Obsesión Carmesí

C A P Í T U L O 9

Cuando salí de mi casa el frío aire golpeó mis piernas, la noche apenas estaba empezando a caer, en ese momento me arrepentí de no ponerme unos jeans. Raquel se encontraba dentro del auto de su madre. Me saludó con la mano mientras yo caminaba hacia la puerta del copiloto.

 

-Te ves linda, me gusta el vestido, es muy sencillo -. Dijo mientras metía marchas y salíamos hacia la carretera.

-Si, por eso me gustó. Tu te ves increíble, al fin veo un color que no es negro cubriendo tu cuerpo -. Dije para molestarla.

-Mi madre me lo regaló, así que tenía que usarlo, aunque no se ve tan mal -. Señaló lo que andaba puesto que consistía en un Jean de tela suave color café.

-Pondré música, encontré un Playlist perfecto para la ocasión -. Dije mientras conectaba mi celular a la radio del carro.

 

All night de Lauren Jauregui empezó a sonar dentro del auto, no aguantamos y empezamos a cantar las canciones.

 

Pronto dejamos de ver el bosque. Los locales y demás casas entraron en nuestro campo de visión. Siempre me gustó ver las ciudades de noche, el ambiente cambiaba totalmente y podías ver todas las cosas buenas y malas de la vida en cada persona que caminaba por las calles.

 

Decidimos ir a cenar algo antes de empezar la diversión.

Un pequeño restaurante italiano fue nuestra elección. Era imposible salir y no ir a por una buena pasta italiana.

 

Salimos del auto y nos encaminamos a la entrada del restaurante, pude leer en el letrero grande que se llamaba Luigi's. Tenía una decoración entre clásico y contemporáneo, tenía cuadros con pinturas de paisajes en todas las paredes y sin orden alguno, lo que llamó mucho mi atención.

 

-Venga, vamos a la mesa del fondo, tiene buena vista -. Dijo Raquel dirigiéndose a una mesa para dos personas que tenía vista a la parte este de la ciudad.

Luego de unos minutos un mesero llegó a pedir la orden, ambas escogimos pasta, y bebidas naturales.

La estábamos pasando muy bien, el salir con Raquel me estaba ayudando a distraerme un poco.

 

-¿Que pasó con Ian?, no volviste a hablar de él -. Le pregunté, Ian era un chico con el que Raquel estaba saliendo, pero él no es de la ciudad.

-Nosotros lo dejamos, se estaba complicando verlo y yo me estaba volviendo una de esa chicas celosas que tanto detesto, así que decidimos seguir por aparte -. De pronto su rostro se puso un poco triste.

-Te entiendo, no he pasado por eso pero me imagino que ha sido difícil para ti.

-Me a ayudado salir contigo y con los chicos, creo que ya lo estoy superando -. Dijo colocando una sonrisa en su rostro.

 

-Sabes que cuentas con nosotros. Oye y por cierto........¿ Que con Aldo? -. Le sonreí levantando mis cejas varias veces seguidas. Yo seguía pensando que algo estaba sucediendo entre ellos.

-¡Pero qué dices! No sucede nada, el es demasiado insoportable. 

-Oh ingenua Raquel-. Rodé los ojos. -No es un secreto para todos que le gustas a Aldo, un día platicando con Simon me dijo que él también lo había notado. 

-Aldo es lindo, sí. Pero no lo sé, no creo. Y aparte, siempre está discutiendo todo lo que digo. 

 

-Pues, quizá esa es la forma de tratar de llamar tu atención, ya sabes que los chicos son un poco extraños en ese tema-. Tomé el tenedor y pinché un poco de pasta, él último que quedaba en el plato. Le di una mirada de tristeza al tenedor antes de llevarlo hacia mi boca. 

 

-Le pondré más atención. Pero eso no quiere decir que quiera salir con él, no empieces a emparejarme con él -. Dijo apuntandome con su vaso de agua. 

 

Terminamos de cenar y salimos del restaurante, caminamos un par de cuadras hasta llegar al bar Místico.

El carro lo dejamos cerca del restaurante donde estábamos por que había pocos espacios de estacionamiento. 

 

El lugar estaba lleno de gente, la mayoría eran jóvenes entre 18 y 35 años. 

Seguimos por la acera hasta llegar a la entrada. Por fuera estaba pintado de color negro y tenía unas cuantas obras de arte, lo digo por que eran pinturas de graffiti muy buenas. 

 

Pasamos la fila hasta estar totalmente dentro del lugar, la música se escuchaba a un tono muy alto, tendría que gritar al oído de Raquel para que me pueda escuchar. 

 

El lugar estaba dividido en tres secciones y cada una tenía un color diferente de luz entre rojo, azul y verde. 

 

Caminamos hacia la habitación color azul, habían algunos chicos que conocíamos, los cuales saludamos. 

 

Seguimos nuestro camino hacia la barra de bebidas.

Yo era mayor de edad, pero Raquel aún no. 

 

Aunque no había problema con eso, una vez estando adentro poco interés le ponían a una identificación. 

Me acerqué a la chica que estaba sirviendo los tragos y le pedí dos bebidas.

 

Mientras yo estaba pasándola bien con Raquel, alguien más en el lugar estaba mirándome, pero yo no lo estaba percibiendo 




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