acto seguido salí al aparcamiento en busca del carro. 

Ya estaba un poco de noche cuando crucé las puertas del supermercado. 

Las luces de los faros de las esquinas de la calle era la única iluminación que había. 

 

Cruce el parqueo en busca de mi auto, llevaba en ambas manos las bolsas. Cuando llegué al auto tomé las llaves para abrir la puerta miré sobre el auto, a unos 20 metros de distancia de donde yo estaba había un hombre de pie, bajo la luz de los faroles. Llevaba una suéter negra con la capucha cubriendo su cabeza y miraba en mi dirección. 

 

Giré mi cabeza hacia ambos lados, revisando si había alguien más en lugar, pero la única persona era una señora que iba con dos bolsas en las manos y ya estaba cruzando la salida del parking. Cuando volví mi mirada hacia el hombre, este ya no estaba. 

 

Se me erizó la piel en ese momento. 

No lo dudé más y me metí dentro del auto, el ambientador tenía un olor a menta que me tranquilizó un poco. 

 

Encendí el auto y salí del supermercado, no quería estar ahí más rato. El aire estaba tibio en comparación con el frío de afuera. 

 

Me integré en la carretera principal y me dirigí directamente a casa, iba revisando el retrovisor para verificar si alguien me iba siguiendo. 

 

Al cabo de un rato, cuando iba entrando a la zona boscosa vi que un auto iba detrás de mi, podía ser tan normal como si fuera el auto de alguien que vivía por acá (cuyo automóvil nunca había visto antes) o tan raro como si me estuvieran siguiendo. 

 

Estaba a un kilómetro de llegar a mi casa y el auto me continuaba siguiendo. Decidí no alarmarme más y lo dejé pasar, cuando llegue a casa y empecé a guardar el carro me di cuenta que el auto que me seguía estaba aparcado a unos metros de la casa, como si estuviera esperando a alguien. 

 

Ya estando segura dentro de mi casa, llevé las cosas hacia la cocina, mi madre estaba cerca del fregadero, el sonido del cuchillo chocado contra la tabla mientras cortaba en pequeños trozos una zanahoria era el único sonido en toda la casa.

 

-¿Pudiste conseguir las almendras para el arroz?. 

 

-Sí, conseguí todo, por suerte ya no había mucha gente a esa hora-. Dije mientras sacaba todas las cosas y las iba acomodando dentro del refrigerador o en los muebles. Tomé una manzana y la dejé en la mesa para comerla después. 

 

-Tu padre está por llegar -. Dijo al momento en que sonaba el portón de la entrada-. Oh, creo que ya llegó-. Exclamó dirigiéndose hacía la entrada para abrir la puerta. 

 

Caminé hasta la sala y me senté en el reposa brazos del sillón. Apenas vi entrar a mi padre le pregunté. 

 

-¿Sabes de quién es el auto que está afuera?. 

 

-¿Cuál auto, Meredith? -. Preguntó fruncido el entrecejo. Estaba colocando sus cosas sobre el mueble a la par de la puerta. 

 

-¿Que no había un automóvil gris aparcado a unos metros de la casa?. 

 

-Mmm......no, acabo de pasar por allí y no había ningún auto, de hecho no vi ninguno en todo el camino. ¿Viste algo extraño? Si es así tienes que decírmelo. 

 

Me sentí palidecer. 

Si le contaba a mi padre él se alarmaría. Y lo que menos necesitaba era más preocupación. Seguro que sólo era alguien que se perdió en el camino o que venía a visitar a algún vecino, pero...¿A esa hora? 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.